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lunes, 23 de noviembre de 2009

La Alpujarra

Es por su altura difícil,
fragosa por su aspereza,
por su sitio inexpugnable,
e invencible por sus fuerzas.
Catorce leguas entorno
tiene, y en catorce leguas
más de cincuenta que añade
la distancia de las quiebras,
porque entre puntas y puntas
hay valles que la hermosean,
campos que la fertilizan,
jardines que la deleitan.
Toda ella está poblada
de villajes y de aldeas;
tal que, cuando el sol se pone,
a los vislumbres que deja,
parecen riscos nacidos
cóncavos entre las breñas
que rodearon la cumbre
aunque a la falda no llegan
.


Así debió ver La Alpujarra Calderón de la Barca cuando decidió hacer esta descripción de ella en su obra Amar después de la muerte y en términos parecidos la retratan después múltiples autores que vinieron y se enamoraron de ella, que vienen y se enamoran y que vendrán y se enamorarán si los de aquí sabemos conservarla.
La Alpujarra es una tierra escarpada, un paisaje herido de hondos valles con laderas verdes, cientos de barrancos de todos los tonos del ocre y el brillo grisáceo de las launas. Un silencio acogedor, adornado por trinos de pájaros, cantos de cigarras, rumor de las acequias y susurros de viento en las retamas. Una gran sierra en que al norte, sus cumbres pretenden invadir los cielos y al sur se despeñan hasta inundar el lecho de los ríos. Pueblos colgados de las montañas, caminos atormentados que serpentean entre bolinas, romeros, tomillos y abulagas, encinas y almendros, higueras y olivos.
Dicen que es una tierra misteriosa o, al menos, capaz de estimular la curiosidad de quien busca el misterio, la singularidad, lo imcomparable. Mirando con los ojos de la fantasía aparecen monfíes bajando en tropel por las empinadas laderas; sombras de moriscos bajo lo aleros de pizarra e historias de encantamientos y apariciones, tesoros escondidos y batallas misteriosas.
Se trata de una comarca históricamente consolidada, que se extiende desde las cumbres de Sierra Nevada hasta el mar Mediterráneo, a caballo entre las provincias de Granada y Almería. La ocupan una sucesión de valles y montañas, destacando entre los primeros los excavados por el río Andarax, que discurre hacia el este, el Guadalfeo, que lo hace hacia el oeste y el Adra que circula hacia al sur. Entre las montañas, además de la ladera sur de Sierra Nevada, están los macizos de Sierra Lújar, La Contraviesa y Sierra de Gádor alineadas en sentido longitudinal, paralelos a Sierra Nevada, cuyas laderas meridionales mueren bruscamente en la costa y desde cuyas cumbres se a un lado todo el Mediterráneo hasta Marruecos y hace el otro, las laderas verdes y las cimas blancas de la gran sierra.


