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jueves, 1 de enero de 2009

VOLVEMOS AL TAJO

LOS HIJOS QUE RESTAURAN.

Los hijos de los que encenachaban en los años cincuenta y sesenta, en el año 2009 pretenden colgar nidos construidos con madera de reciclaje y con currucas de alcornoque, - con palillos encontrados como lo hacen las aves, - para que aniden los pájaros.
Aquellos pájaros que se recuerdan, que están en la memoria de todos los benineros, que formaban un espacio único, - al menos para nosotros, - como fue el pueblo, de Beninar.

Se quiere restaurar un cuadro roto por el que “pasaron las máquinas del progreso”.

Lo que antaño estaba lleno de vida, de agua y de luz, que está en la memoria de “los artistas de dicho cuadro, transmitido de generación en generación”, quieren ponerse mano a la obra para su restauración

Por el paisaje que pasaron por encima de él “las máquinas del progreso” y lo destrozaron, los benineros que tienen ahora la fuerza piensan:

No importa. Queremos que nuestro cuadro vuelva otra vez a llenarse de vida. A llenarse de nidos.

Lo que pretende ésta generación es reconstruir puesto que se ha perdido mucho tiempo en identificar “a los galgos de los podencos”.

Como les ocurría a los pájaros que llegaban a Beninar para la procreación y encontraban en La Joya, en Las Majaillas o en El Rincón, y tantos otros pagos del pueblo.
  • El sitio idóneo.
  • El mejor.
  • El lugar escogido para dar vida a nuestros descendientes.

Fueron donde empezaron los primeros atropellos en Beninar.

Lo primero que asustaron las máquinas fueron los pájaros y se marcharon.

Viendo que la gente del pueblo no se marchaba, utilizaron otra estragia:

Los barros, para que las piedras llegasen hasta los terraos.

!Que se asusten los benineros! !Que sientan terror!.

Acertaron.

Comenzaron a marcharse sus habitantes.

Es por ello por lo que los descendientes de Beninar quieren volver a empezar a retocar del cuadro lo que primero rompieron:

Su entorno.

Las máquinas fueron programadas para que empezaran a destruir lo que todos los benineros se saben de memoria de todos los versos de los MOROS Y CRISTIANOS:

Beninar la bien guarnida,
en los brazos de la aurora,
entre priscos y olivares de roca.

Adornada y adormida,
como una princesa mora,
oyendo el canto del río,
y el canto de las alondras.

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