Al
encontrar la fotografía que pongo en primer lugar que es de Pedro, me ha
recordado la casa de Paco Roda, que era muy hermosa y tenía una vistosa
fachada. Espero que no le importe al propietario de la foto el uso que de la
misma he hecho y aprovecho la ocasión para enviarle un cordial saludo a él y a
su familia, especialmente a su padre, mi tocayo Manuel Medina, a su madre Mª
Angustias y a su tía Encarnita.
LA FACHADA
PRINCIPAL
La casa estaba situada en el centro del pueblo, en
la calle Ancha, y lo primero que tenemos que preguntarnos es ¿por qué se
llamaba así la calle?. La respuesta es porque en todos los pueblos hay una
calle ancha y se le da este nombre por ser un poco más amplia de lo que son las
otras calles, normalmente estrechas porque el nuestro tenía un pasado morisco y
las hacían así.
Con tres
plantas, no era de esas casas con fachadas encaladas
características en gran parte de la comunidad andaluza; sino llamaba la atención por sus puertas, balcones, arcos
de la azotea, etc. pero sobre todo por las molduras de distintas tonalidades.
Unas molduras blancas sobresalían alrededor de todas puertas y ventanas, y
otras alargadas grandes, en forma rectangular y de color gris, en todo el resto
de la fachada. Tenía vistosidad, colorido y un toque especial que le daban las
muchas macetas que cuidaba Clemencia, muy verdes y frondosas, con las que
llenaba los balcones y el poyo de los arcos de la azotea. La casa, incluso de
noche, a la luz tenue de las alejadas bombillas de las esquinas, se veía
espléndida.
El interior
era lujoso.Tras la puerta principal había un amplio recibidor que ponía en
contacto las habitaciones de la planta baja, del que partía la escalera que
comunicaba con las estancias superiores. Era de las pocas casas del pueblo que
tenía mosaicos en los suelos y muebles modernos como sofás y sillones. La
azotea ocupaba la última planta de la casa, con una hermosa vista panorámica a
través de los amplios arcos. Se podían ver los parrales y olivos de la cercana
Joya y de los Majalones, la Almazara, el Cortijo de Adoración, los Sanroques,
la Cañibanos, más a la izquierda el valle del Río y la Sierra al fondo, el
Cerro de las Casas, la Rambla, el Meloncillo y hasta el Cerrajón de Murtas.
Como ocurría en las casas de los pueblos, la
puerta principal siempre se encontraba cerrada y se entraba por otra, digamos
como de servicio, que había en la parte derecha. Allí tenían una habitación de almacén, con
objetos de labor colgadas en las paredes y en el suelo, cajas, vasijas,
garrafas, orzas, tinajas, etc. En este sitio jugaba yo con Paco Roda (hijo) y
os voy a contar una cosa que no se me ha olvidado porque me causó mucho
impacto. Un día sacó Paco una zorra a tamaño real que tenían disecada, y era la
primera vez que veía a un animal así tan cerca. Lo cierto es que la zorra se
encontraba en muy mal estado de conservación, porque olía, habían atacado las
polillas a la piel y tenía ya varios boquetes por donde le salía la paja de la
que estaba el cuerpo relleno. Por este
mal estado de conservación creo que fue por la que la cederían para quemarla en
el castillo de fuegos artificiales de las fiestas de San Roque, del cual
salíeron cohetes rateros o zorrillos. Recuerdo ver su silueta en el centro del
castillo mientras se quemaba y salir los cohetes corriendo por el suelo, que
había que esquivarlos si no querías sufrir una quemadura.
Voy a hacer un inciso para contar lo que pasó,
también con un animal, en la calle Ancha en la casa que había frente a la de
Paco Roda: al levantarse por la mañana la hija le dijo a la madre, todavía en
la cama, que qué tenía en la cintura como un cinturón y era una culebra que se
le había enroscado. La gentes contabas este hecho horrorizadas, porque ya
sabéis lo que impresionan las serpientes y nos preguntábamos sobre cómo había
llegado la culebra a la casa. La explicación es que todavía se hacía en las
casas la comida con fuego de leña y frecuentemente había que ir al monte a por
ella. Entonces se hacían unos haces de matas y ramas, que permanecían en el
suelo antes de cargarlos sobre la bestia y este era el momento que aprovechaba
la culebra para introducirse y así llegaban a la casa. Resulta que un día
anterior se había traído a esa casa una carga de leña y la serpiente saldría
explorando y no tuvo a donde meterse mejor que en la cama. ¡Qué susto se
llevaron!.
Una cosa que siempre me he preguntado, al ver la
casa de Paco Roda tan grande y tan hermosa es cuando la hizo. Si fue cuando
vino de Cuba o después. Porque ya sabéis que los que emigraban a América y
hacían cierta fortuna, porque les iba bien, luego cuando volvían compraban
campos y ganados, y sobre todo, construían una nueva casa o mejoraban la
existente. No sé si fue éste el caso, porque Paco Roda parece que tuvo que
venirse por la revolución y no le sería posible transportar la fortuna que
tuviese allí. De todas formas sería interesante que alguien diga, silo sabe,
cuando se construyó esta casa y si la hizo un albañil del pueblo.
