Cuando España no era más que un sueño
Arcosolio que guarda la tumba de Pelayo o Pelagio en la Cueva Santa de Covadonga (gruta llamada cueva de Santa María o de la Señora, en homenaje a la antigua diosa celta Deba), en el monte Auseba del abrupto y estrecho valle de Cangas cuya inscripción grabada sobre piedra dice así:
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Pelayo inició la rebelión contra los sarracenos que ocuparon la península, durante el reinado de Yusef en Córdoba, en el 718. Se le nombró caudillo cuatro años después de iniciada la rebelión debido (según leyenda) a un conflicto personal con Munnuz o Manuza, gobernador de Gijón, que pretendía desposar a su hermana sin su consentimiento.
Fue presentado como legítimo heredero del desaparecido reino visigodo e instaló la corte en Cangues d`Onís hasta su traslado a Pravia con Silo (774-783). Ovetenses o carbayones, cangueses, gijonés o playu son la trascendencia de su ascendencia.
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"Al principio Dios creó el viaje, después la duda y la nostalgia"
(De la película: "La mirada de Ulises" del realizador griego Theo Angelópoulos)
Viajar, es una manera de robar tiempo a la rutina. Viajar en dirección a un lugar definido con la emoción contenida se trastoca en decepción si llevas una idea preconcebida. Sin embargo, es bueno viajar; partir de un lugar y salir de ti mismo yendo al encuentro de otro para observar como ave rapaz y escrutar el alma del territorio para ampliar la mirada envanecida.
Se viaja para disfrutar, entre otras razones, de lugares donde la apariencia o aspecto ajeno son influidos por el clima y la etnia que difiere según la orografía pero, en lo esencial ya sean sentimientos, virtudes, miedos, pensamiento, sufrimiento o todo lo metafísico que queramos sumar, no hay diferencia.
Si hacemos un paralelismo con los animales que migran tenemos intereses comunes y distintos a la vez. Los animales viajan para alimentarse o aparearse, nosotros a la subsistencia o emparejamiento añadimos el placer de aprender y conocer el genio y las costumbres del destino elegido.
“Hay esencialmente dos cosas que te harán sabio: los libros que lees y la gente que conoces”
(Jack Canfield)
En Atenas, hubo sabios que, sin salir de la ciudad, escribieron hermosos relatos de viajes recopilando historias que escuchaban a los nautas del Pireo.
Fueron héroes mayúsculos que legaron un testimonio ajustado de la realidad del entorno. Según cuentan Homero, Heródoto o Tácito observando a los demás se aprende más que leyendo.
J. J. Rosseau afirmaba que cuando el español viaja, como pueblo menos cultivado que el inglés, francés o alemán, presta una mayor atención a lo visto por si es de alguna utilidad para sí mismo o para su país.
"Si alguna vez escribo algo sobre todo esto, sólo serán descripciones de paisajes hasta que sepa algo de verdad sobre el asunto"
(Ernest Hemingway)
(Ernest Hemingway)
Caminar hacia el pasado fijando la mirada en el presente.
Yo viajé a la Flor del Norte no recuerdo cuándo, solo recuerdo sus montañas, el aroma de los prados y el sonido del Cantábrico en colisión con la costa. Hoy, veo las mismas gaviotas reacias que giran desconcertadas en opuestos círculos de vuelo concéntrico pero... ¡No pueden ser las mismas! Son otras.
Hemos elegido Asturias, la España de don Pelayo, para sonreír de nuevo y percibir el aire de la aurora que despierta en un paisaje de voces calladas en los sepulcros verdes y anchos valles donde yacen los que la mar devolvió las noches de plenilunio, cuando la marea alcanza la orilla, donde desecha las algas y arrebata los sueños que transportan a un cielo receloso.
