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jueves, 28 de febrero de 2013

LOLA DÍAZ Y ANTONIO EL DE ROSENDO (PARTE PRIMERA)




Pienso que Benínar no hubiera sido el mismo sin la familia de Lola Díaz y Antonio el de Rosendo, personas maravillosas que saben hacer sentirse bien a todo el mundo;  por eso les doy las gracias por ser tan especiales en nuestras vidas y les digo que para mí valen mucho. Estoy seguro de que cuentan con todo el cariño de nuestro pueblo y de su gente.
¡Vaya personas agradables!.

 La casa

Era una casa que hacía esquina de las más bonitas del pueblo, con dos plantas y con dos zonas bien diferenciadas: a la izquierda la parte antigua por donde se entraba a una cocina y a la cuadra. Allí estaba la puerta de siempre, de una sola hoja y con un tranco hecho de cemento. Cuando se abría Lola tenía colocada una cortina de tela de color naranja oscura. A la parte más moderna se accedía por una puerta de dos hojas muy hermosa, con un pomo de hierro, para tirar, encima del ojo de la cerradura.

En la fachada que daba a la plaza había un balcón enorme sobre la puerta principal, que era de obra con una barandilla, y a ambos lados, ventanas. Tanto el balcón como las dos ventanas tenían las puertas de cierre de madera y cristales, con persianas enrollables por fuera de color verde. Una ventana con reja estaba situada en la planta baja a la derecha y una ventanilla, arriba, en la otra fachada que daba a la calle de la Plaza.

La casa, blanquísima, tenía adornos (como unos sobremarcos y las molduras del balcón) pintados en gris. El zócalo era granulado, con chino de arena, y como del color del cemento. Las puertas y ventanas eran de marrón claro tirando a calabaza.

Me llamó la atención ver un día dos cañas muy largas, gruesas y derechicas metidas en una anilla de la fachada que había junto a la puerta pequeña, y es que era el tiempo de la almendra y Antonio las ponía allí cuando venía de avarear. Igualmente recuerdo que siempre había una silla, de las de enredo, pegada a la fachada de Teresa, donde se sentaba Rosendo.

Los artífices de esta casa tan arreglada fueron el matrimonio Antonio y Lola. Quiero decir que no intervino nadie de fuera para la obra ni para pintarla.

 

Lola Díaz

Es una mujer que te recibirá siempre con una sonrisa y nada más verla te das cuenta que es una persona sencilla, llena de bondad y pura amabilidad. En Benínar se interesaba por los demás aunque estuviera trabajando, con delantal y su pañuelo de “roete” puesto de aquella forma con las puntas atadas por encima de la frente, unas veces blanqueaba, otras hacía de matancera...

Vivía en un rincón precioso de la Plaza y había unas fechas del año en que acudíamos a su casa juntos con nuestra madre, ¿recordáis para qué?.

Me remonto a mi infancia, a finales del mes de la feria (se conocía así a octubre, por celebrarse la Feria de Ugíjar el doce de este mes), cuando se sembraban las habas y comenzaban otras labores del campo de cara al invierno. Por la noche refrescaba el tiempo pero no puedo olvidar lo agradable que era caminar por aquellas calles vacías pero llenas de luz, bajo una luna radiante que lucía en el cielo y un olor al humo de las chimeneas que impregnaba el ambiente. Entonces venía el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, que era una festividad dedicada a los que después de muertos, ya habían alcanzado el cielo; mientras que el día 2, Día de los Difuntos, se celebraban misas y se rezaba por las almas del purgatorio.

Sin embargo, para los niños la fiesta tenía un significado especial por coincidir con la llegada de las castañas a Benínar y nuestras madres nos llevaban a primera hora de la noche a esta casa de la plaza, que era la de Lola Díaz. Entrábamos por la puerta más pequeña, la más pegada a la fachada de Teresa, y era un espectáculo ver como a la izquierda, donde había una cocina, tropezarnos con una auténtica montaña de castañas hecha en el suelo, que casi nos superaba en altura. Mientras nuestra madre saludaba a Lola y a su tía María, nos mostrábamos inquietos deseando probarlas. Nos despachaban un cuartillo o medio celemín en un cenacho, porque no se vendían por peso, y nada más salir a la calle nos tenían que dar una, que pelábamos quitándole la cáscara exterior y el pellejo de dentro con la uña. Las que estaban ya oreadas se pelaban muy fácil, pero todas estaban ricas.


A parte de comerlas crudas o cocidas en una holla con poca agua, etc. como más nos gustaban eran asadas. Por eso en todas las casas de Benínar preparaban para ello una sartén vieja, agujereada, haciéndole en la base múltiples orificios con un clavo gordo y un martillo. Estaban muy buenas porque se ponían al fuego de leña y, cuando tomaban un color tostado y parte de la cáscara se carbonizaba, se apartaban. Aguantaban mucho el calor y, como no podíamos esperar, las cogíamos para pelarlas soplándoles, cambiándolas de una mano a otra para no quemarnos.

