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domingo, 24 de junio de 2018

Veranos secos, presas y acequias de riego



 
A través de los años “Benínar,” a pesar de tener un río, y en su mayor tiempo del año excedentario de agua atravesando su propio término y recorriendo los pagos de la Rambla, elMurallón, la Mecila, los Arenales, la Habana introduciéndose por las hoces del Cejor,  hastadesembocar en el Mediterráneo, al que se le llamo “Río Verde“oCuencas del Adra.”


Benínar, ha padecido numerosos, periodos de sequia, ocasionando pérdidas en las cosechas de cereal frutas y verduras, agravados mayormente durante el verano. También ha sufrido grandes destrozos principalmente en las riveras del río y de las ramblas, siendo la mayor de ellas el 19 de Octubre de 1973.

Al sur de Sierra Nevada y mirando hacia el Mediterráneo, se encuentra la vega de Benínar, que se formó a lo largo de los siglos, a través de la construcción de diques, pantanos o panta netas, formadas mediante muros de piedra y barro, donde metían, las aguas turbias, ocasionadas por las lluvias torrenciales que arrastraban tierra de los secanos labrados  en tiempos de las siembras del cereal, y arrastrados por río, donde mediante presas desde la cabecera del pago, y mediante acequias, conducían el agua turbia hacia el lugar donde se quería formar un bancal.
“La ocasión la pinto un calvo”
 Esta técnica tan rentable en aquellos tiempos, se vino ejerciendo hasta la década de los cincuenta y en última instancia en el pago del Murallón, cuando Faustino Ruiz Maldonado mediante una larga muralla, metió gran cantidad de superficie en regadío.
Esta muralla fue derribada dos veces la primera poco después de ser construida, cuando una tormenta en la barra de Sierra nevada y el contorno de los términos de Turón, Murtas y Cojayas, que ocasiono una gran riada tanto del río como de la Rambla empujando esta contra la Muralla de Faustino derribándola y sacando las lindes.
La vez siguiente fue una mañana del 19 de Octubre de 1973, cuando una fuerte borrasca por el poniente venia hacia Adra, cargada con una gran cantidad de agua, cuando de repente una corriente de viento de levante la sujeto (choco haciendo que la borrasca se desviara  desde la Rabita a Sierra Nevada, descargando la misma  en una línea de unos  veinte km horizontales. (En Adra la lluvia fue insignificante).

 “Un beninero decía: Piensa con esta (cabeza) para no tener que acachar esta (espalda) y poder alimentar esta (barriga)
Los benineros del siglo XVIII y XIX, al tanto de cuando se producían las nubes en la vertiente de “Sierra Nevada,”( El Pilar de las Yeguas y el Puerto la Ragua Laroles, Picena, Cherin, Biarca, Alcolea, Valor, Yeje, Cojayar, Jorirata, Piscena, Ugijar, Paterna) prevenían (construían reforzaban) las presas y Acequias, para que llegara el agua turbia a la panta neta entrando por el lado más próximo a la acequia y una vez hacia el proceso de estancamiento, salía por una piquera, que la conducía otra vez al río totalmente decantada.
“Del mar al cielo, que buen trecho de río hay por andar”
La lluvia y nieve en Sierra Nevada, en su vertiente sur, ha proporcionado durante muchas décadas, el suministro de agua para la agricultura de la baja alpujarra, convirtiendo a Benínar, en un vergel.
En Benínar, los riegos tradicionales desde la antigüedad, se le ha llamado riego a manto, que consistía en la construcción de caballones horizontales y verticales en toda la superficie (bancales) en forma de mergas rectangulares.
Al riego se le podía llamar de diferentes formas: Resfriar, que consistía en un buen riego, antes o después de abonar, preparar y labrar la tierra para poder sembrar con el jugo necesario más o menos antes de una semana, según sea en invierno o primavera y verano o otoño.
Segundar el riego, después de poner la mata. Si es grano es grano se puede poner en seco y después dar un pequeño resfrió.
Riegos parciales, para mantenimiento y crecimiento de la mata y engorde del fruto, abonando en cada riego, hasta el final del recorrido de la cosecha.
“Cada maestrillo tiene su librillo”
 
En el 1944, surge en Benínar, la Hermandad Sindical Local al igual que las comarcales con la obligación de sindicarse todos los agricultores y ganaderos, estando encuadradas dentro  de la Central Nacional Sindicalista.
Sus funciones eran relacionarse con el servicio Nacional de Productos agrarios (SENPA) contratar guarderías, presidir las hermandades de riego, solicitar ayudas para el tratamiento y fulminaciones en arboles, traer abonos para la agricultura y solicitar patatas para la siembra etc.
La hermandad, designo el primer guarda en Benínar, a José el guarda, marido de Antonia Román que Vivian al comienzo de la C/ la Iglesia
La hermandad para hacer frente al costo de la guardería, puso una cuota a todos los que tenían tierras, con relación en extensión de las propiedades.
También, solicitaba productos fitosanitarios para el tratamiento plaguicida así como Nitrógeno N en forma amoniacal (en partículas pequeñas), Fosforo P 15, (producto en polvo) y Potasa K, también en polvo, que los benineros mediante una estrategia muy antigua, hacían una mezcla de los tres abonos para hacer un abonado de fondo, muy eficaz para las sementeras desde su nacencia hasta su recolección, que arrancaban con una regulación alimenticia de los tres elementos fundamentales y necesarios para un buen desarrollo de las plantas.
Aparte de estos tres elementos imprescindibles a veces se usaban complementos aparte,  como el hierro Fe, el calcio Ca, rociado a mano cuando había algún día de lluvia, mientras otros  Magnesio Mg, el cobre Cu, eran diluido en agua y tratado mediante polvorización.
 