"De la corona del cielu
una esmeralda cayó
y esa esmeralda ye Asturias,
la tierra en que nací yo"
una esmeralda cayó
y esa esmeralda ye Asturias,
la tierra en que nací yo"
(Cantar popular)
Asturias asume el papel de flor porque absorbe el aroma del otoño con una gama de pétalos multicolor que tiñe la tierra hasta un mar encelado. Visitarla es empaparse e instruirse del nexo que enlaza naturaleza, religión e historia. Es conocer paisajes bravíos que establecen una relación directa entre Dios y la naturaleza.
Sufro cambios de memoria cuando las primeras horas del día se desparraman sobre mí como cuentas de un rosario dividido. Después, restauro la mente, a pesar del recuerdo de una muerte que revive sobre suave musgo, mientras trémulas hojarasca del sauce y del álamo caen abatidas a la hora del crepúsculo.
No quiero pensar que siempre digo la verdad, solo digo lo que me apasiona y pienso de la llamada "janándula" de borracheras y algo dinamitera, adonde no viajes por viajar pues sería errar o vagar sin fronteras. Asturias es algo más que ir a montar en bicicleta, comer fabada, beber sidra o atender reclamos destacados que atraen a rebaños de turistas escandalosos que rompen el silencio.
Asturias es orografía impagable de exultante belleza, prados como pañuelos tendidos al sol bajo arboledas perdidas entre montes de pizarra y piedra caliza del Auseva, el Ponga y el Amieva. De montes alfombrados de laureles (alloriu), hayas y acebos, endrinos y boneteros (carrampuya).
Un lugar donde la coreografía del viento ondula el heno y brama el rebeco; reclama el urogallo la atención de la hembra e inverna el oso, y, el lobo, caza y es cazado como cualquier presa vulgar.
Lugar, donde el indiano vencido por la parca furtiva perdió su vida al divisar los Picos de Europa desde una mar enfurecida en un otoño meditabundo y gris.
[El lobo, aparte de su orgullosa altivez, es inteligente, un ser sensible y hermoso con mala fama... Trata de sobrevivir. Y, observa al humano: le parece abominable, lleno de maldad, cruel; tanto es así que utiliza proverbios como: “Está oscuro como boca de hombre”. (René Avilés Fabila)]
[El lobo, aparte de su orgullosa altivez, es inteligente, un ser sensible y hermoso con mala fama... Trata de sobrevivir. Y, observa al humano: le parece abominable, lleno de maldad, cruel; tanto es así que utiliza proverbios como: “Está oscuro como boca de hombre”. (René Avilés Fabila)]
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"En los talleres de escritura suelen decir que el relato de un viaje no vale nada si el autor no logra convertir la peripecia física en la metáfora de una peripecia moral." (Juan José Millás).
"Ríu verde, ríu verde, ríu de tantos colores,
tantos como lleva´s ríu, tanto son los míos amores"
tantos como lleva´s ríu, tanto son los míos amores"
(Cantar popular)
Paseo por el frío río del Sella bordeado de alisos, sauces, chopos y avellanos (ablaun) que motivan a participar del paisaje y crean un escudo contra prejuicios a medida que disfrutas del panorama y participas con el paisanaje; pues la curiosidad inspira y despierta un mayor número de emociones, y las relaciones se nutren de un alimento que aporta y comparte experiencias.
La tierra del indómito asturcón y del sabroso cabrales, de la refrescante sidra y de negros minerales: azabache y carbón. Hitos que se pierden en la memoria de la gente, y dejan tal regusto en los demás difícil de olvidar.
Me detengo un instante a saborear la dorada sidra que me devuelva el placer robado, mientras paseo entre el bordoneo de insectos voladores y enebros rastreros que fatiga el viento.
De paso por Villanueva de San Pedro saludo a dos hermanas: Luisa y Elí; historia viva del devenir, de lo acontecido en una tierra fértil en verdín.
Los monumentos, la historia, el arte, etc. se encuentra en los libros de las bibliotecas del parador de Corias y de Cangues d`Onís pero carecen de la vivencia de personas que pertenecen a un lugar habitado durante generaciones por labriegos y artesanos que levantaron un reino rescatado de las cenizas del pasado.
