Un abrumador y silencioso diálogo
"El cementerio,
donde reina el eterno y misterioso sueño,
de todo un pueblo que descansa"
(Santiago Rusiñol...desde París, 1890)
Capa de cemento que en la actualidad cubre el antiguo cementerio de Benínar.
*
Cuenta la leyenda, que en el principio de los tiempos todo era oscuridad. El mundo de las ideas creó la existencia de los dioses. La luz surgió por la arrogancia de los todopoderosos ídolos; de su prepotente soberbia.
Estos, en su visión delirante quisieron iluminar la rudeza del animal y de todos los seres que en la tierra habitaban. Los individuos incapaces de comprender las razones de aquel impulso aceptaron su destino.
Pero, al despertar de la realidad que les rodeaban no ofrecieron resistencia soportando con resignación su natural sumisión y bloqueados por la ignorancia, puesto que la simplicidad del animal no puede comprender la complejidad del mundo; del mundo creado sin su participación.
Los dioses, que no podían mostrar su poder entre tinieblas, crean la luz e inventan los astros.
Después de mil y un debate, en el reino del Olimpo, fundieron en un crisol el relámpago y el rayo. Lo montaron en cuadriga de oro tirada por fogosos corceles que guiaba un palafrenero ciego. De nombre lo llamaron Helios: el sol. Y así fue entronizado. Mas no quisieron verle sólo y, deciden poner fin al inicial aislamiento.
De un lunar argentado que al sol le fue extirpado, fundieron la blanca luna que de nombre Selene llamaron. Ella alentaba la pasión de Helios cuando... recatada y pudorosa, trasnochaba satisfecha.
Selene era pícara de gran astucia y resuelta seducción. Montaba en un carro de plata tirado por cuatro caballos albos. Envuelta en un manto de estrellas y con una antorcha alumbraba un río de estaño las noches que las nubes no impedían su visión.
Mientras, Helios, se retaba y esperaba un día darle alcance pero... inexperto cazador que siempre mira adelante, deslumbrado con luz propia, ignoraba que el refugio de la presa va detrás del que la persigue.
Los dioses, satisfechos, también crearon al hombre dotándole de moral para la conquista del espacio otorgado. Mas, una amarga virtud enturbió la Creación: el hombre era mortal y desprestigia todo aquello que puede conquistar.
Y a la creación, siguió un día y a este otro día. Y a los días siguieron años y a éstos siglos, millones de siglos.
Helios, viejo y cansado de la infructuosa persecución, decide tomar un descanso en su recorrido orbital para contemplar su imagen en el verde espejo de estaño enmarcado por montañas de un grisáceo perfil.
De repente, percibe un murmullo de voces que surgen entre las grietas de una cuarteada losa, que el tiempo había descubierto con morboso interés.
Mientras, Helios, con su enorme masa áurea se mira en un embalse, que los racionales construyeron, abatido y triste por no impedir el desenlace. Extiende mil rayos inflados para alumbrar un oscuro rincón de ese desconocido mundo y, entonces... todo estalla en fantasmas dialogantes.
Voces secretas liberadas, susurros y lamentos, náufragos a la deriva como restos de un silencio, sin puerto donde atracar. Voces que penetran en la carne de los vivos provocando en su interior delirios y calentura. Vivos, que son los muertos que aún no han entrado en funciones.
Y he aquí, lo que Helios escuchó, en la tierra de los muertos:
(mujer)
--"¡Oh!, ¡Qué es esta luz que nos penetra por las grietas de esta pesada plancha! ¿Será que el viento y la lluvia han quebrado la cimentada losa que un día, como lacre, sellaron en honor de los difuntos?
--Los vivientes siempre ignoran que a los muertos nos da igual que nos sepulten, lo hacen por su vanidad. ¿Tendrá algo que ver cemento con cementerio?
--¿Por qué a nosotros nos quieren tapar con una lápida gris si nosotros no podemos regresar, y el légamo devora a cuantos residimos en él? Espero que el monolito que nos quieren colocar no caiga sobre mi espalda, pues mis huesos son ya viejos y se pueden quebrar.
