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viernes, 12 de abril de 2024

Espérame en el cielo


  José Antonio Añez Sánchez (Benínar, 29/I/1927-Barcelona, 22/III/2024)

Fue un veintinueve de enero de mil novecientos veintisiete al caer lentamente la tarde, exactamente a las cinco nació un niño en el cortijo de la Vegueta, era hijo de Celedonio Añez Sánchez, darriqueño de treinta y siete años y de Rosario Sánchez Sánchez, beninera de treinta y cuatro años.

Nieto por línea paterna de Esteban Añez Sánchez y de María Sánchez Baños, naturales de Darrícal y por la materna de Francisco Sánchez Sánchez y de Mariana Sánchez Ruiz naturales de Benínar.

Fue inscrito en el registro municipal, actuando de secretario Facundo Sánchez Quero, con el nombre de José Antonio. Fueron testigos Antonio Moreno Sánchez y Antonio Sánchez Sánchez… a las cinco de la tarde.

 Año 1957

              

“A quienes más debe el hombre después de Dios, es a sus padres y a la patria; de donde se sigue que así como el rendir culto a Dios pertenece a la religión”

(Santo Tomás –Summa theologica-).

En la mina dejó ¡hace tanto! de escuchar su palpitar después que en la tierra expoliada se cansó de cosechar.

                                  

En el fondo de la mina de potasa de Suria (BCN)

De las tres vidas descritas por Petrarca y Jorge Manrique, la primera en “De Vita Solitaria” (Sobre la vida solitaria), la segunda en “Coplas por la muerte de su padre” yo situaría a mi padre en la de Manrique la terrenal por fugaz y efímera; a las dos restantes: la celestial y la eterna, las pondría en la duda de Santo Tomás porque mi padre siempre pisó muy bien esta tierra hasta el hondón de sus entrañas. Y añadiría, lo que dijo Hamlet de su padre: “Fue un hombre” (de su tiempo y del lugar).       


     

      Izda. década 1970                     Drcha. c.1953

La OMS rectifica la clásica definición de salud que no es solo ausencia de enfermedad sino un todo que comprende completo bienestar físico, mental y social y… espiritual. Que la soledad no es innata a la naturaleza humana, ésta se impone, si somos conscientes, cuando desaparece la esperanza y llega a la meta en la vejez progresiva que hace la labor del Gólgota, cuando percibes el vacío y desaparece, una tras otra, las huellas de las personas que formaron parte de nosotros, desvanecidas y enredadas en la madeja de la memoria de una población envejecida que influye en el estado físico y sobre todo, síquico.

Precisaba don José María Gironella que “ser ateo en el seno de una sociedad laica e incluso atea es fácil; pero serlo en soledad, sobre todo cuando se acerca el fin de la existencia, resulta incómodo y sitúa al hombre al borde del llanto o la desesperación”.

En ese estado se hallaba mi padre cuando el palpitante signo de vida se vio trastocado, al final de su existencia porque, con el transcurrir de los años idos, le había dado la espalda al credo infantil donde todo parece evidente, para abrazar un agnosticismo que modificó el esquema en el que había creído hasta entonces por el mayor dominio de la razón sobre la fe, o bien por la ignorancia y el sectarismo del comportamiento ajeno que afirmaba de la religión que era una cápsula de tranquilizantes que ayuda a la genta en el camino del cementerio y lo hace un poco más ameno

Todo eso le indujo a echarle un pulso a la fe vs razón terminando, los penúltimos días de vida, volver a la fe con razón; pues fe sin razón es fanatismo.

          

   
 Día 1 de febrero 1978.                  Década de los 50.              2/XI/1977. 

                   "La muerte no suprime a los seres cercanos, que son nuestra vida misma; lo que se lleva la muerte es su recuerdo, la imagen que se va borrando, diluyendo hasta perderse... y es entonces cuando empezamos nosotros a morir también" 

(Álvaro Mutis)

Fue un hombre circunspecto de corazón fuerte, literal y humano, como demostró hasta el final. De ingenio lego, nació rubio en un cortijo de la Vegueta gastado por el tiempo -entre Benínar y Darrícal-  donde, en la niñez gorjeaba y chillaba como gorrión en sementera sobre una tierra compacta y polvorienta que pone de manifiesto los objetos que la naturaleza muestra al pasar.