Luisa Palacios (93) y Eli (82) son dos hermanas de un total de diecisiete. La vejez se estrena tan solo cuando empezamos a decir ¡nunca me había sentido tan joven!
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La Comunidad asturiana guarda un tesoro de fervor histórico y tradición centenaria entre nieblas que se enredan entre genistas y brezos, allí, donde nace el misterio de Covadonga bajo la homónima sierra. Donde se halla un estanque que genera la cascada del río Deva -afluente del Sella-.
Bajando por el curso del Sella, tropiezo con la aldea de San Pedro de Villanueva, municipio que nació para alojar la servidumbre que trabajó las tierras del convento de San Pedro.
El abadengo de propiedades cedidas por los monarcas no podía ser atendido por el insuficiente número de monjes que habitaban el convento.
Los servidores rendían el diezmo obtenido de la huerta: legumbres, escanda (cereal para hacer pan), panizo o maíz (éste último a pesar de llegar a España en 1496, al principio no se utilizó como alimento). También recolectaban avellanas y castañas o pastoreaban vacas y carneros, criando gallinas y cerdos... que mercaban en las ferias de la comarca.
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En el meandro del río Sella, cuenta la leyenda que el rey, Alfonso I el Católico (739/757) hijo de Pedro, duque de Cantabria, casado con Ermesinda, hija de Pelayo que murió en 737, mandó levantar el 21 de febrero del 746, una abadía benedictina sobre lo que se supone que había sido la residencia del conde Favila o Fafila, padre de Pelayo y esposo de Froiliuba.
Gracias al fervor religioso, los héroes de la Reconquista, levantaron un palacio/panteón en el s. XII bajo la advocación de Santa María de Covadonga en 1137 fue consagrado a San Pedro -príncipe de los apóstoles- por los llamados monjes negros, por el color del hábito.
El monasterio románico fue reformado en el XVII conservando su primitivo ábside.
El cenobio abandonado en el s. XV y vuelto a levantar en el s. XVII un edificio barroco que durante un milenio fue habitado por benedictinos e inaugurado como Parador Nacional el 8 de julio de 1998 por D. Francisco Álvarez Cascos Fernández y D. Rodrigo de Rato y Figaredo (sin comentarios), después de tres años en obras.
[La Asociación Amigos de los Castillos tiene inventariados en España 10.400 fortalezas de los siglos XIV. Restaurar un monumento es proteger la memoria colectiva del pasado, la cultura tradicional del país y dar un nuevo uso a un edificio noble que rememora la historia y el arte de la nación española].
Portada clásica del Parador museo. Siglo XVII.
Afligido por la Historia, entre lastimeras rachas de llanto, percibo el aroma ácido de un viento ágrafo que me llena de esperanza. Sigo sin detenerme por la ronda que bordea el río y, el rumor de la corriente me acerca, día tras día, adonde moran, sin interludio, los recuerdos y el olvido.
Mientras, nombres de resonancia musical me incitan a escribir sobre el blanco de la pantalla: Laviana, Cangues d´Onís, Pravia, Vega de Pervis, Cangas del Narcea, Soto de los Infantes, Noreña, Belmonte de Miranda, Colombres, Pola de Lena... y alguno más.
"En su música encuentro la fuerza, la debilidad y el dolor, los tres elementos. El cuarto no tiene nombre" (Adam Zagajewski).
Asturias, se hermana con la niebla y el orballo al abrigo de montañas entre suspiros de gaitas.
Arriba a la izquierda, figura de gaitero en hierro forjado del escultor asturiano: César Castaño, autor de las cuatro esculturas que aparecen en este artículo.