También asábamos castañas mientras nos calentábamos en la chimenea en el invierno, poniéndolas entre las ascuas; eso si, siempre para asar castañas hay que hacerle una pequeña raja con el cuchillo en la piel, para que no den una sonora explosión. Es como hacerle una válvula de escape al aire que se dilata dentro de la cáscara al calentarse. A veces, cuando menos lo esperábamos, explosionaban porque la raja no era suficiente, saltando por el aire todas las ascuas y ceniza de alrededor, lo que a nosotros resultaba lo más de divertido. Pero había que tener cuidado, porque yo por ejemplo probé a asar castañas una vez en una pequeño horno, de los que tienen dentro una resistencia eléctrica, y a los pocos segundos dio un estallido, que la puerta se abrió tan violentamente que me llevé un susto tremendo, a pesar de haberle hecho la rajilla a cada una.

En nuestra vega no se criaban las castañas porque el árbol es más propio del clima frío de la sierra y a Lola Días se las traía su tío, que venía con la carga en un mulo desde el pueblo de Válor. Este tío ha sido siempre un hombre muy amante de Benínar y quizás no se haya perdido una fiesta de San Roque nunca.

Lo anterior de las castañas es una anécdota, pero Lola Díaz es todo una historia. Yo siempre la sigo viendo igual que cuando estaba en el pueblo, en su puerta con mucha gente como su tía María, el abuelo Rosendo, Teresa y Pajé, Barbarica, Encarnación Baños, Frasquito el de Sebastiana, Esteban, Frasquito Díaz, Adelaida, Carlota, Encarnación Díaz, Antoñica la de Ramón, Enrique, Juan el de Juanantonio.. y cuantos otros(as).

(ESTA HISTORIA CONTINÚA)

Manuel Maldonado, Febrero de 2013

8 comentarios:

  1. Un merecido homenaje el que Manuel dedica a Lola y Antonio, por ser de la manera que son y siempre han sido. Todavía, en Berja, Lola está pendiente de los paisanos más necesitados y les ayuda en todo lo que puede.

    Manuel, me has hecho recordar los "besos crujíos" que nos daban cuando volvíamos del seminario tu abuela Frasquita (la de Paco), Barbarica y María (la tía de Lola Diaz).

    Pido a Dios, que este matrimonio disfrute durante muchos años de su hija y nietos.

    Lo describes todo estupendamente. Espero la segunda parte.

    Un abrazo para vosotros, y un beso para tu madre.

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    1. Hola Juan:
      Lo que dices de Lola y Antonio es verdad. Nosotros los queremos mucho y hablamos de ellos con frecuencia. Mi madre ahora mismo está comentando que se acuerda de la madre de Lola Díaz, que "era una morenilla" como el hermano Paco el de Válor(el que traía las castañas a Benínar),y que ella la visitaba cuando se encontraba enferma.
      Un abrazo,
      Manuel

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  2. Todos queremos a Lola y Antonio. Su amabilidad y esa sonrisa perpetua en sus labios son merecedoras de nuestro cariño y agradecimiento. Hace poco celebraron sus bodas de oro, mi enhorabuena de nuevo y gracias por estar y haber estado siempre ahí, con nosotros y en nuestros corazones.

    Saludos Benínar.

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  3. Buenas tardes Manuel

    Me llamo Marisol y soy la nieta de vuestros/mis queridísimos Lola y Antonio. Hija de Antonio y María.

    El motivo de mi comentario es que hace un par de días recibí una llamada de mi abuela, muy emocionada, diciéndome que tenía el teléfono colapsado de alabanzas hacia el blog y en concreto a esta entrada.

    Como intuiréis mis abuelos no disponen de ordenador, conexión a Internet...y para qué engañarnos, si lo tuvieran al lado no sabrían darle uso alguno...jajaja.
    Por esto, al llamar mi abuela, le leí tu entrada y entre tanto bonito recuerdo le hiciste pasar un gran momento e incluso puedo decir, que creí haber escuchado un par de suspiros llenos de preciosa añoranza.

    No puedo nada más, que dar las gracias en su nombre por tan amables palabras hacia mis abuelos.
    Agradecer en calidad de nieta, el tiempo que has dedicado a redactar este homenaje a toda la amabilidad, alegría y buen hacer al que se han dedicado toda la vida, pues es cierto que soy su nieta, y que no puedo ser del todo objetiva, pero todo el que haya convivido mínimamente con ellos me dará la razón cuando digo que no hay cabida para un atisbo de maldad en ninguno de los actos de mis abuelos, solo han sabido hacer las cosas con cariño y con todo el corazón aún no habiéndole dado la vida la prosperidad de la que debían gozar todas las buenas personas.
    Siempre estarán ahí para "su gente" (como ella se refiere a los benineros)y siempre tendrá mi abuela una sonrisa y mi abuelo alguna broma para todos vosotros.