Una naturaleza de piedras abrazadas por el sol y abrigada con estiércol que despide un olor fétido y ponzoñoso más denso que el aire donde suenan los cascos de las caballerías yendo al campo al chocar con los guijarros de la cuesta mientras el silencio volátil de la gente de a pie se cubre de polvo.

Ocupó poco tiempo un banco en la escuela rural cuyo maestro les negaba el derecho de aprender los conocimientos que les fueron vedados por avatares de una guerra incivil de la que eran inocentes. Un instructor que menospreciaba la condición de saber a los nacidos en el bando contrario.

Mi padre, como todos, estaba conformado de una materia dotada de inteligencia y alma que viene de un Dios que no podemos definir y es imposible de comprender y de ver, como no vemos el aire porque vivimos en él. Jesucristo nos lo enseñó y creemos en Él aunque tenga una existencia etérea difícil de probar y menos entender con palabras humanas, ya que todo en la vida es fruto del azar y el azar lo mueve Dios.

Vivimos en un teatro mundial donde “ensayamos tragedias que sirven para purificar el alma” (Aristóteles dixit) hasta el debut final, con el devenir. Dios es intangible pero real, difícil de imaginar y concebir una sensación inefable que no tiene el agnóstico que niega el misterio pues Dios siempre habla en silencio para “distinguir las voces de los ecos” (Antonio Machado).

[Aristóteles describe a “las representaciones teatrales trágicas como tragedias que son propias para purificar el alma”. (Katharsis)]

[Nota: Las marquesinas de la Av. Icaria de BCN, un proyecto de Enric Miralles cuya libertad expresiva figura, según el autor, "como una procesión de gigantes en un montaje ceremonial". Una propuesta de ropa tendida, alborotada, en el corazón de la Villa Olímpica que adquiere la forma de un bosque cuyos árboles poseen un retorcido tronco metálico, de color verde y unas copas formadas por ramas minerales y tablones de madera, de color marrón. Obra del llamado deconstructivismo arquitectónico que solo es posible en la ciudad de Gaudí.

El deconstructivismo en arquitectura empezó en el 1989 con la exposición del MOMA, realizada por Philip Johnson cuyos arquitectos destacados fueron: Frank Gehry, Zaha Hadid, Peter Eisenman, Daniel Libeskind, Coop Himmelb(I)au, Bernard Tschumi o Rem Koolhaas.]

Esta nota intercalada en el obituario una metáfora que subraya el trayecto que recorre el coche fúnebre que traslada a mi padre desde su hogar, al principio de la avenida, hasta  la morada final, en el extremo opuesto de la misma, donde se halla el cementerio de Poble Nou -s. XVIII- (el más antiguo de España aún vigente). 

José Antonio y José Pedro, padre e hijo. Av. Icaria (BCN) c. 2017.

Corría por sus venas ibéricas sangre askenazí sin ser consciente de ello, se acostumbró desde chico a trabajar porque amaba el trabajo sin diferenciar el amor del deber.

La pulsión religiosa de mi padre, sufrió una evolución que modificó los esquemas tradicionales de la infancia perdida por medio de personas y circunstancias con argumentos falaces e imaginarios provenientes de un proletariado aleccionador que impide ver la luz que lucha abriendo caminos entre tinieblas.

Cuando somos jóvenes cuenta la satisfacción inmediata, el quebranto viene después, en la vejez, al llegar la cercana muerte donde fluctúa un aire poético sobre nuestras cabezas y el hálito de la muerte evita distinguir y separar lo importante de lo trivial, así como apreciar lo hermoso y edificante que es mirar a Dios y sincretizar las creencias infantiles devolviendo, al llegar la vejez, lo que queda del niño aquel.

