Un día te abandoné
con el dolor de mi alma,
fui parte de la emigración
y de la evolución de España.
A la vuelta me encontré
que tú habías cambiado,
las casas eran huérfanas,
las calles desoladas,
aún quedaban los gatos
encaramados en los terrados.
Triste me encontré aquel día
en que en la sierra tronaba,
el Río Verde desbordado
con la gardoma en cabeza
haciendo brecha en la estacada.
Un muro te hicieron
de piedra, arena y launa,
apisonada con las maquinas
para que pareciera montaña
¡Qué más quisieran !
Ahogados murieron los pagos
Arenales, El Lugar y Mecila,
pronto mojaron sus pies
Hondillo y la Ermita
donde quedó mi Osa enterrada
después de tantos años conmigo.
Todo quedó enterrado
después de algunos días,
mientras hacían ensayos,
el agua bajaba y subía,
el lodo por calles y plaza
era lo que más cundía.
A lo lejos se divisaba
una losa que brillaba,
que casi el agua cubría,
donde descansan los restos
que se enterraron un día.
¡ El agua subía y subía !
Pronto cubrió La Joya,
Los Majalones y Las Iciras,
La Rambla cargada de arena
llenada veremos un día
¡Aunque algunos no lo contemos !
Río Verde
Cuantas verdades y cuanto sentimiento en esta poesía de Rio.
ResponderEliminarJuan Gutiérrez.