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domingo, 27 de septiembre de 2009

EL PEÑÓN DE LA VIEJA


Yendo hacia Hirmes, nada más abandonar el primer trecho del camino que discurre por mitad del cauce de la Ramblilla y en un lugar solitario, a poco de comenzar a subir la Cuesta; les salía a los caminantes una vieja al lado de una roca de forma de peñón, que se conoce por este motivo con el nombre de “Peñón de la Vieja”.

Antaño, este camino que unía el pueblo de Benínar con su anejo de Hirmes, fue muy transitado; ya que todos los hirmeros tenían que venir al pueblo a realizar sus trámites administrativos, recoger el Correo, abastecerse de víveres, etc..; asistían a todas las fiestas y estaban muy unidos a nosotros. Pero con el progreso cambió la situación, porque hicieron una carretera de Hirmes a Berja y poco a poco se acostumbraron a ir mas bien a éste último municipio, puesto que para venir en coche a Benínar había que dar una vuelta enorme.

A pesar de que el camino dejó prácticamente de usarse, yo lo seguí utilizando hasta el final de nuestra estancia en Benínar y pasar por el paraje me causaba cierto respeto. Aunque nunca iba solo, sentía casi miedo al pasar y no podía evitar fijarme en aquel peñón que estaba en el margen izquierdo conforme se subía en dirección a Hirmes. Tenías la sensación de que ella estaba allí y en ningún momento dejabas de mirar, atento porque podía aparecer, hasta que te alejabas.

Las apariciones ocurrían cuando usuarios del camino, arrieros con sus mulos o burros, caminando tranquilamente, veían de improviso la vieja y se quedaban petrificados. Pero, ¿cuándo se produjo la primera vez y a quién?. La verdad es que nunca pude averiguar a qué persona concreta se apareció la anciana ni cuantas veces lo hizo; eso sí, nadie del pueblo ponía en duda esta historia y, aunque tampoco se la creyeran del todo, no se atrevían a negarla. Se hablaba de ello porque alguien la contaría por primera vez como que le había pasado.

Parece que la vieja (en sus apariciones) era de aspecto normal, en el sentido de que no asustaba por ser horrorosa ni tampoco se mostró agresiva nunca. Su actitud era la de la persona que estaba haciendo sus quehaceres y levanta la vista para prestar atención al caminante que pasa. Simplemente impresionaba por lo inesperado y por salir en un lugar recóndito. Además de que todos sabían que en aquel sitio no había cortijo ni habitaba nadie, de ahí lo insólito.

Desde pequeño había oído que salía la vieja con un cenacho de ascuas en la mano, lo que me chocaba y no entendía porque los cenachos están hechos de esparto y se queman al echarle las ascuas. Posiblemente me confundí con aquella otra vieja citada en un verso que era muy popular y que se recitaba en Benínar, que decía:

Delante iba una procesión
de tabarros y mosquillos,
detrás iban los grillos
cantando el kirieleisón.
También iba una vieja
con un cenacho de brasas,
dando gritos y alaridos diciendo
¡que se me quema mi casa¡.
Yo como buen vecino
acudí con las tenazas:
que se vaya la anciana al carajo
que no se le quema nada,
que ha sido un alarde
de la vieja tan cobarde.

Preguntando he averiguado que la vieja del peñón no salía a los viajeros con un cenacho de brasas como yo he creído siempre, sino portando lo que en Benínar llamaban un “jarnero” (en realidad se escribe harnero, porque la “h” la pronunciaban como “j”) y era una especie de criba o cedazo que servía para separar las partes finas de las gruesas de algunas cosas como la harina. Posiblemente tenía el harnero en las manos, lleno de brasas ardiendo, cerniéndolas para separar la cenizas y quedarse con las partes gruesas con el fin de preparar un brasero para calentarse. Estaba realizando, pues, una cosa cotidiana que hacían las mujeres en los pueblos las tardes de invierno: se formaba una lumbre con leña, se esperaba que se hicieran las ascuas y se seleccionaban para echar al brasero, entresacándolas con una rasera. También puede que utilizaran el harnero para cribar las ascuas.

Es todo de la historia del Peñón de la Vieja, pero ¿qué habrá pasado con el peñón, se habrá inundado con el pantano?. ¿Qué sería de la anciana cuando todos nos marchamos del pueblo de Benínar?. Nada se ha sabido y pienso que la vieja debió emigrar, como nosotros, ante la falta de caminantes, de camino y del peñón. Sin embargo, sorpréndanse, me han contado que les sale ahora a los usuarios del Foro de Benínar. Aparece cuando menos lo esperan y con sus opiniones los mantiene a raya en los temas más escabrosos. Firma como “La Vieja del Peñón”, es muy juiciosa y cada intervención suya es una lección magistral. Es asombroso lo que conoce de la vida y milagro de Benínar, de lo que nos ha pasado después y sabe..., sabe latín.

Como curiosidad, para que me responda por Internet si lo estima oportuno, a esta señora quiero preguntarle si ella es la de siempre, o un familiar, hija o nieta descendiente de la vieja del peñón; y si de verdad se siente beninera.

Manuel Maldonado

6 comentarios:

  1. Primo, qué rápido eres.
    Acaba de salir del taller y ya está publicado.
    Fijate en título y ponle la E a Peñón que le falta.
    Saludos

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  2. Durante un año pasé por dicho camino de y vuelta a Hirmes. Con tu relato he vuelto a pasar y he vuelto a recordar dicho trayecto. Lástima no estar cerca para comentar dicho recorrido puesto qué, me he encontrado con la Cueva de los Muertos, Pirondo, etc. Con olores y sabores que no los he vuelto a encontrar.

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  3. Amigo Manuel, tu no me habrás visto nunca, yo en cambio te he visto muchas veces, aún recuerdo como aligerabas el paso cuando te acercabas a mi peñón, nunca mirabas hacia atrás (bueno, no eras el único).
    Creo responder a tu pregunta, y sí, me siento beninera. Nunca me he ido, siempre he estado en el peñón. Ahora me he incorporado a las nuevas tecnologías para estar al día y seguir manifestándome.
    Antes me aparecía en un camino muy transitado, ahora lo hago en un foro muy concurrido, no quiero caer en el olvido.
    No sé latín, sólo tengo unos cientos de años.
    “Non scholae, sed vitae discere”

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  4. La Vieja del peñón ha dicho "No aprendais de la escuela, sino de la vida"

    Y luego dice que no sabe latín...

    Yo jamás pasé del "rosa, rosae, etc."

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  5. A la Vieja del Peñón

    Me siento orgulloso de que hayas contestado a mi escrito.
    Aunque no lo creas, siempre miraba por verte al pasar y en el fondo hubiera deseado que te aparecieras (como ya he dicho, nunca me hablaron de que fueras una bruja ni una persona peligrosa).
    Como dice Rafa, tu nivel de latín no parece malo. Si acaso que dieras un repasillo a los parisílabos y al "bonus, bona, bonum".
    Por lo demás, si te sientes sola donde ahora estás, no dudes en mudarte al Cerro de las Viñas, que es un lugar soleado, fresquito y con buenas vistas. Aunque quiero decirte que a mi me gusta más el antiguo camino de Hirmes, porque siempre lo he considerado como un lugar mágico, con muchas historias que me propongo contar en este blog.
    Un beso.
    Manuel Maldonado

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