Extensión
Existen varias versiones en cuanto a la extensión «real» de la comarca, si bien en la actualidad La Alpujarra íntegra no puede aceptarse como comarca a efectos administrativos por estar com­prendida entre dos provincias, lo cual no lo permite el Estatuto de Andalucía, mientras que la realidad geográfica, histórica, cultural y el sentir de sus gentes no establecen divisiones tan claras. De entre tantos escritores como han descrito «sus» límites de La Alpujarra, destacan dos, cuyas teorías dan base a las dos únicas versiones coherentes que hoy existen: Pedro Antonio de Alarcón1, dándole una longitud de once leguas y una anchura de siete, contradice a geógrafos anteriores a él, como Méndez de Silva, y describe lo que él llama linderos exactos de la comarca. Coincide con otras versiones en los límites occidentales, septentrionales y meridionales; la diferencia, en este caso novedosa, está en lo que él llama la frontera oriental de La Alpujarra que la comienza en Ohanes, para terminarla en Punta Entinas pasando por las crestas de la Sierra de Gádor y excluyendo de la comarca a las antiguas tahas de Marchena y Boloduy, compuestas por pueblos del río Andarax y Nacimiento. Manuel Gómez-Moreno3 describe la existencia de las tahas de Orgiva, Poqueira, Ferreira, Jubiles, Ugíjar, Çueyhel, Çehel (estas dos últimas formarían la taha de Los Ceheles de otros autores), Berja, Dalias, Andarax, Luchar, Marchena y Boloduy. Afirma que la comarca queda circunscrita a toda la región que domina Sierra Nevada hacia el mediodía, abarcando unos 80 kilómetros de este a oeste (poco más de 7 leguas más que Pedro A. de Alarcón) y 30 de norte a sur (una legua y media menos que Alarcón). Fija el límite meridional en la costa del Mediterráneo, entre los cabos Sacratif y Punta Entinas; el oriental en la «caída de las sierras Nevada y de Gádor, frente a Mondújar, sobre el río de Gérgal a la parte septentrional, y una derivación de la sierra de Gádor que alcanza a la punta de las Entinas. Al poniente queda fuera de ella el Valle de Alecrín y las sierras de Guájaras, pasando sus linderos, con el término de Motril, por la cumbre de Sierra Lújar, que muere en el cabo de Sacratif». También considera a Lanjarón dentro de La Alpujarra. Entre los autores que apoyan esta extensión se encuentra Torres Balbás4 que cita y reproduce algunos párrafos de diversas obras, además de sus propias observaciones5. Otros autores incluyen también una taha más oriental, denominada de Almejijar o Remepipar, que incluiría los actuales municipios de Enix, Félix y Vícar y, probablemente, la Mojonera y Roquetas de Mar6. En opinión de algunos estudiosos, esta taha pudo existir en La Alpujarra nazarí, pero, tras la conquista castellana, pasarían a formar parte de Almería, mientras que el resto de La Alpujarra quedó bajo el corregimiento de Granada, con alcaldía mayor en Ugíjar, hasta 1833 en que España fue dividida en provincias.
Entre los entendidos ha predominado hasta hace poco la aceptación de los límites de Pedro Antonio de Alarcón, quizá debido a la mayor difusión de su obra y a la pérdida de conciencia alpujarreña de parte de los habitantes de las zonas del río Andarax y Nacimiento. En la actualidad, coincidiendo con el creciente interés sobre los temas alpujarreños, se está considerando de nuevo los límites históricos.
Pero el alpujarreño “de base”, el que no ha estudiado ni piensa hacerlo, pero que tiene muy arraigada su identidad, afirma que La Alpujarra, porque así lo ha visto y oído desde pequeño, son los montes, los valles, las vegas y los pueblos que rodean al suyo. No entiende, ni lo procura, de límites geográficos, de divisiones históricas ni de identidad cultural. Sabe que más allá hay otros pueblos, mucho más allá están las capitales de provincia a donde van de papeleo y de médicos, y mucho más aún, está Barcelona, Alemania y América, a donde muchos paisanos, familiares o ellos mismos, tuvieron que desplazarse con grandes penalidades a buscarse el sustento. La Alpujarra para ellos es todo lo que abarca la vista desde su terruño: «toa esa barra», que dicen, haciendo referencia al circo de montañas que conforman la zona más inmediata a su localidad y donde se ubican unos pueblecitos encaramados alrededor de la pequeña llanura donde está el mayor y que mantienen relaciones entre sí.























Los Municipios alpujarreños
En definitiva, y ateniéndonos a los límites más extensos, se trata de una comarca con 58 municipios formados por más de 100 localidades de mayor o menor tamaño y numerosas cortijadas. Cuenta, según la rectificación del censo de 2008, con unos 178.000 mil habitantes muy desigualmente repartidos, desde muy poco más de un centenar de Lobras, Beires, Almócita o Jubiles, hasta más de ochenta mil de El Ejido, los casi veinticuatro mil de Adra o los quince mil de Berja, que son los únicos municipios que superan los diez mil habitantes, entre los cuales se reparte el 64 por ciento de la población total. Solo dieciséis municipios superan los 1.000 habitantes. La población media de la comarca es de poco más de 3.000 habitantes, cifra a la que solo llegan 10 municipios. La densidad de población apenas supera los 62 habitantes por kilómetro cuadrado, también con importantes diferencias entre los municipios grandes y los pequeños. La mayor población se sitúa en las localidades costeras, donde, además, se está produciendo un importante fenómeno inmigratorio que, de continuar creciendo, puede llegar a largo plazo a modificar las características de la comarca.
Todo esto repartido en una extensión de 2.900,51 kilómetros cuadrados, también con grandes diferencias, pues la media, situada en 49,16 solo la alcanzan 21 municipios, siendo solamente cuatro los que superan los 100 kilómetros cuadrados, y que ocupan la cuarta parte de la extensión comarcal.


