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sábado, 22 de mayo de 2010

Haciendo turismo en 1968 (en Vespa)

Después de un invierno muy duro, y más por que solo llevaba dos años en el Norte, contaba los días que faltaban para ir de vacaciones a ver a mi familia y a mis paisanos.

Me preparé el viaje seis meses antes. Me compré una gran moto que tenia de todo: Rueda de repuesto, podía coger los 100 Km/h. Tenia porta equipajes, protecciones laterales. Motor 150 cc. no creíais que CV. Era en definitiva una VESPA.

Llega la hora de partir y como "hombre-prevenido-vale-por-dos", me compro mi mapa de carreteras, y programo el viaje en dos etapas.

1ª Etapa Pamplona-Madrid

Salgo de Pamplona bien temprano. Llego a Rincón de Soto y  primer fallo. Cuando me doy cuenta estoy en Tutela. Y eso no recordaba que estuviese en mi ruta. Paro, miro el mapa, y a buscar alternativa. Pues la mejor Tarazona, Soria, Medinaceli, Madrid.

Y se me dio bien, comí en Almazán, y ¡ala! para Madrid. Y llegué, aunque de noche y eso que era verano... Paré en el Paseo de la Castellana, aparqué, entonces había sitio y no había zona azul y lo que más se veian eran Seat 600 y Gordinis. Vi un letrero: Hotel. Y a descansar.

A las 8 de la mañana ya estaba en lo alto de la moto. Cuando iba por La Mancha los camiones me pasaban, yo tragaba más humo que un maquinista de tren. Todavia hay sitios que recuerdo con bastante nostalgia, por las veces que tuve que empujar la Vespa porque se paraba. Entre Bailén y Jaén fue horrible. Llegué a una gasolinera y se lo conté al empleado y me dice:

- "eso es que se perla la bujía",

digo:

"¿y que es eso?"

y me lo explicó, me ayudó a limpiarla, y le compré otra bujía por si acaso. Ya mi plan de viaje estaba totalmente roto.

Pero se es joven y no se pierde la ilusión de llegar a casa. Tuve que dormir en Granada porque se hizo de noche, y no crean tenia luz la Vespa. Descansé y a las 8h. otra vez encima de la moto para casa. Mi cálculo era para medio día en casa, pero el destino es como lo narro y entre la señalización que no era muy buena y mi experiencia dejaba un poco que desear, pues pasó lo que tenía que pasar.

Cuando llevaba una hora en la moto yo no veia el mar y sabia que a 70 Km. de Granada estaba Motril, y pensé "como no haya un tajo cortado, es que algo falla...", y veo a unos camineros trabajando y paro, les saludo, y le cuento la película. Lo primero fue que se hartaron de reír, lo segundo que me senté con ellos a comer parte de su bocadillo y lo tercero que me había equivocado y que me aconsejaron volverme a Granada o ir a Málaga.

Y dije, después de reponer fuerzas, "a Málaga que voy". Así fue. Allí me presenté, comí en la ciudad, y me dije: "ahora tranquilo que voy con el mar a la derecha...",



y así seguí y lo primero que hice fue darme un baño, y cada vez que notaba calor, baño al canto, bastante calor había pasado. El bañador se secaba sobre la marcha.

Y llegue a Berja al atardecer y qué casualidad, estaba mi hermana, y lo que son las cosas, entre el casco y lo quemado del sol ¡no me conocía!
Pero montó en la Vespa y se vino al pueblo conmigo, que con la carretera de piedra que había se disfrutaba un montón y al fin llegué a mi ansiada casa y a mi querido Beninar.

Hoy en bici llegan antes que yo, pero así ocurrieron los hechos y así os los cuento.

Un abrazo Pepe Agus

3 comentarios:

  1. Pepe, una aventura muy divertida. Como ésta, habrá muchas que contar.

    Sobre viajes "especiales" os voy a contar mi caso cuando fui a la mili. Salíamos en tren desde Granada sobre las 6 de la tarde y llegamos a Cerro Muriano (Córdoba), a las 9 de la mañana del día siguiente: ¡15 horas para recorrer ciento y pico kilómetros! . De risa.

    Cogimos 3 trenes, con sus transbordos correspondientes y llegamos a la estación de Córdoba sobre las 3 de la madrugada. Dormímos tirados por el suelo porque los autobuses militares no llegaban hasta las 8 de la mañana.

    Aquel día fue el día más caluroso de mi vida. Parece ser que dió una máxima del siglo en Córdoba. Recuerdo cuando nos tumbamos en el suelo de la estación, que un termómetro luminoso que había sobre un edifico marcaba ¡43 grados y eran las 3 de la madrugada!

    La media fue de 10 km por hora aproximadamente, el equivalente a una persona corriendo y más bien despacito... El Paquillo sin EPO va más rápido.

    Cuando entramos por la puerta del campamento, en vez de un grupo de aguerridos soldados españoles, parecíamos ya la derrotada tropa de Napoleón después de Waterloo.

    Pepe, en mi caso si hubiera ido en bicicleta, sí que habría llegado antes. Y más fresco.

    :-)

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  2. En el cartel anunciador de la Vespa, dice que costaba f.f. (franco fábrica), nada menos que 20900 pesetas. Eso es un pastón en aquella época. El sueldo de 2 meses, calculo yo.

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  3. Ya me divertí de lo lindo el otro día con el relato de Pepe. Hay que animar a todo aquel que tenga para contar "un viaje especial- infernal"

    Rafa, en tus tiempos también???

    Juan Gutiérrez.

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