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lunes, 7 de julio de 2008

III sobre minas

III Parte:
Me llegan a la mente, la cantidad de clínicas veterinarias, que nos podemos encontrar en una calle o en una zona.
Hace unos días visité un campo de polo y los caballos utilizados para dicho deporte, están controlados por veterinarios con sus monitores para saber el ritmo cardiaco que dicho caballo tiene en el campo. En el momento que el veterinario, ve en el monitor, que dicho caballo - “está al punto de un ataque de nervios”- se encuentra estresado, dicho caballo es sacado del campo y ser atendido. No entro en especificar su alimento, puesto que ni lo sé ni lo pregunté.
Aquellos 50.000 animales que acarreaban el material desde la sierra hasta Adra, imaginar sus cuidados específicos si los comparamos como eran tratados los arrieros. Se “me caen los palos del sombrajo”, cuando pienso en aquellos transportadores, tanto humanos como animales.
Recuerdo que en Beninar cuando se morían los burros o los mulos eran arrastrados hasta la grajera, para que a través de los grajos volviesen de nuevo a incorporarse a los ciclos de la vida. En Beninar los burros y los mulos se morían de viejos y siempre con los mimos de sus dueños. Aquellos animales del transporte de la minas de Sierra de Gador: ¿serían acariciados alguna vez?.
Recuerdo a uno de nuestros paisanos – de todos los propietarios de burras en el pueblo, éste, para todos los demás benineros, se le consideró como un asado – que dejó que su burra quedase preñada. Por supuesto que para tal menester, recurrió a la ferie de Ugijar. Aquel acontecimiento no se podía contemplar en el pueblo. El que una burra se quedase preñada, “había una especie de consenso, de que aquello no se consideraba viable en Beninar. Al final, en nuestro pueblo, Beninar, - gracias a un osado – los niños de aquel tiempo pudimos tener entre nuestras manos al Platero de Juan Ramón. Aquella burra beninera, fue cuidada como toda hembra en estado de gestación. Ver por las calles del pueblo aquella burra con su cría, que siempre que se paraba el platerillo acudía rápidamente a las ubres de su madre, aquella instantánea, la tenemos todos los niños benineros que coincidimos siendo niños, cuando nuestro “paisano osado” nos regaló un platerillo.
En qué tiempo más cruel le toco nacer a todos aquellos platerillos que seguro que nacerían mientras su madre estaba en el transporte de mineral desde la sierra a las máquinas de vapor de los ingleses.
¿Pensarían los ingleses del siglo XIX, que dichos platerillos, deberían estar en una guardería esperando a sus madres que terminaran la jornada?.
Seguro que estos ingleses estarían relacionados con aquellos de las minas de Rio Tinto en Huelva. No recuerdo con precisión la técnica que empleaban para la obtención del cobre, pero: “se me ponen los bellos como escarpias”, al leer: “el humo que salía de aquellas hogueras, arrasó a todo ser viviente de la provincia de Huelva”.
El libro que tengo como referencia, no menciona nada del “humo que salía de aquella chimenea, donde en su interior se estaba fundiendo el plomo”.
Pregunta: ¿A cuántos trabajadores y vecinos se “llevaría con las piernas por delante”, aquellos humos de aquella chimenea?. ¿Entraría entre los afectados a algún inglés del siglo XIX?.
No estaría mal colocar una lápida de mármol en dicha torre donde esté escrito los gases contaminantes que salían de aquella chimenea y sobre todo, que quede escrito los que: “como consecuencia de los humos de dicha chimenea, las personas afectadas se calculan que fueron, …” Y ya puestos, que vengan los ingleses y pongan una corona de flores. “Los puñeteros ingleses – no los de ahora, los del siglo XIX - que a lo mejor en el 2008, ¿estarán haciendo lo mismo en algún lugar del planeta”?.
Quizás esté metiendo la pata al escribir la palabra “ingles” y en la actualidad los dueños del plomo – que se comercializa en el mundo mundial - no sean ellos. Pues rectifico, pido perdón a los ingleses – que en la actualidad viven con nosotros, son nuestros vecinos - pero sigo manteniendo el calificativo de puñeteros a los que explotan las minas de plomo en la conchinchina. Seguro que están cometiendo fullerías.

3 comentarios:

  1. La toxicidad del plomo es bastante alta, pero como no tiene efectos agudos (es decir, de un día para otro, no se le ha prestado importancia durante mucho tiempo) Hoy día sabemos que el plomo se va acumulando y poco a poco te va intoxicando de forma crónica, por eso la desaparición actual del plomo de multitud de aplicaciones.

    Prepararé un artículo sobre esta cuestión. Espero que los más hipocondriacos no se enfermen aún más al leerlo. En unos días lo tengo preparado.

    Saludos (...de salud)

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  2. Mientras la batería de nuestros coches sigan siendo de plomo y el aislarse de todas las radiaciones no sea de otra forma, seguiremos utilizando el plomo y sobre todo cuando queremos pescar un ratito.
    Pregunta:
    ¿Cuantas toneladas de plomo dejan los cazadores en el campo todos los años después de cazar?.
    Saludos.

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  3. Acabas de dar en el centro de tres dianas: baterías, aislamiento de radiaciones y caza. Has dado en la diana con "balas de plomo"

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