    Me despido ni sin dar las gracias una última vez y desear que sigáis tan unidos como puedo ver, pues aunque es realmente difícil mantener una unión pasados los años, vosotros lo habéis conseguido.

    Pd: Mi abuela apunta un agradecimiento más a Paco de Ramón, Francisco Félix y Juan Gutierrez(Juan el de Constanza como dice ella =)a todos los benineros y por supuesto a tí Manuel.

    Pd2: Me ha hecho muchísima gracia la anécdota de la explosión de las castañas, todos los días se aprende algo nuevo, prometo tener cuidado si algún día decido asar unas cuantas! Jajajaja.

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    1. Hola Marisol:
      Gracias por lo que me cuentas de tus abuelos, como ves todos los benineros no podemos hablar nada más que cosas buenas de los mismos. ¿Sabes que te expresas muy bien escribiendo y que leyendo tus palabras me has recordado cosas y forma de ser de tu padre y también de tus abuelos?.
      En los próximos días pondremos más historias de cuando vivían en el pueblo.
      Os mando un beso de parte mía y de mi familia.
      Manuel Maldonado

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    2. Personalmente como primo de Lola Díaz Campoy, quiero agradecer el reconocimiento que Manuel Maldonado, hace del matrimonio de Antonio y Lola. Yo he compartido de esa bondad que a lo largo de sus vidas vienen repartido, también tengo muy buenos recuerdo de esa casa que existía en aquel rico de la plaza que se ve en la foto, con la tita María en la puerta.
      Marisol que contentos están tu abuelos de tener unas nietas como vosotras , esta noche hablando con ella, me dice primo te iba a llamar para decirte que en plaza de Benínar hablan de mi, y como tú dices la emoción se le notaba, igual que cuando me cuenta cómo van sus nietas, nieto, y sobre tú, sigue queriéndoles a los dos y que duren muchos años repartiendo cariño y ayuda.
      Un abrazo
      Juan Campoy

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  4. Hola Marisol, como tenemos un blog tan activo, es posible que Manuel no lea tu comentario. Yo, esta mañana lo he hecho porque tengo al nieto con fiebre y he madrugado para quedarme con él. Por consiguiente, más tiempo para "abusar" del ordenador de mi hija.

    Todos sabemos como te quieren tus abuelos y lo mucho que significas para ellos; me alegro al ver que son correspondidos por tu parte y demás nietos.

    Que es un gozo ver lo bien que te explicas. Que cuando quieras saber más cosas de Benínar, entres en el blog donde los más mayores contamos nuestras "batallitas" y que sigas queriendo siempre a toda tu familia.

    Con el recuerdo de tu padre al que conocí de niño, os mando un beso a tí y a tu madre.

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  5. Tengo el gusto de expresar lo que siento ante el reconocimiento a toda la vida de "Lola Díaz y Antonio El De Rosendo".Escribiendo estas líneas, no sé muy bien como empezar pero estoy convencida que serán unas palabras cargadas de gratificación, y cómo no,de admiración hacia ellos.
    En primer lugar, quiero dar las gracias especialmente a Manuel Maldonado, por proporcionar luz y forma a este homenaje,tampoco me puedo olvidar de mis paisanos Juan Gutiérrez("Juan de Constanza")y Paco Ramón por sus numerosas muestras de cariño.Gracias a ustedes ha quedado plasmada la vida de mis padres en su adorado pueblo de Benínar.Manuel, como todo un verdadero profesional ha narrado vivencias, costumbres, anécdotas, en definitiva, el modo de vida de Lola y Antonio.Han aflorado en mí muchos sentimientos y recuerdos de aquellos años inolvidalbles que pasé en este pueblo, al que siempre llevo en el corazón.¡Qué años aquellos!

    Por otro lado, no quiero acabar mi comentario sin antes manifestar el orgullo que siento como hija de tener como padres a estas magníficas personas.Me siento afortunada de que ellos me hayan dado la vida, ya que, han sido y siguen siendo para mí, un ejemplo a seguir y un espejo en el cual mirarme siempre.La generosidad y el cariño con los demás son unos valores que he conocido también gracias a ellos.Ese afán de superación día a día y constancia en la vida le han ayudado para seguir un camino en el cual, no sólo han pasado buenos momentos sino también algunos más díficiles. Pero ahí han estado ellos siempre.
    Por último, voy a reiterar el profundo agradecimiento a todos aquellos que han aportado su granito de arena para llevar esta idea a cabo.Como bien empezaba esta historia en el blog, pienso que Lola Díaz y Antonio Sánchez El De Rosendo tampoco hubieran sido los mismos sin sus paisanos,sus queridos benineros y su pueblo, Benínar.
    Me despido con un fuerte abrazo.
    Encarna Mari Sánchez Díaz ( Hija de Lola y Antonio)

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