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lunes, 2 de noviembre de 2009

Donde yo vivía... (y II)


Hablábamos del día siguiente, de que se iban a representar los moros y cristianos, de que hacía años que no se hacían. Todos querían explicarnos en qué consistían y hablaban a la vez. Parecía que estaba viendo un partido de tenis, girando la cabeza hacia un lado y hacia el otro.

¡Por fin vi los moros y cristianos! Qué bonita representación y qué guapos estaban aquellos chicos encima de sus mulos. Y, como todos ya sabéis, por la mañana ganan los moros y por la tarde los cristianos.


Hermosas noches,
hermosos días,
llenos de olores.
de música, de alegría,
de sentimientos,
de recuerdos...
¡pero qué triste la despedida!


Cuando cumplí los 16, llegó el verano, pero no pudimos ir al pueblo de vacaciones ¡Qué pena! lo pasé muy mal recordando en esos días todo lo sucedido el año anterior. Mi pensamiento estuvo allí en cada momento, en misa, en la procesión, en el kiosco, en el baile, en cada uno de aquellos rostros con los que había compartido risas y charlas. Mi padre me dijo que no me preocupase, que si no pasaba nada, ya iríamos al verano siguiente, porque ese año estaban ahorrando para comprar un coche. Y así fue. Al cabo de un año volví a Benínar en un 850 (imaginaos el coche y las carreteras de los año 70) El viaje se me hizo eterno, pero ¡qué alegría volver al pueblo! abrazar a mi abuelos y a mi amigas. A los chicos solo nos estaba permitido estrecharles la mano..., jajaja!

Qué días de ir para arriba, para abajo, de baños en el río, de pasear por el puente y por fin, las fiestas.... misas, procesiones, bailes y ese año corridas de cintas en el río. No recuerdo quiénes había ese año de mayordomos, pero sí recuerdo que trajeron una cinta a casa de mi abuela para que la bordara yo. Me era imposible en tan poco tiempo del que disponía bordar la cinta y no sabia qué hacer. Entonces llegó nuestra querida vecina Rosario y me dijo que la pintara, que algunas lo hacían. Buf!... qué alivio. Quedó muy bonita. Eso sí, me ayudo mi hermano q sabia dibujar muy bien.

El baile ese año fue todo un acontecimiento, al menos para mí. Había un conjunto de Padules llamados los Pejaecas. Esos sí que tocaban canciones chulas. En la Plaza de Benínar, bailé canciones de Adamo, Los Mismos, de Machín, e incluso la preciosa balada "Nights in White Satin" de The Moody Blues, que Miguel Ángel la cantaba como nadie. Recuerdo la letra perfectamente en español.


Noches tan blancas
como blanco satén
cartas escritas
que se rompen después.

Van de la mano
las parejas se ven
cuanto deseo que así
vayamos también.

Y te quiero,
¡Oh!, cuánto te quiero
etc., etc.,


Bailé muchísimo, aunque muchos ratos también los pasaba en la mesa charlando con los que no bailaban. Entre mi hermano y otro chico, que los dos eran muy guasones, no parábamos de reír. Aun parece que los estoy viendo a todos en aquella cálida noche de verano, hablando, y nuestras risas, y la música de los Pejaecas inundando la Plaza.

Llegó la corrida de cintas ¡qué nervios! ¿quién se llevaría la mía? Los chicos corriendo en mulos intentando coger una cinta que luego les colocaba la chica a la que pertenecía. Y allá que se iban a buscar más. Recuerdo quién se llevó mi cinta, no fue quien yo quería pero bueno...

Lo mas difícil, como siempre, las despedidas. Mis padres se levantaron cuando mi hermano y yo volvíamos del baile y emprendimos el regreso a casa ¡qué pena mirar por los cristales y dejarlos a todos allí en la carretera diciéndonos adiós!


¡Qué bonito fue el llegar!
¡Qué triste el partir!
Con qué ilusión fui
y qué pena
al dejarlos a todos allí.

Unas lagrimas resbalaban por mis mejillas. Al meter la mano en el bolso para sacar el pañuelo ¡sorpresa! mi cinta estaba allí ¿Como había llegado? Enjugué mi llanto y al final me dormí...

Fin

Jazmín.

1 comentario:

  1. Rafa q ha pasado este año con las fotos y videos q hiciste para las fiestas de San Roque???

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