--Siento añoranza del color verde del valle. Además, este siglo el verde se ha puesto de moda, antaño tuvo otro sentido menos bucólico, más terrenal. Recordad sino a los jóvenes inmaduros, a los viejos y estudiantes verdes; los billetes verdes... tan solo hubo un paréntesis: cuando Lorca elevó el color con su poesía gitana. Sin embargo en la actualidad lo verde es signo de dicha y progreso: Brotes verdes que surgen en la economía, los Verdes -ecologistas-
--Prefiero a los cipreses que elevan las plegarias o los sauces temblorosos que lloran la desventura. Álamos que despiden con las hojas al menor signo del viento, plantas aromáticas de la sierra milenaria. No me gusta la señal que nos quieren implantar como un distintivo tan... tan poco habitual.
--¿Qué me dices tú, filósofo? ¿Te encuentras bien?(filósofo)
--No muy bien. Porque huelo a silencio. Siempre me sentí apartado del mundo. Hasta el presente, no me había sentido tan arraigado en él. Tal vez sea por este amor a la tierra que no me puedo desprender.
--Los mortales, demarcaron un territorio para indicar nuestro lecho de descanso, después de haber profanado el sagrado camposanto. Así señalaron un recuerdo breve de la memoria que siempre termina donde comienza la historia; la historia de nuestro paso por el Edén prometido. Somos los accidentes de la Creación.
--Curaba yo mis heridas contemplando cómo era la vida; era la felicidad. La sólida felicidad que genera una virtud mayor: la sabiduría. Mientras la líquida alegría, rápida se disolvió.
Sin embargo mantuve mi lucha entre dos titanes: el conocimiento y la tentación del mundo. Esa fue mi gran tragedia una disputa entre la razón y el alma que sólo se extingue cuando el dolor llama a la puerta y no le impido la entrada.
--La filosofía nos prepara y allana el camino hacia la muerte, la religión, a menudo, espanta, a pesar de tener dos componentes fundamentales: poesía y gnosis y estar dotada de dos misteriosas palabras: pecado y caridad. Quizá fue los transmisores que no lo supieron enseñar.
¿Pero... estamos muertos?
(Cascarrabias)
--No, no. Esto es sólo el principio. La vida no fue placentera, a veces me dolía como una condena.
--Sí, sí, mucha filosofía sin embargo siempre fue la señora especulación que nos dio la estocada. Ni siquiera, ahora, nos dejan descansar ¿tendrán miedo que podamos reclamar entre el gentío del viento?
--Ya en vida nos separaron de la tierra que nutrió nuestro cuerpo, ordenándonos en el cambio, como unos archiveros nos pusieron en celdillas, blanqueadas con cal viva para el deleite del sol mientras, el campo vacío quedó en una España tan... desolada.
--Ya sé, ya sé, que el lugar se consagra y se tapia con sórdidas paredes que, del mundo de los vivos nos separa y configuran un recinto sagrado pero... podrían bendecir esta tierra abonada, siempre que una cruz la presida el lugar se santifica.
--Mi cuerpo es ya una sombra que carece de deseos. Soy una esencia sin forma, un alma sin conciencia, soy... nada. Yo votaría por las sepulturas romanas que orillaban los caminos que partían de la ciudad para sentir el sonido de pisadas mientras el caminante caminaba.
--Me incomoda el silencio de esta morada. Prefiero el murmullo de la brisa y el ganado cuando bala. Gozo con el asfixiante abrazo de las raíces que extiende los rizomas, y sedado con los árboles altivos que reclaman, en silencio, un lugar en el espacio.
--¿No te parece agricultor?(labrador)
--Palabras, palabras, siempre oigo lo mismo. Qué sabéis vosotros de infierno y paraíso, si la desbordada retórica del algún seudoabogadillo no cesa de explicar con insistentes mensajes. Yo sí puedo hablar de ello. Yo conocí el infierno.