***[El tejo (taxus baccata) -árbol de vida que da muerte- es el árbol más europeo, hace 15 millones de años que está en Europa con un ancestro de unos 140 millones de años; aún había dinosaurios]
Los astures y los cántabros pueblos de origen celta, carecían de dioses antropomorfos pero veneraban algunos árboles como el tejo, roble o castaño. El tejo es un árbol sagrado, mágico, religioso. Su madera la utilizó el hombre para construir arcos y flechas, motivo por el cual quedan pocos.
En el Parador hay un tejo, junto al ábside románico, que le calculan 400 años pero la especie puede alcanzar los 2.000, como uno en Escocia.
Los antiguos pobladores del norte peninsular seleccionaban espacios donde hubiera un gran ejemplar al que denominaban "árbol de la vida" que representaba el mundo de los espíritus, el bienestar y la integridad de los pueblos donde celebrar, a su alrededor, ritos o cultos mistéricos. Reflejaba además la unión entre el cielo y la tierra, entre los vivos y los muertos, entre lo mágico y lo terrenal.
Se cree que los monjes construyeron los monasterios o edificios sagrados, en ese mismo espacio por estar animado de cierto orfismo o "energía telúrica".
El llamado puente "seudorromano" o "el Puentón" para el cangués/a. Data de la Edad Media (s. XIII). Posiblemente levantado sobre otro anterior romano por donde pasaba la antigua calzada.
Tejo junto al puente "romano" de Cangues d`Onís declarado monumento nacional en 1931. Del puente pende una réplica de la Cruz de la Victoria emblema de la Comunidad de Asturias.
Quintana, aldea, parroquia, municipio o concejo son los diferentes estados por los que atraviesa sinónimo de pueblo aldea o cangas. El origen de Cangues d`Onís se remonta al principio del reino asturiano, germen de la futura nación española. Desde el siglo XVI su lema rezaba así: Minima urbium maxima sedium (la más pequeña ciudad fue la máxima sede).
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La aldea de San Pedro de Villanueva se amplió al aumentar el número de población; sobre todo de indianos enriquecidos que regresaban de América con un mayor poder económico.
El cultivo de maíz y la patata, originó que el tradicional hórreo de planta cuadrada se ampliara para almacenar dichos productos, y surgió la panera de tamaño mayor y planta rectangular.
El cultivo de maíz y la patata, originó que el tradicional hórreo de planta cuadrada se ampliara para almacenar dichos productos, y surgió la panera de tamaño mayor y planta rectangular.
Hórreo y panera se apoyan sobre "pogollos", patas tronco piramidal de roble o piedra -las antiguas- y, algunos sostienen el alero con estacas de madera o "tentemozos".
"Debajo d´una panera, mío madre echome a la vida,
de papilla les fariñes, y de biberón la sidra"
de papilla les fariñes, y de biberón la sidra"
(Cantar popular)
Viejos hórreos y paneras que encierran incógnitas por descubrir.
No somos dueños del paisaje ni de monumentos importantes sino conservadores de los bienes que Dios legó al hombre.
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En la Comunidad de Asturias hay tres Paradores Nacionales. El apodado "Escorial" de los paradores está en el monasterio de Corias (Cangas de Narcea), recientemente remodelado. En medio de ambos se encuentra el de Gijón junto al Molinón donde hicimos una parada antes de emprender el regreso para alojarnos en el de Cangues d`Onís.
La lauda sepulcral de Félix Sarraciniz en el sótano del Parador de Corias tiene grabada esta inscripción: "En este túmulo aquí descansó el siervo del señor Jesucristo Félix Sarraciniz difunto que murió el 5º de los Idus de noviembre en la Era 84 después de la milésima (1046 d. C.)."
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La lluvia en Sevilla es una maravilla, en Asturias es liturgia cuando alivia el orballo en el calor del verano y notas el petricor que asciende perfumado del suelo mojado en el claustro del Parador de Cangues d`Onís, hecho a medida del hombre, con la aquiescencia y el tácito permiso de Dios.
