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domingo, 25 de mayo de 2025

ELS VILARS D´ARBECA

 

El cielo nos obsequió con esta imagen.


Existe una evolución de las preferencias a lo largo de la vida que no necesariamente significa cambio. Hay intereses que se mantienen a través del tiempo y cuya realización, al no poder ejercerla, la proyectas en los demás, quienes, sin ellos saberlo, suplen esa carencia "espiritual" que estimula la supervivencia.

Esto es lo que me ha sucedido con la Arqueología como hija y heredera de la Historia. Por eso cuando tengo ocasión intento visitar los lugares donde el hombre a través de su paso por la tierra ha dejado una impronta petrificada en piedra o diferentes materias para que no perdamos el contacto con la labor de las generaciones que nos han legado siglos de historia.


Carmen Masip, María José y José Pedro Añez, autor del artículo (el soporte fotográfico de todo el documental, es obra de Francisco Nadal -marido de Carmen Masip-).

La Arqueología como el Arte o la Historia no es una prioridad para nadie, pero es vital sin cuya existencia la vida, para muchos de nosotros, carecería de color. 
Vivir ignorando las ramas del conocimiento científico y/o artístico, nos haría sentir más débiles en ciertos momentos o ante los demás.


Vista de una de las entradas a la fortaleza de Villares de Arbeca
 
La Creación (ya sea divina o humana) de la Tierra y su riqueza material e inmaterial es lo que nos fortalece para afrontar, a menudo, el avatar de la existencia y otorga a esta un significado a una parcela del conocimiento que tenemos de las cosas; porque indagando en el pasado histórico podemos encontrar un entusiasmo que el presente, a menudo, niega.

La Fortaleza de los Villares de Arbeca, fundada por los ilergetes: tribu perteneciente al grupo cultural de los campos de urnas, alrededor del 775 a.C. durante la primera Edad del Hierro, fue ocupada durante 400 años hasta finales del s. IV a.C. Tiene unas murallas de 5 mts. de grosor. 

Aunque fue descubierta en 1974, no sería hasta 1985 cuando comenzaron las primeras excavaciones arqueológicas, descubriendo la muralla para, después, realizar labores de consolidación en 1986.


La planta de la fortaleza de forma ovalada, está formada por construcciones y viviendas que se organizan en torno a una cisterna central de agua, rodeada por una muralla de 173 mts. de largo, cinco mts. de altura y otros cinco de grosor con doce torres semicirculares, y una barrera de piedras puntiagudas (Chevaux de frise) clavadas en el suelo para impedir el paso a caballo, dificultando el ataque de la caballería y obligar a los jinetes a desmontar y luchar a pie.


Dibujo de uno de los sistemas defensivos denominado campo frisio.


La curiosidad humana carece de límites. Yo como miembro integrante de dicha humanidad, tengo tal interés por lo desconocido que me lleva a descubrir lo que pueda serme útil... por higiene mental. 
Existe algo de orgullo personal por conocer lo que otros ignoran sean constelaciones familiares o quizá cierta inclinación hacia algo concreto y limitado puesto que, es imposible abarcarlo todo por una innata dificultad personal de nuestra humana condición.
Me satisface y enorgullece ver como hay personas empeñadas en exhumar los restos del pasado histórico sepultado por el tiempo. Es un bálsamo para la memoria.

***

La visita turística realizada el día 18/V/2012 al dicho poblado ibérico en la provincia de Lleida, la fortaleció un guía con los comentarios que nos dio sobre la Fortaleza.


Con una superficie interior de unos 2.200 metros cuadrados, podía albergar aproximadamente a unas cien personas, que dependían de la ganadería y el cultivo de grano. Hoy día, sería como un pueblecito clasificado por Josep Pla que "da la justa medida de lo humano" y la desaparición secular de sus habitantes evoca, de cierta manera; la paz de los cementerios.


La línea sinuosa de cemento indica el lugar de un segundo foso defensivo.

Mientras las abejas de miel aterrizaban sobre unos romeros en flor, iniciamos el recorrido por la fortaleza de los Ilergetas cuya cultura histórica es la más antigua de la península Ibérica.

Al fondo se observa la caseta para guardar las herramientas del equipo de arqueólogos y ante ella la valla protectora del recinto.