--Siete hijos engendré y sólo tres me vivieron. Dos partieron para el cielo; fueron ángeles del paraíso, no soldados en esta tierra. Dos más se llevó la guerra ¿sabes tú su paradero? Me hubiese gustado plantar rosas de la Molineta en los sepulcros de tierra para ser el jardinero que riega su hogar.
--El purgatorio viví, siempre pendiente del tiempo: lluvia, sol, granizo e insectos que lapidan mi cosecha. Varios intermediarios y amos que robaron el trabajo y sus días. Moscas impertinentes, musas de algún poeta, sorbedoras del sudor que resbala por mi frente, mientras, en la era trillaba, como un penitente, este infeliz labrador.
--También conocí a Gloria, así se llamaba ella. Viví la felicidad cuando rozaba su cuerpo. Cuando el barro de la acequia la Vega, cubría mis pies calzados con abarcas de goma y cuero que yo mismo fabriqué.
--Gozaba con el olor de las bestias al quitarles el aparejo, después de un laborioso día. Cuando el canto del gallo, que al alba me despertaba, para remontar el río hacia la feria de Ugíjar de Granada, mientras los arrieros cantaban
--No sé si fue un sueño y hoy me he despertado; o bien estaba muerto y he resucitado, pues ya no siento el dolor, ni tampoco pienso en ello pero... ¿pensarán de este modo los que aquí han de venir? ¿Qué dices tú, poeta?
(poeta)
--Entiendo tu malestar, mi amado labrador. Pero te quiero demostrar que la poesía es muy necesaria. Adquiere mayor importancia cuanto más separada está del lenguaje coloquial. Escucha esto que escribió un autor que desconozco:
"Acércate noche oscura,
Aleja de mi el dolor...
Y de nuevo en mi interior,
Haz que me sienta segura;
Tráeme aquella dicha pura,
Devuélveme aquel calor...
Que un día me dio el amor,
Acércate noche oscura..."
--El pueblo, a veces, no entiende y tampoco acepta que el poeta quiere expresar, con su lengua peculiar y eleve la palabra hasta un plano celestial donde adquiere el misticismo en un áurea dorada.
--El poeta prende en su piel el broche de la palabra que ilumina con luz propia el camino de la tragedia humana. Es el cirujano que extirpa la tensión que atormenta el alma. No deja de escribir versos por poco que estos valgan; hay hombres que valen menos y sus mujeres los alaban.
--El poeta rebelde inventa a los dioses con la palabra; el filósofo los justifica con la esperanza. El poeta no es violento, son sus versos airados que defienden al más débil. Con la vista capta la belleza, con la voz nos la describe ¡Cómo nos la transmite, si es tan sutil como el aire de la sierra que circula por el valle! Se añora, se percibe y se desea y, ya no se puede olvidar.
--El poeta tiende la mano para conducirnos más allá del horizonte, más allá de la vida, más allá de la muerte. Por eso la necesitamos. Y aunque yo esté muerto mi poesía sigue viva. ¿Tú, que piensas forastero?
(forastero )
--Yo puedo hablar con libertad, pues no nací en este lugar. Era un bastardo del mundo. Aquí vine a morir. El destino me trajo y no me rebelé. Aquí me quedé, aquí morí.
--Milité en la anarquía -un comunismo poético- alejado de la religión que divide entre buenos y malos, y también de la política que encasilla entre amigos y enemigos.
--La voz nunca pierde eco; resuena por los montes como el grito del águila; permanece eternamente. Algún día inventarán una máquina que recupere las palabras de los sabios para no tergiversar lo que ellos enseñaron y algunos aprendimos.
--Fui de todas las partes y de ninguna. Mi patria no tiene nombre. No tiene raíz ni copa. El odio y la pasión fue una constante en mi vida. La maldad estaba en la mirada más que en lo contemplado. Admirador de lo bello, pues la belleza, es para mí un acuerdo entre el contenido y su forma. Adoraba el dolce far niente.
--Nadie me ha llorado y a nada y a nadie añoro. La Vida y la Muerte han sido compinches, ambos danzan el mismo compás, disfrutaron con la música de nuestra inventiva personal.