Los municipios son:
Adra, Alboloduy, Albondón, Albuñol, Alcolea (con Lucainena de Darrícal), Alhabia, Alhama de Almería, Alicún, Almegíjar, Almócita, Alpujarra de la Sierra (Mecina Bombarón y Yégen), Alsodux, Bayárcal, Beires, Bentarique, Bérchules, Berja, Bubión, Busquistar, Cádiar (Cádiar, Yátor y Narila), Canjáyar, Cañar, Capileira, Caratáunas, Cástaras, Dalías, El Ejido, Fondón, Gualchos, Huécija, Illar, Instinción, Juviles, Lanjarón, Laujar de Andarax, Lobras, Lújar, Murtas (Murtas, Mecina Tedel y Cojáyar), Nevada (Laroles, Mairena y Picena), Ohanes, Orgiva, Padules, Pampaneira, Paterna del río, Polopos, Pórtugos, Rágol, Rubite, Santa Cruz, Soportújar, Sorvilán, La Taha (Pitres, Mecina Fondales, Ferreirola), Terque, Torvizcón, Trevélez, Turón, Ugíjar (Ugíjar, Cherín y Jorairatar) y Válor (Válor, Nechite y Mecina Alfahar).


Subcomarcas
La estructura montañosa, horadada por los valles de tres ríos principales y sus múltiples afluentes, configura una división natural en varias zonas:
a) En función de su altura se distinguen:
Alta Alpujarra: Situada a lo largo de la ladera sur de Sierra Nevada, pueblos escalonados en la pendiente, de alturas en torno a los 1.000 metros sobre el nivel del mar y con poca población diseminada.
Media Alpujarra: Es la zona intermedia, se trata de una depresión central encerrada entre Sierra Nevada, al norte, y el complejo Lújar, Contraviesa Gádor, al sur. Ocupa los valles de los ríos Guadalfeo, Andarax y el curso alto y medio del Adra.
Baja Alpujarra: Franja montañosa inferior y su vertiente meridional, incluyendo la costa. Pueblos pequeños y de abundante población diseminada; pero también es la zona donde se encuentran los mayores municipios.
b) En sentido longitudinal puede dividirse en:
Zona occidental: Que ocupa todo el valle del río Guadalfeo y los macizos montañosos que lo circundan, con una extensión de 746,62 kilómetros cuadrados y casi 21.000 habitantes. Destaca Órgiva.
Zona central: Ocupa toda la cuenca del río Adra y los macizos que la rodean, con una extensión de 734,72 kilómetros cuadrados y unos 40.000 habitantes. Destacan Cádiar, Albuñol, Ugíjar y Adra.
Zona oriental: La ocupada por el río Andarax, la sierra de Gádor y su c orrespondiente zona costera, con una extensión de 1.509 kilómetros cuadrados y 115.000 habitantes. Destacan, Canjáyar, Berja, Da­lías, El Ejido.
Conjuntados los dos criterios de división, se obtienen las si­guientes zonas de mayor homogeneidad o subcomarcas:
Alta Alpujarra Occidental, Media Alpujarra Occidental, y Baja Alpujarra Occidental, con centro subcomarcal en Orgiva y algunos pueblos (Lújar, Gualchos-Castell de Ferro) de mayor relación con Motril.
Alta Alpujarra Central y Media Alpujarra Central, con centros subcomarcales en Cádiar y Ugíjar.
Baja Alpujarra Central, con centros subcomarcales en Albuñol y Adra.
Alta Alpujarra Oriental y Media Alpujarra Oriental con centro subcomarcal en Canjáyar.
Baja Alpujarra Oriental, con centros subcomarcales en Berja y El Ejido. A esta zona, junto con Adra, ubicada en el suroeste de la provincia de Almería, se le denomina Poniente Almeriense.
La estructura subcomarcal se basa en un pueblo grande situado en una pequeña llanura rodeada de montañas, más altas al norte (se trata de Sierra Nevada), más bajas al sur que la separan de la franja costera. Este pueblo es el centro subcomarcal donde se concentra la actividad comercial y los servicios de que cuenta la zona. Alrededor, ubicados en las laderas de las montañas están los pueblos menores, de entre los que destacan algunos mayores, que intentan, sin éxito, emular al más importante, creándose la consiguiente rivalidad interlocal de resultados negativos, pero curiosa para los observadores.