Cuando las gotas limpian sus tejados y lamen las paredes talladas en piedra y las gárgolas de zinc vierten tan preciado líquido, se yuxtapone el sonido del agua fría al del canto gregoriano de la pequeña parroquia románica del Parador, mientras cuatro cipreses piden clemencia para sus copas mutiladas.
Dejadme que diga a la noche y al día, lo que mis ojos anhelan ver y mis oídos oír, unas voces que emanan de esta tierra norteña, contemplar la sonrisa de los ángeles durante la augusta pericia en pereza vespertina, mientras la sonoridad del agua sacia mi sed y oscila en el aire flatus vocis.
Junto a un almiar o facina que aquí denominan: Palanca o vara de Hierba
("Allá, cerca del granero, los almiares tenían un lado encendido por los rayos del sol…")
Juan Ramón Jiménez, "La tarde" -Arias tristes-1903)
Forma tradicional de conservar en seco la hierba segada. Práctica común en los prados. En la aldea o caserío, el forraje se guardaba en la tenada, parte superior del establo o desván.
La palanca o vara de madera se hinca en tierra como eje principal. La punta de la estaca se corona con una olla vieja, caldero o lata para evitar que el agua se infiltre hacia el interior.
La palanca o vara de madera se hinca en tierra como eje principal. La punta de la estaca se corona con una olla vieja, caldero o lata para evitar que el agua se infiltre hacia el interior.
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Acceder a los lagos de Enol y Ercina, en los montes de Covadonga, junto a los Picos de Europa, donde el silencio es sagrado, por una carretera del siglo XIX que construyeron para transportar mineral de hierro y manganeso de la mina de Buferrera hasta el cierre de la explotación en 1985.El Parque Natural de los Picos de Europa fue el primero de España en ser reconocido como tal en 1918. Se reparte y gestiona entre Asturias, Cantabria y León.
En medio de torrentes bravíos, mantienen una colonia de aves carroñeras, reserva natural de la biosfera: buitres leonados, alimoches común, cuervos, quebrantahuesos... Merece la pena una visita y saborear la panorámica que se divisa.
El estilo inconfundible de César Castaño muestra, una vez más, la pericia del artista en batir y forjar el hierro.
De Asturias no se huye, se parte
con la mirada vuelta atrás.
No se olvida: se guarda como
rumor de monte y lluvia.
No se abandona, se la sueña.
Aquel día gris regresa callado,
con olor a tierra mojada, y
rumor de mar contra las peñas.
Porque de Asturias no se sale,
se queda dentro y late despacio.
Aunque Asturias no habite en ti,
se hereda como parte de tu historia.
Cuando ves la belleza que tienes detrás se esponja tu ser y todo lo demás.
"La "mocina" que bebe en la fuente de los siete caños se casa en el año"
(Refrán popular)
Río Sella de verde y apacible fluir, bajo el puente "romano" de piedra que está en Cangues d`Onís.
Un agua inquieta salta por los guijarros y orilla de arena los recodos y meandros.
Desciende entre olmos y manzanos, líquenes e higueras, donde nadan truchas y salmones mientras canta el mirlo temprano.
Bañarse entre tus aguas y beber de tu elixir es volver a bautizar aquel niño que tiempos ha fui.
Ya me despido y dejo a quien me lea y vea que piensen lo que quiera sobre mi escritura que interactúa historia y ficción, música y poemas, pues un sabroso y rico dulce despertó la grelina a este goloso invitado, entre manteles de lino y flores de grato olor que preparan en la cocina del Parador.
Con arroz y leche se elabora tan sabroso postre. Los astures y cántabros de la zona le añaden ramas de canela, azúcar y rica crema. Tan solo le falta hablar como a la madrina o cicerone doña Dulce que enseña a quien se hospeda en él, la historia de la zona y la iglesia parroquial.
"Es imposible traducir la poesía. ¿Acaso se puede traducir la música?"
(Voltaire)
FIN
Este artículo fue publicado en mi web: lavegueta.blogspot.com, el 28 de setiembre de 2017
















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