--Las generaciones germinarán y caerán como se desprenden de los árboles las hojas en el otoño. Qué me importan si las mías no cayeron junto al tronco que brotaron. Fui un ciudadano de la naturaleza, aunque ésta, me dio de lado.
--Nosotros permanecemos en esta tierra de todos que un día nos dio a luz. Ya nada ni nadie destruirá nuestra leyenda porque estamos por encima del bien y del mal, por encima de la vida, por encima del amor y también, de lo demás.--Somos como el viento y las nubes que juegan al escondite, aparecen y se van, dejan un vago sabor que, débilmente se esfuma en el silencio del aire. Ahora, tenemos la seguridad de lo eterno, lo perenne, como antes tuvimos la vida que se nos fue sin saber cómo ni por qué.
"No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagaspor estasgalerías donde el aire es mi nudo.Por más que te debatas en ascender, naufragas.
No clamarás.
El campo sigue desierto y mudo.
(Miguel Hernández)Y así fue como Helios, consternado y abatido, por todo lo que escuchó en la tierra de los muertos, siguió en su deambular pensando en las palabras que le hicieron meditar en lo desmemoriado del tiempo que no tiene vergüenza. Y eso fue todo.
- - -
Espero que haya gustado y no se sientan molestos, pues fue mi intención escribir sobre esto, para denunciar y entretener a la vez con ironía y... cierta armonía, de temas siempre tan serios, que tarde o temprano sabremos.
Si lo que digo es cierto y convenzo a la gente, me sentiré bien pagado cuando retiren el lastre de hormigón que no está armado; que enclaustra y afea el descanso de los difuntos por la vanitas terrestris.
Con humor y poesía provocamos cada día. Llamamos la atención a quién corresponda y se dé por aludido y, tenga el poder en sus manos de hacer o deshacer lo que apuntamos o queremos pedir.
No quiero imaginar lo que nos puede pasar al dejar este lugar. El tiempo dirá si todo fue un sueño o hubo algo de verdad.
Me despido del lector y quedo presto a la espera de otro inquietante texto que me permita decir lo que llevo dentro si antes Caronte, el barquero, no me traslada de sitio.
Mas, si en mi postrero viaje, al susurrarme Thánatos si tengo miedo, guardaré una moneda para pagarle al hermano del Sueño, hijo de la Noche eterna, puesto que yo no soy deudor sino mejor pagador.
***
Notas en el puño de mi camisa:
Alguien se preguntará con cuál de los personajes me puedo identificar. Sin embargo, ninguno de ellos predomina puesto que a todos los he creado.
De joven, fui algo revolucionario, ya maduro más conservador, y ahora, como dijo el poeta, un rezador que aspira a ver a Dios un día. Corre por mis venas sangre de varios colores que tiñe como señera una bandera llamada: Libertad.
- - -
A nuestros queridos y recordados héroes y heroínas que ya no están con nosotros.Rompamos el silencio con este breve fragmento de una memorable obra de este genio universal, también desaparecido, para el placer de los vivos:
Ludwig van Beethoven. Symphony Nº.3 In Eb Major "Eroica"
José Añez Sánchez (alias: Pedro Sánchez) BCN
Si los muertos hablaran
ResponderEliminarmuchos se asustarian
algo nuevo pasaria
en el mundo de Elios
solo hay un dios.
Río Verde
Algo tenemos en común Pedro Sánchez, que se nos quedó dentro algo de niño que no fuimos capaces de eliminar y además no tenemos pueblo. Los niños conforme van creciendo en edad también van creciendo en sus relaciones con los demás que es como se va logrando un equilibrio. Como le pasa a los árboles que crecen entre los árboles en el bosque.
ResponderEliminarLos niños de pueblo no piensan o si no hacen es para crear no para meditar.
Nos metemos en el cuarto de los juguetes jugamos con todos a la vez, armamos la grande, que luego necesitamos que nuestra madre (…) llegue con toda la paciencia del mundo, vuelva a ordenar el cuarto y los juguetes, mientras los niños ven con los ojos atónitos cómo la madre en un pis pas es capaz de ordenar.