Luego está, en todas las zonas, la franja costera separada del centro subcomarcal por la cadena montañosa meridional, creándose otros pueblos líderes (Albuñol, Adra), si bien la mayor dependencia la tienen de localidades costeras extremas, ya fuera de la comarca, como Motril en la parte occidental y Almería en la oriental. En este sector es más evidente la separación entre la zona interior y la costera por ser ésta mayor. En ella se ubican las poblaciones de mayor progreso económico, como Adra y El Ejido, esta última ha quitado el protagonismo a Berja, clásico centro subcomarcal de esa zona. La parte mas interior, la de los ríos Andarax y Nacimiento, tienen su centro subcomarcal en Canjáyar.
Naturalmente que las subcomarcas no tienen límites claros, relacionándose los pueblos de la periferia entre sí. Por ejemplo Trevélez, considerado en la parte occidental, tiene bastantes relaciones con Cádiar; o Bayárcal, muy relacionado con Laroles, aunque es de la parte oriental y de la provincia de Almería; igual es el caso de Alcolea con Cherín, Ugíjar y Picena, etc.
Esta división en zonas, antaño poco comunicadas entre sí excepto en las partes limítrofes, hace que los alpujarreños no hayan conocido bien la comarca, ignorando, incluso de oídas, no solo acontecimientos y costumbres de pueblos de otras áreas, sino incluso la propia existencia de algunos. Esta circunstancia justifica lo que se afirmaba más arriba de que los alpujarreños de base consideren como Alpujarra solamente la zona cuya vista alcanza. La mejora actual en las comunicaciones está contribuyendo a que los alpujarreños conozcan mejor su comarca.
























Una sola comarca
A pesar de esta separación en subcomarcas, los alpujarreños no son tan diferentes como se podría pensar. Su forma de ser es bastante común, así como sus costumbres, creencias, diversiones, medios de vida, etc., condicionado todo por el mismo medio físico, si bien con algunas diferencias entre zonas, incluso entre pueblos, que conforman el carácter de sus gentes. Así el habitante de las montañas es más introvertido que el de las pequeñas llanuras o el de la costa, quiénes han estado más expuestos a influencias externas y acostumbrado a una vida menos dura. En esto se diferencia mucho la parte del denominado Poniente Almeriense, tradicionalmente fue una tierra pobre y poco poblada. Hoy, gracias primero a la extracción de agua subterránea para el riego, puesta en marcha por el Instituto Nacional de Colonización en los años 50 y luego a los cultivos en invernadero, a partir de los años sesenta, es la más densa y rica de la comarca con una gran variedad de orígenes, y hasta de razas, entre sus habitantes.
No parece adecuado hablar de varias Alpujarras, ni siquiera de la almeriense y la granadina, ya que los límites provinciales no son condicionantes de la personalidad de sus pobladores, ni siquiera determinan zonas de mayor homogeneidad. La Alpujarra es una sola comarca, condicionada fundamentalmente por un medio físico y una cultura común.
A pesar de ello el nombre de «Alpujarras» no parece ser incorrecto, pues es frecuente en geografía que nombres en plural se utilicen para denominar una sola tierra, generalmente muy amplia, como el caso de Las Urdes, o Los Pirineos. En muchos libros, en casi todos los documentos y, en general, en el lenguaje oficial figura con mayor frecuencia el nombre en plural. Así mismo, es la forma mayoritariamente utilizada por personas foráneas, mientras que en Almería y Granada se utiliza mucho más el nombre en singular y, sobre todo en la propia Alpujarra, donde ningún alpujarreño la nombra en plural.
En cuanto el significado de la palabra, hay multitud de teorías bastante variadas, así hay quien le da el de la rencillosa o pendenciera, otros la indomable, la fortaleza, el castillo de los aliados, montes de la luz, alba sierra, montes altos, sierra de hierba y pastos, etc.
La abundante orografía de la zona y su latitud, son responsables de un clima muy variado, desde el casi glaciar de Sierra Nevada hasta el casi tropical de la costa. Es un paisaje muy montañoso y lleno de contrastes: con áridos secanos y vegas feraces, con bosques y zonas desertificadas, con montañas altísimas y playas arenosas. Esto ha condicionado una gran variedad de cultivos y la existencia de numerosas especies vegetales desde los endemismos de la tundra hasta las plantas adaptadas al desierto.