Lo que es cierto es que Paco Roda, después de
regresar al Benínar procedente de la emigración, debió ser un hombre apuesto y
muy trabajador, que enamoró a Clemencia, muy guapa y mucho más joven que él, y
construyó esa casa para que fuera el hogar del matrimonio; que tuvieron dos
hijos: Paco y Mª de Gádor.
LA FAMILIA.
La característica común de los miembros de esta
familia es que han sido y son muy trabajadores. Paco Roda murió hace años,
antes de salir del pueblo por el Pantano, y Clemencia vive en Berja y otras
veces en Granada. Paco (hijo) vive en Berja y Mª de Gádor en Granada. En
relación a ésta voy a referir una anécdota de la escuela:
Entré con Paco (hijo) juntos a la escuela. Todavía
había muchos niños en el pueblo porque estaban habitados los cortijos y no
había sitio para los alumnos nuevos de ese año. La solución fue comprar una
mesa (la mesilla) y unas sillas para situarnos en un espacio que quedaba entre
los pupitres de los más mayores y la mesa del maestro.
Entramos muy asustados, pero D. Salvador nos
tranquilizó diciéndonos que aprender era muy importante y que siempre lo
recordaríamos a él como el que nos enseñó las primeras letras (y así ha sido).
Nos ponía unas muestras de escritura y de números que nosotros copiábamos
repetidamente en una libreta de rayas hasta el final de la página. Cuando
tomamos confianza nos tenía que regañar con frecuencia porque nos poníamos a
hablar y a meter jaleo. Ocurría que nuestras sillas tenían muy poca estabilidad
y cuando nos levantábamos, y a veces con nosotros mismos sentados, caían
estrepitosamente para atrás y no me veas el jolgorio que se formaba en toda la
escuela. Cuando ocurría esto, nos daba mucha vergüenza, nos poníamos colorados
y nos quedábamos inmóviles en el suelo hasta que nos ayudaban a levantarnos.
Un día, después del recreo, el maestro mandó
guardar silencio a toda la clase y nos comunicó la noticia de que nuestro
compañero Paquito Roda había tenido una hermanita. Era Mª de Gádor que acababa
de nacer y a nosotros aquello nos causó una cierta excitación, originándose
entre los de la mesilla un debate que no tenía nada que envidiar al de los
platós de televisión:
-Pregunto: ¿Tenéis idea lo que debatimos aquellos
niños, casi párvulos, sentados alrededor de aquella mesilla?. ¿Se sabía en
Benínar a esa edad de donde venían los niños?. ¿La anécdota es que alguno de
nosotros contó que había visto pasar la cigüeñas cargada con la niña?. -No,
¡Noo!.
El acalorado debate comenzó porque uno de los componentes,
por la derecha, dijo solemnemente que la hermana de Paco Roda iba a ser su
novia. La reacción no se hizo esperar, el siguiente comunicó, en tono
amenazante, que la novia sería suya, y de esta manera intervenimos todos
dispuestos cada uno a defender a capa y espada esa novia.
¿De quién sería al final la novia, cuál resultaría
triunfador?. Pues Paquito Roda se había quedado mirando, quieto como una
estatua, sorprendido de nuestra pretensión, estaba con los labios apretados y
las mandíbulas tensas, cuando se dispuso intervenir tal vez para decir que,
ante todo, cada uno de nosotros debería hacer méritos para merecer ese
privilegio de ser su cuñado. Pero digamos que lo que hizo es dar un fuerte
puñetazo en la mesa, mostrándonos su cabreo monumental y nos dijo que su
hermanita no iba a ser de ninguno de nosotros, sino novia suya.
Y esto fue lo que pasó, nos quedamos sin habla y
aunque notamos cierta contrariedad en el hecho de si dos hermanos podían ser
novios, no nos atrevimos a rechistar porque Paco estaba muy enfadado y creía
tener más derecho que nadie.
(CONTINUARÁ)
Manuel Maldonado
Primo te ha salido muy bien la colocación de las fotos y todo.
ResponderEliminarManuel Maldonado
Sin lugar a dudas, la casa de Paco Roda era la más hermosa del pueblo, y Manuel nos la ha recordado con esa magnífica foto de un día del Corpus, y con sus anécdotas y vivencias en torno a la casa, familia propietaria y calle donde estaba situada.
ResponderEliminarHablando de anécdotas, Paco Roda (padre) era bastante mayor que Clemencia. Yo, siempre había escuchado que el día del bautizo de esta, (siendo Paco un mozalbete), dijo que se casaría con ella, como sucedió años más tarde.
Leyenda o realidad?
Mis recuerdos y respeto, para esa familia tan querida de nuestro pueblo.
Manuel, cuando te pones...Felicidades, nos has traido muchos recuerdos.
La casa de Francisco Roda, sé que la hizo un albañil que vivía en Turón pero procedía de Picena, se llamaba Antonio Sánchez Vela. Era un excelente profesional y tuvo cuatro hijos los tres varones también ejercieron de albañiles. Dos emigraron a Sta. Coloma de Gramanet (BCN)y han sido como su padre; maestros de albañilería.
ResponderEliminarComentando con su hija, creemos que la casa se construiría en la década de los 40 del siglo pasado.
Hola Pepe:
ResponderEliminarGracias por esta información tan completa y para mi interesante. Yo pensaba que habría sido el albañil de esta casa alguna persona del pueblo.
Un saludo para ti y para tu familia.
Manuel Maldonado