Desordenado el cuarto, borrachos de pensamientos, cada juguete o conjunto de juguetes nos ha metido en un laberinto. Rendidos o cansados necesitamos que una buena música nos ordene también nuestra cabeza para llegar a relajarnos, pera empezar otra vez de nuevo para que los músculos se destensen, llegue la relajación.
Si hablaran los muertos lo escucharíamos pero (…) como cada joven tiene que vivir su vida y experimentar sus experimentos. Los padres están cansados de trasmitirle experiencias y consejos. Como hereden una casa seguro que le tiran unos cuantos tabiques para sentirse ellos en su casa.
Saludos.
No aplaudo, porque no me escucharías.
ResponderEliminarTampoco me coge de sorpresa, pues ya se te vehía venir...
Una obra literaria, como la copa de un pino;lástima que la has resumido mucho, para que no se nos hiciera pesada. (pienso).
Hubieras podido escribir un libro entero,desaroyando cada uno de tus personajes.
Enhorabuena Pedro, enriqueces este blog con tus aportaciones.
Saludos, Juan Gutiérrez.
Las personas, cuando nos vamos de este mundo, es la visión de la sociedad del momento la que indica cómo debe ser el resto de nuestra "existencia".
ResponderEliminarHubo lugares y tiempos, donde el muerto era tratado de diferente manera. Es como si Thanatos mutara de un lugar a otro y de una época a otra. Momificado, abandonado a la putrefacción, o quemado; también bajo tierra, en la profundidad del mar o lanzado al viento... También dejado comer por buitres sagrados o incluso por sus propios familiares que así hacían que el muerto permaneciera "eternamente" dentro de ellos, que generación tras generación todos se autocontuvieran.
Cada momento, cada lugar, marcaba y no había duda. El problema es en los tiempos de transición, cuando en vez de enterrar y que el cadáver se deshaga entre la tierra que lo vió nacer, se prefiere, por ejemplo, ser quemado y reducido a cenizas, cenízas que ahora, si se extienden, pueden estar en muchos sitios a la vez: en el aire, en la tierra, en el agua; entonces en esos momentos de transición, a unos vivos les puede doler que sus antepasados dejen de estar como se les dejó cuando murieron, mientras que a otros vivos lo que les duele es que se les quiera dejar como antaño.
Y ahora vamos a hablar en concreto y sin rodeos, directamente, sin alegorías: el antiguo cementerio de Benínar está bajo una losa de hormigón y esa losa de hormigón bajo el agua. Los que allí están, con sus antiguas vidas adormecidas (filósofo, poeta, labrador o cascarrabias), deben estar allí, tal como se les dejó, en ese lugar y en ese tiempo, congelado para ellos y congelado en la mente de los que los enterraron.
En cambio, los muertos de hoy, que fueron los vivos que antaño anterraron a los suyos en un cementerio, que luego quedó bajo una losa de hormigón y ésta a su vez bajo el agua, estos nuevos muertos de la transición en las costumbres pueden elegir entre las viejas formas de hacer el tránsito a la eternidad o las nuevas formas, con el fuego de por medio.
El que fue enterrado, que siga enterrado: hay que respetar aquello; y el que fue lanzado posteriormente al viento, al agua, a la tierra, que continue en el viento, en el agua, en la tierra. Todos tenemos preferencias y algunos ya hemos optado por las nuevas costumbres, pero hay que dar por válido lo que en su momento se hizo. Y se hizo bien.
He leido tu escrito unas cuantas veces y no puedo encontrar la razón que ha llegado a mi mente "los chascarrillos", así se decía en Benínar, cuando una persona mayor sentaba a su lado a algún joven para contarle una historia.
ResponderEliminarPodría poner nombres o apodos de beniner@s que me sentaron junto a él-ella para que les escuchase.
He vuelto a tener la misma sensación de estar sentado junto a Juan el Nene por ejemplo y que me ha dado una gran parafada.
He vuelto a escuchar la línea filosófica que esche en mi adolescencia, tan diferente de otras filosofías como es la ´música de una taranta de una petenera aunque ambas sean músicas.
Saludos.