Si se observásemos una línea longitudinal imaginaria que cortara La Alpujarra, veríamos su perfil característico: las grandes elevaciones de Sierra Nevada, con su clima y vegetación de alta montaña y sus pronunciadas laderas, peladas algunas, otras con encinas y pinos en sus zonas altas, algunos castaños, nogales y frutales en las medias, donde se ubican los pueblos más altos. Bajo éstos, pequeñas vegas con hortalizas, secanos con cereales y olivares. Más abajo el valle central o pequeña llanura donde se ubican los pueblos más importantes con vegas de hortalizas, almendros, olivos y naranjos. A continuación la umbría o laderas nortes de Sierra de Lújar, La Contraviesa o Sierra de Gádor, donde se sitúan escasos pueblos con grandes extensiones de almendros salpicados de higueras. Luego el perfil redondeado de estas sierras menores, con cortijadas y secanos de almendros higueras y vid, así como algunos pueblos. Y hacia abajo una estrecha franja costera, con pueblos mayores, donde toma cuerpo el cultivo en invernadero y se practica la pesca.
La Alpujarra es así, única y plural, seca y frondosa, grande y humilde, de gentes sencillas, inteligentes y trabajadoras, pero pobres. Tierra de contrastes, de misterio, de belleza...
Pero que nadie espere encontrar en esta tierra la miseria que algunos cantaron disfrazada de tipismo. Ni esas casitas de piedra, casi corrales, que algunos han descrito como la arquitectura típica de La Alpujarra. Ni el olor generalizado a establo. Ni el agua sucia circulando calle abajo. Ni el bocio, la tiña o el tracoma. Tampoco es ya esa reserva de hombres primitivos que no han salido nunca de su tierra; de esos que sirvieron para experimentos de antropólogos y viajeros de todo pelaje, esos "probrecitos paletos" que inspiran lástima o risa y sirven al turista superfluo para afianzar su superioridad de capitalino. Aquí no hay seres primitivos, sino hombres y mujeres con la misma formación que el resto, que salen de sus pueblos en su propio automóvil, que estudian, que viajan y que están empeñados en el desarrollo de su tierra sujeta a las carencias de todo el medio rural.


