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lunes, 24 de mayo de 2010
Benínar y su Río Verde
Esta soledad que por ti siento
me deja tan vacía
tan cansada…
y tan sedienta…
Tú duermes aquí en mi mente
junto a esta soledad
que hiere y hiela
mi corazón, mi piel caliente.
Cuando este virginal Edén
se clava en mi retina
noto que arde mi piel
pues necesito verte
nuevamente al alba...
Esta soledad que siento
en mi alma y en mi pecho
esta soledad que duerme
y que comparto contigo
junto a tu lecho.
Esta soledad que llora
al pueblo que llevo dentro
el que camina conmigo
en mis ratos de silencio.
Este silencio que la foto
de Miguel Grita
me hace soñar despierta
y sentir tu vida cerca
de mi corazón y junto a mi pecho.
Solo se liberaría mi pena
cuando tu brisa
colme de caricias
mi gemir y mi lamento.
Lamenté el despedirte,
lamento el no poder verte
lamento, de mi lamento,
de tu vida, de la vida…
de Benínar
Esperando ver tu silueta
graciosa y conocida,
un perfil tan cotidiano,
que encaja con el mío
sencillo y transparente,
frágil en apariencia
pero fuerte en cariño.
Como aquella larga espera
en un extremo del Calvario,
volátil y cercano,
mágico y divertido,
perfecto en todo su conjunto,
de fácil contenido,
sin raras superficies,
liso y terrenal,
celestial y divino.
Tu cuerpo me recuerda
que siempre tendré
lo que nunca he pedido,
una guerra de silencios,
con un sinfín de suspiros,
una voz que se quiebra,
un sincero estallido.
Aunque suene a enigma
yo te amo en secreto,
sin ropa ni acertijos,
sin palabras que suenen
a ser dos desconocidas.
A música celestial me sabe
cada uno de tus sonidos,
a poemas que brotan,
a encuentros sentidos,
en un caminar a ciegas
siendo tú Benínar,
mi lazarillo.
¿Si ya no me perteneces…
por qué aún te siento mía?
Encima y al lado trampa
más fuerte que tu destino,
un calendario con fechas
que yo recorro contigo,
noches sin noches,
días que ya no los vivo,
un viaje sin lugar,
y un amor infinito.
Hoy Benínar eres
un refugio imaginario,
cálido y confortable,
ágil como un silbido,
y… solo como un murmullo,
son los cuerpos de algunos,
junto a un solo cuerpo, el tuyo.
Es tu suerte la que hace
que me ría de un sinsentido…
que salgan aún lagrimas
de donde no hay vacío,
aún me haces temblar,
aún no estando contigo.
Eres un viaje inacabable
donde solo siento latidos,
un lago que exploro
porque tiene mi pueblo escondido.
Es mi pueblo
el mayor de mis tesoros
¡si yo pudiera verte…!
seria el fin de este castigo,
es mi pueblo, Benínar
y en resumen,
lo que siempre quiero y he querido.
de Benínar
P.D. La fotografía original, y subida al foro-ciudad por Pepe Agus, tiene en el margen izquierdo escrito por el laboratorio que la reveló lo siguiente "NOV 71". Es decir, esta imagen es de 1971, poco antes de que la mano del hombre viniera a destruir este vergel.
Con lo bonito que era Beninar, tan blanco entre el verde, quien hubiera podido pensar, que parte de sus últimos años de vida, aqué maravilloso paisage, se convirtiera en un infierno, de camiones, dinamita, sirenas y grandes nuves de polvo.
ResponderEliminarQue tristeza sería ver a los abuelos, del lugar, llorar porque debían irse de sus casas y no deseaban abandolarnas para emigrar a la gran ciudad, o una gran urbe como comenzó a ser El Ejido, Roquetas, El Panpanico o Vícar.
Cuántas plantas se cortaron, cuántos olivos se arrancaron de raiz y cuántos camiones de leña se llevaron.
Qué tristeza ver y recordar a un pueblo moribundo como si le hubieran tirado una bomba atómica encima, totalmente arrasado, y posteriormente inundado.
Todo sea por el imparable progreso, que a todos nos cambió la vida, y las formas de vivir.