Intentaré contestar uno a uno a los que han tenido la deferencia en comentar mi escrito de ficción basado en una realidad.
ResponderEliminar¿De qué nos asustaríamos , los vivos, si los muertos hablaran ? ¿ De sus palabras o de su resucitada presencia, Sr. Río Verde? Mejor un solo Dios, que no varios con todas nuestras imperfecciones humanas; tal y como ocurría en el Olimpo. Así su autoridad se valora y no se discute.
Don Francisco, sí que tenemos algo en común tú y yo como adultos que somos, que Dios nos conserve ese don. Es ese niño que todos llevamos dentro con el síndrome de Peter Pan (que no quiere crecer); puesto que el hombre (y por supuesto, también la mujer) cuando crecemos dejamos de jugar (de la misma manera que lo hacíamos antes) y encontramos satisfacción en la fantasía, que no deja de ser un sueño que permanece en vela. Así expresamos nuestra insatisfacción sobre cosas que no nos gustan del todo. Gracias a ese infante que aún guardamos, podemos escribir de la manera que muchos lo hacemos: inocente, divertida y fantástica, aderezada con algo de pimienta negra, que estimula el apetito.
De pequeños, jugábamos con juguetes que nosotros fabricábamos o lo hacían otros; ahora proyectamos nuestro pensamiento hacia una irrealidad que huye de la realidad que lo envuelve y que a veces no nos gusta del todo; como pudo ser la desaparición de un pueblo o gran parte de sus habitantes. Los poetas (no yo) hacen como el niño que juega: crean un mundo fantástico y lo toman muy en serio, se sienten íntimamente ligados a él sin, por ello, dejar de diferenciarlo de la realidad. Es un juego que todos deberíamos practicar a menudo para relajar nuestra mente; para el cuerpo existen otros métodos de relajación, que todos/as conocemos.
Me complace que te haya recordado a los chascarrillos de tu adolescencia, si por tales entendemos anécdotas graciosas y divertidas. Te cuento una que acabo de enterarme sobre el origen de ese palo del flamenco denominado Taranto. Según me han dicho, era una cante que se interpretaba cuando entraban y salían de la mina, los mineros de Almería. Había un encargado en contar el número de los que entraban y después cuando salían de ella, por si alguno se había quedado dentro "contra su voluntad" decía así el capataz: Estarán todos, pero con su gracejo peculiar de la provincia sonaba así "taran tos" y..., ahí quedó ese nombre.
Señor Don Juan Gutiérrez, agradezco mucho tus "silenciosos" aplausos que a mí, me han sonado a gloria como si viniesen del mejor de los palmeros en un tablao flamenco (que tanto me cautiva). Me queda la duda de los que lo habéis leído más de una vez, será porque no se ha entendido, o para mortificarse. No obstante ante mis temores -espero, no justificados- antes de lanzarlo al aire de la pantalla, lo representé ante un auditorio de probada solvencia católica y arraigadas y tradicionales costumbres, para comprobar su reacción; como fue positiva (no digo muy, porque era familiar) me atreví a presentarlo en sociedad.
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ResponderEliminarTienes razón en cuanto a la extensión, traté de sintetizarlo al máximo, para que no pareciera un culebrón venezolano, o catalán de los que la TV, ahora, nos tiene acostumbrados y antiguamente la radio y que se durmieran los lectores. Puesto que, nombro varias veces al sueño y pudiera ser que alguien se lo tomara al pie de la letra.
ResponderEliminarA mi apreciado Don Rafael Bailón, al que agradezco, sinceramente, sus cultas opiniones con las que nos obsequia a menudo.
Alegorías y simbolismos aparte, también soy de tu misma opinión a los muertos hay que dar la sepultura que ellos hayan elegido o sus descendientes dispongan según la cultura de cada época y lugar; porque las mentalidades no son fáciles de cambiar, aunque un ejército de "expertos" informara constantemente qué sistema es el mejor. Tenemos un "chip" virtual implantado que nos cuesta extraer. Aunque, me hubiese gustado que el mío (oxidado y con poca memoria) hubiese servido en esta ocasión para saber cómo puñetas, trasladar la fotografía publicada el lunes 26 de octubre de 2009 por esta Asociación y encabezar el artículo (con permiso de su autor/a); puesto que, fue la fuente que me inspiró el relato -así, tal vez, se hubiese entendido mejor por donde iban los tiros- pero no pude o no supe hacerlo.