***

En la extensa llanura de la vega ilerdense, planicie bautizada por los lugareños como terra ferma. Una ubérrima hacienda que campa regada por ríos y canales que descienden del Pirineo. 
La supervivencia del pueblo dependía de una economía de subsistencia, del comercio y los intercambios con otras culturas como griegos y fenicios.
En el territorio se construyó la fortaleza concebida como una expresión arquitectónica y militar al servicio de un caudillo, defendida por varios fosos.
No hay pruebas de que la fortaleza haya sido nunca atacada, sino que simplemente se abandonó hacia el año 325 a.C. sin que sepamos la causa.

Cimientos de viviendas rectangulares que corresponde a una etapa más avanzada.

Existe una pequeña o gran diferencia entre ver y mirar. Ver es abrir los ojos y dejar que entre una imagen en nuestra retina; mirar es captar algo, detenerse, fijarse en lo que se observa con atención y minuciosidad. 
Sin embargo, a veces, la imaginación hace más descubrimientos que los ojos y además como decía Luis Buñuel: ésta nunca delinque. Bien pues, visitando el área arqueológica se concentraron los dones que Dios nos ha otorgado -la mirada unida a la imaginación-.
Quiero comentar sobre lo que mi memoria (menos generosa que antes) ha retenido y no se halla escrito en los informes repartidos por todo el recinto, sino viéndolos a través del estupendo reportaje fotográfico que nos ha regalado nuestro amigo y compañero de bachillerato de Román Torroja, Francisco Nadal, como soporte gráfico de este artículo.

Vista del exterior de la fortaleza, donde se aprecian la doble muralla.

La excursión de un día se realizó en dos autocares que partieron de Lleida, ocupados de personas ávidas de conocimiento y amantes de su tierra y su cultura sin clasificarlos de nacionalistas, distinto del término catalanista.  
Einstein decía que: "El nacionalismo es una enfermedad infantil del ser humano" Nuestros amigos y acompañantes, Carmen Masip Francisco Nadal, inmunes a dicha "enfermedad".

                                                                                   ***
El día era apacible; una ligera brisa refrescaba el ambiente sombreado por unas nubes que suplían a la plantación de unos incipientes árboles realizada desde la recuperación del recinto en 1985, sin las cuales el calor de esta época del año hubiera resultado agobiante.
Los grupos nos dividimos en dos para seguir los comentarios dados por los   historiadores de la Universitat de Lleida.            
La foto muestra la mitad del gran pozo central abastecedor de agua potable y las pequeñas viviendas de la primera etapa, así como una de las principales calles empedradas.

El arqueólogo, comenzó explicando sobre la época de la construcción, y un sistema defensivo algo desmesurado para el pequeño número de habitantes que habitaban. 
A partir de los setenta hubo que expropiar a los campesinos para hacer las excavaciones. Un colega mostró los restos de cerámica en una congreso celebrado en Tarragona, demostrando que el yacimiento era más antiguo de lo que al principio se pensaba (la cercanía de una villa romana había confundido a los historiadores).
Entonces se iniciaron varias campañas de excavación. Siendo declarado por la Generalitat: "Bien cultural de Interés Nacional" en la categoría de zona arqueológica.

                Grupo de viviendas adosadas a la muralla

En el interior del poblado pudimos ver casas construidas sobre zócalos de piedras y paredes de adobes rebozadas de barro que originalmente estaban cubiertas por cañas y arcilla para impermeabilizarlas. 
Estas viviendas se utilizaban prácticamente como un refugio para dormir, celebrar los ritos o trabajar la forja. La mayor parte del día la población trabajaba en el campo.  
Nos sorprendió unos enterramientos de recién nacidos separados de los animales o fetos de caballos bajo el pavimento de alguna de las viviendas. 

Pavimento de piedras de la calle principal.

El poblado fue abandonado por causas que aún se ignoran. No hay restos que atestigüen que fuera destruido ni incendiado por enemigos, hecho que motiva no hallar apenas utensilios, exceptuando algunos trozos de cerámica o metal arrojados al pozo central utilizado como basurero.
                                               


Vista de la muralla desde el interior. A la derecha área sin excavar.




           Una puerta de entrada al recinto.


Otra vista de la doble muralla de defensa.



Reconstrucción del aspecto original de la fortaleza de Villares de Arbeca. 




Recientemente, han hallado restos de aceitunas del siglo IV a.C.  lo que demuestra que el olivo fue introducido por los íberos en la zona y no fueron los romanos como hasta entonces se creía.

En 2011 se valló el recinto para visitarlo mediante una rampa de acceso, pasarelas y un mirador siendo de declarado BIC declarado por el Estado (a nivel de comunidad autónoma), en 1988 por la Generalidad de Cataluña.



                                              FIN



Publicado  por  en la web: lavegueta.blogspot.com

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