NOTAS:
1.- ALARCÓN Y ARIZA, P.A. de. La Alpujarra, sesenta leguas a caballo precedidas de seis en diligencia. Imprenta y librería de Miguel Guijarro, editor. Madrid 1874. Pp. 144-147.
2.- Los límites occidentales los describe así: «...la frontera occidental de la Alpujarra principia en el Picacho de Veleta; baja con el río de Lanjarón hasta el río de Órgiva; gana luego la Sierra de Lújar, y corre (por donde mismo va la raya del Partido judicial de Motril) hasta caer al mar entre Castell de Ferro y Torre de Baños».
3.- GÓMEZ MORENO MARTÍNEZ, MANUEL. “De La Alpujarra” en El Defensor de Granada, 17 de enero de 1896.
4.- TORRES BALBÁS, Leopoldo. “La vivienda popular en España”. En, Folklore y costumbres de España, dirigida por F. CARRERAS CANDI. Tomo III. Barcelona 1946. Pp. 468-469.
5.- La cita bibliográfica es, textualmente, la siguiente: «“Sierra Nevada, Las Alpujarras y Guadix”, Notas de viaje y apuntes, Madrid 1903, y “La Alpujarra y Sierra Nevada”, Madrid, 1906, excelentes relatos de viajes de don Eduardo Soler y Pérez, con fotografías de don Leopoldo Soler y Pérez; Manuel Gómez Moreno Martínez, “De La Alpujarra”, artículo en el diario El Defensor de Granada, de 17 de enero de 1896».
6.- CARA BARRIONUEVO, L. Arqueología de la Baja Alpujarra. Instituto de Estudios Almerienses. Almería 1986. P. 17 y TAPIA GARRIDO, J.A. Historia de la Baja Alpujarra (2ª edición). Ayuntamientos de Berja, Dalías, El Ejido, Vícar e Instituto de Estudios Almerienses. Almería 1998. Pp. 5-7.

Juan Manuel Jerez

LAS FOTOS:

1, Bayárcal. 2 y 3, Darrícal. 4, Capileira. 5, Bayárcal. 6, Laroles. 7, Trevélez. 8, Cástaras. 9, Júbar. 10, Mecina Tedel.

12 comentarios:

  1. Excelente artículo Juan Manuel.
    Bienvenido al blog.

    Un saludo. Paco Maldonado.

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  2. Gracias, Paco, creo que una descripción general de la Alpujarra hacía falta. El próximo será sobre las fiestas, también en la comarca.

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  3. Este es el marco donde vivió y convivió Benínar.

    Desde estas páginas intentamos que su memoria no se pierda, sino que siga en paralelo con sus hermanos alpujarreños, aunque la mayor parte de los benineros, repartidos por el mundo, ya no vivan en la Alpujarra.

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  4. Yo no soy beninero pero de chico andaba cerca y esta zona de la Alpujarra es la que me parece más auténtica y, para mi (no soy objetivo), más entrañable. Siempre os he admirado a los beneineros por ese afán en mantener vivo vuestro pueblo a pesar de haber desaparecido físicamente

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  5. Muy bien Juan Manuel puesto que nos has situado en La Alpujarra que conocemos los que nacimos en ella.
    Este mismo año he estado en Lanjarón, en Alhama de Almería en Ugijar (…) y los datos recientes, lo que aún permanece fresco en mi retina los he vuelto a actualizar en tu recorrido.
    Nos muestras un trabajo que muchos podemos tomar de referencia.
    Saludos.

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  6. Enhorabuena por el artículo y gracías por tomarte tu tiempo. Creo que nos has hecho un gran favor,con tanta y tan buena documentación.

    Desde Manresa, un saludo para todos.

    Juan Gutiérrez.

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  7. Me ha encantado el contenido y me he quedado alucinado con las fotografías, reflejan éstas fielmente la tierra en que hemos vivido. Es el edén que nosotros recordamos.

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  8. Al ver las fotos creia que eran de Beninar. Qué bonita es la Alpujarra.

    Saludos.

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  9. No, Apuleyo y lo siento. No llegué a tiempo de hacer fotos a Beninar antes de desaparecer. Sí que hay algunas de Darrícal.

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  10. Juan Manuel, te felicito por el articulo me ha encantado,porque me encantan las Alpujarras,de recien casada ya lleve a mi marido a q las conociera, y mas tarde a mi hijo, creo q hemos recorrido todos los pueblos, o casi todos, los de Almeria y los de Granada y siempre q he paseado por uno de ellos me he acordado de Benínar y se me ha hecho ese nudo q se me hace en el corazón cada vez q pienso q ya no está fisicamente.

    Saludosmanresa02

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  11. Se me olvidado decirte, q las fotografias son muy bonitas

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  12. Saludos, Jazmín. Me alegro de ocnocerte aunque solo sea de manera virtual.

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