Eliminar barreras de los cementerios, enterrar en la tierra cuerpo o cenizas con un distintivo encima, eliminando con ello los nichos y plantar un jardín encima de nuestros difuntos, podría ser mi deseo; pero es como barrer la arena del desierto o luchar contra los molinos con una caña de río, imposible, soy consciente.
Opinar sobre algo que aún se puede realizar es más factible, como sustituir el hormigón del antiguo cementerio por vegetación, puede ser más..., refrescante (por el verde vegetal). Hay árboles que crecen en el agua como el ciprés calvo "Taxodium distichum", y otros que los botánicos conocen muy bien, que podrían señalar el lugar, dando al entorno un aire más romántico y no tan fabril.
Disculpad el tono protocolario con el que os nombro, pero, aunque parezca paradójico, creo que produce un efecto más..., amistoso.
Os presenta mis respetos.
Pedro Sánchez servidor de Vds.
(mi vicio por escribir tanto me obliga a dividir el texto, I´m sorry)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRafael sabes que he escrito unos cuantos artículos y puntos de vista sobre el cementerio que se encuentra bajo el agua del pantano.
ResponderEliminarLo siento pero no modifico de ellos ni una coma.
En Benínar tenemos dos cementerios que por la atención prestada todos los años el día de los difuntos da la impresión que existe:
- “El cementerio de los Pobres”.
- “El cementerio de los ricos”.
- El cementerio que se pintan sus tapias todos los años y se arreglan sus nichos.
- El cementerio que tiene una losa de cemento descuartizada y al que no llegan las flores de plástico que se compran en el mercadillo.
- Yo recuerdo ver enterrar a beniner@s en la Caja de la Ánimas por no poder comprar una caja su familia. También a los que se suicidaban y eran enterrados fuera del “recinto sagrado, por morir en pecado mortal”.
Siento no compartir este punto de vista con una persona que ha trabajado, trabaja y seguirá trabajando por todo lo de Benínar como el primero.
Me ha llegado a la mente la letra de una canción que no quiero citarla por temor a malos entendidos.
Sé que tenemos muchas más cosas que nos unen que nos separan y saco a colación lo de los dos cementerios por mencionarlos tú unos cuantos reglones más arriba.
Sabes que he escrito unos cuantos artículos y puntos de vista sobre el cementerio que se encuentra bajo el agua del pantano.
ResponderEliminarLo siento pero no modifico de ellos ni una coma.
En Benínar tenemos dos cementerios que por la atención prestada todos los años el día de los difuntos da la impresión que existe:
- “El cementerio de los Pobres”.
- “El cementerio de los ricos”.
- El cementerio que se pintan sus tapias todos los años y se arreglan sus nichos.
- El cementerio que tiene una losa de cemento descuartizada y al que no llegan las flores de plástico que se compran en el mercadillo.
- Yo recuerdo ver enterrar a beniner@s en la Caja de la Ánimas por no poder comprar una caja su familia. También a los que se suicidaban y eran enterrados fuera del “recinto sagrado, por morir en pecado mortal”.
Siento no compartir este punto de vista con una persona que ha trabajado, trabaja y seguirá trabajando por todo lo de Benínar como el primero.
Me ha llegado a la mente la letra de una canción que no quiero citarla por temor a malos entendidos.
Sé que tenemos muchas más cosas que nos unen que nos separan y saco a colación lo de los dos cementerios por mencionarlos tú unos cuantos reglones más arriba.