La muerte de un ser querido la padecemos cuando nos falta, entonces sentimos nuevas experiencias que sobreviven entre nosotros: los recuerdos que dejaron y vemos, de modo inimaginable, su presencia física. El ejemplo de su vida y de su obra sigue estando presente porque llevamos dentro la enseñanza que nos legó como herencia convertida en semilla con valor de ley, y el lugar donde nacieron desvela historias vividas y adonde vamos a peregrinar.

José Antonio, muere en Barcelona a las cinco de la tarde junto a tres testimonios: Un vicario de Cristo y dos rostros compungidos y abatidos de dolor empañados en lágrimas infantiles que depositan sus cenizas en una urna romana dentro de un cubo de cristal a las cinco de la tarde bajo la custodia de un féretro de pino –una profecía que produjo el árbol del que se extrajo la madera- donde yace su esposa ocho años ha, después de compartir casa y comida durante sesenta y ocho desde la sana juventud a la frágil madurez.

            

Marido José Antonio Añez Sánchez        y      Mujer Dolores Clemencia Sánchez Rincón

La memoria entierra y olvida a los hombres y mujeres sin abolengo ni aureola de santo, aquellos que nunca participaron en banquetes de ilustrados, ni fueron célebres o descollaron en algo noble y sobresaliente, de los millones de hombres sin historia. 

El gentío los olvida pronto si es que llegaron a conocerlos, sin embargo, abrigo y ratifico mi esperanza que en un círculo de seres amados permanecerán sus recuerdos y las buenas obras que hicieron a quines heredamos su gen aunque nos falte el peso de su presencia mermada de facultades. 

Porque en los obituarios no solo se escribe por méritos, también son necesarias las fotografías y retratos del difunto, además de servir de refugio ante el dolor por la trágica pérdida de un ser querido, tienen como objetivo perpetuar al retratado más allá del tiempo y la muerte.

Si podemos debemos guardar algo porque las personas desaparecen de nuestras vidas sin dejar rastro, irremediablemente, primero del mundo y luego de nuestra memoria. Por eso escribir sobre ellos y dejar fotografías de su cara cuando estaban vivos, es dejar una impronta, una huella para decir esta era mi rostro para que nunca sea olvidado, para decir yo estuve allí en el mismo espacio de tiempo que tú que me estás leyendo, pero ha sido tan breve que ha desaparecido antes de que termine esta frase...

Aunque tratemos de detener la vejez no estamos hechos para que dure siempre lo que el tiempo se lleva que lo que deja tras él. La muerte no es el final sino el principio de una nueva etapa que evoca aquellos lejanos días que transcurrieron y hoy son flores marchitas del hombre sobre la tierra.

Porque la vida humana no es más que un fragmento de tiempo prestado que espera el amanecer de otro nuevo en un lugar donde el tiempo, indiferente, huye con el fluir de los años y le dimos forma para esculpir nuestra inmortalidad.

No nos mata el morir pues para morir nace todo menos el Cristo/amor que evangeliza lo que nunca muere porque el amor no tiene fin sino prolonga en nosotros Su palabra como un manantial de gracia, entonces…

“Muerte:¿dónde está tu victoria?”.

Dale a mi padre alas Señor para que su alma se eleve al cielo donde no existe el dolor ni el sufrimiento, y donde el alma, liberada de la carga mortal, pertenece a sí misma.

ME DUELEN LOS MUERTOS PORQUE AMO A LOS VIVOS


 Último adiós en el cementerio de Poble Nou, 28/III/2024. 

"Me has amado en el país de las sombras y no te resigna a verme, en el de las inmutables realidades. Te llevaré de la mano por sederos nuevos de luz... y de vida."

(San Agustín) 


La música prevalece sobre la muerte porque es eterna su composición, mientras que la muerte descompone todo lo que toca.


***

2 comentarios:

  1. Tu padre se sentíria muy satisfecho si pudiese leer lo q has escrito sobre el, está lleno de sentimiento.
    Ahora ya D.E.P. y a vosotros os tiene q quedar la paz y la tranquilidad de q habéis hecho todo lo q estaba en vuestras manos y el cariño y amor q le habéis dado.

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  2. Gracias José, ánimo!!!

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