Pedro, cuando he visto: Don Francisco y da la impresión que se refiere a mi persona, se me han puesto los pelos como escarpias. Ya sabes por las diferentes etapas que pasa cada persona y ahora soy un simple jubilado, me ha llegado de golpe a la mente:
ResponderEliminar- Desde siempre he pensado que el concepto de autoridad comienza en el mismo momento que un joven se dirige a una persona mayor o un alumno a un profesor. Por ello el primer día que me reunía con mis alumnos lo primero que les decía: Yo me llamo don Francisco, (no puedo ser vuestro amigo ni vuestro padre por mi edad) y así me tenéis que nombrar. Pasaban los días y los resultados comenzaban a cambiar, dependiendo generalmente de la familia de procedencia del alumno. Todo un tratado se puede escribir de cómo se dirigen los alumnos a los profesores.
- Cada vez que me encuentro con los que fueron mis alumnos, unos me siguen diciendo don y otros (…).
- Cada vez que me encuentro con mis paisanos de mi edad para arriba lo que me suelen decir es: Paco el de Doloricas.
En el coro en el que me encuentro se canta una canción judía que dice: “Cada mañana te buscaré y a cada paso te adoraré (…)”.
Cada vez que me encuentro con mis paisanos mayores y me identifican con el nombre escrito anteriormente, me acuerdo de dicha canción, miro a lo lejos y veo, en el sol, la sombra, el viento, (…) a mi madre. Algo parecido le tiene que ocurrir a Antoñico el de Emilia, en la actualidad el personaje más brillante con diferencia que tenemos los beniner@s.
- Me estoy acordando de una canción que no recuerdo quien la cantaba, pero más o menos decía: “No me llames Dolores, llámame Lola (…)”. Como soy un simple jubilado que en el carnet de identidad en la profesión debería poner amo de casa, Paco creo que sería la palabra acertada.
Pedro, he colocado la fotografía de la losa del cementerio que tenías intención de poner.
ResponderEliminarEn general, si se quiere poner una fotografía tomada de internet (del mismo blog de ´Beninar incluso), lo que hay que hacer es lo siguiente:
1.- Sobre la imagen deseada se pulsa el botón derecho del ratón y se elige "Guardar imagen como..." y se guarda en el disco duro.
2.- Sobre el editor del artículo que se está escribiendo se pulsa el pequeño icono que hay en la barra de herramientas que es como un cuadro que enmarca una imagen.
3.- Se abre una ventana para buscar el fichero en el disco duro y se elige la imagen previamente grabada. Se acepta.
4.- La imagen aparece entonces en el arículo. Se puede arrastrar con el ratón y colocarla en la posición que se desee y con la barra de herramientas del editor se puede centrar, dejar a la izquierda o a la derecha, y su tamaño. La posición y tamaño se puede elegir en dos lugares distintos dependiendo de si el editor de los artículo viene definido en la forma antigua o la moderna. Pero como es intuitivo, no me extiendo explicando las diferencias.
Contestando a Pedro; yo, cuando hay un escrito que me gusta o me llama la atención, suelo leerlo varias veces, para asimilarlo mejor o ( disfrutarlo).
ResponderEliminarEs cierto que podías haberte extendido bastante, sobretodo en los dialogos de los personajes, e incluso creando de nuevos ( ahí tienes un filón ) mientras se admite a trámite, la reapertura de Radio Benínar.
Que buena idea sería lo de los árboles que crecen en el agua. La losa, mientras el agua suba y baje; se resquebrajará siempre.
Por otro lado, el comentario de Paco Maldonado,( ahora no se cual de ellos, perdón)sobre los dos cementerios, en Benínar, también había el cementerio viejo; mis cuatro abuelos están enterrados allí, salvo que alguien me demuestre, que trasladaron cadaveres al cementerio de las "cebaillas".
He estado algún año, por los Santos. He rezado en el cementerio nuevo, con la certeza de que estaba junto a los de arriba como los de abajo.He tirado claveles al pantano, y cuando el agua lo ha permitido, las he dejado en la losa.
A los difuntos, les da lo mismo estar en un sitio como en otro; a mi también. Lo importante es estar bajo el cielo de Benínar y que los recordemos, pues como dijo (no se quién), vivirán, mientras los demás
no los olvidemos.
Juan Gutiérrez.
El cementerio viejo,estaba debajo del "reduto".