La Hermandad el 20 de Enero de 1948, solicito: 2000 kg de (Papas) o patatas, para la siembra de la provincia de Burgos, que solían dar un rendimiento especial al cambio de clima y de tierra.
En Benínar, el tiempo de sembrar las Papas, (patatas) era en febrero, ya que habían terminado de caer heladas o escarchas vienen tiempos que aunque sean lloviosos pero no excesivamente fríos. (Requiere un artículo aparte)
“El sistema nevado alpujarreide ha sufrido un cambio sustancial en cuanto a la reserva de nieve”
Las nieves perpetuas en Sierra Nevada ya es  historia en contraste con las que había en el siglo XVIII o XIX, aun reconociendo la existencia de un pequeño glaciar en el Corral del Veleta, calificándolo como el más meridional de Europa, pero que hoy día esta casi desaparecido.
Hoy día durante el verano, solo hay pequeños rebozos en hombrías de la cara norte  de La Alcazaba, Mulhacen y el Picacho del Veleta. (Sera por el cambio climático)
                                                                                                            
La Hermandad de Labradores y Ganaderos también se hizo cargo de la dirección y administración de la Acequia Real y mediante un bando escrito y expuesto en varias puertas de casas del pueblo y el boca a boca de los vecinos, avisaba que al notarse la escasez de agua, se ponía en tanda, comenzando desde la cabecera de la acequia real o de la Vega hasta las Cebadillas brazar por brazar.
La hermandad podía sancionar a todo aquel que sin el permiso del presidente abriera alguna compuerta que no correspondía. Sin embargo esta medida no era tajante ya que si cualquier acuicultor que tuviera un fruto que no fuera arboleda y verdaderamente pudiera sufrir daños por falta de riego, y testificado por el acequiero podía regar a la hora que este designara. Si fuero cualquier otro fruto que podía aguantar hasta que llegara otra vez la tanda se le denegaba el permiso.

Como he dicho en el párrafo anterior, La Acequia Real, por ser la de mayor recorrido y mayor extensión, necesitaba  una mayor vigilancia y control que todas las demás. Las otras acequias fueron los propios vecinos los que se daban la vez y administraban.
Si empezaba a escasear el agua en la Acequia Real, en todas las demás se acentuaba todavía mucho más.
 El Presidente convocaba las reuniones de los vocales cada vez que fuera necesario y mandaba y ordenaba aquello que la junta había acordado. Cada año también  se convocaba Junta General a la que acudían aquellos que habían obrado bien durante el año y no habían hecho alguna trastada regando cuando no le pertenecía o cortándole el agua a otro vecino dejándolo a medias en el riego.(Una charranada)
Para la vigilancia y reparto si fuera necesario, estaba el cargo remunerado de acequiero, que consistía en reparar la presa cada vez que crecía el río, vigilar los embrazaduras, las paradas (compuertas) que los topos o personas mal intencionadas la rompían.
El cobro del gasto de mantenimiento era por la cabida de tierra regable en celemines y la limpieza de la acequia se hacía por prestación personal dando la opción de no asistencia pagando a otros que no tenían trabajo propio y se beneficiaban de unos jornales.
Ejemplo: El Jefe de la Hermandad anuncia: Mañana o tal día se va a proceder la limpia de la Acequia Real de la Vega. Todo el interesado debe salir la puerta de la Ermita con espuerta y azada. Claro no salía todo el pueblo pero si aquellos que tenían poco trabajo o podía esperar un par de días el que tuviera. Cuando se hacía balance de cuentas a muchos le devolvían  mucho más de lo que le tocaba en reparto pagar.
Cuando el agua estaba en abundancia, cada propietario regaba  cuando le parecía. Casi siempre, desde que empezaban las primeras lluvias en otoño, el tiempo refrescaba, los días más cortos y las plantas necesitan menos agua, hasta que empezaba otra vez el verano, el mes de Junio, que las nieves de la sierra habían desaparecido y el sol se acentuaba y la hermandad, tomaba las precauciones necesarias.
Podía darse el caso, de que un Caz, antes de llegar al Molino regara un pago. Si fuese después se le denominaba acequia o brazal. Ejemplo: (El caz del molino del Puente después de dar agua al molino se convertía en acequia del pago del Lugar.
El Caz del Molino de las tres Piedras antes regaba el Rincón y después el pago de la Rambla.
 A las conducciones de agua que eran para varios propietarios se las denominaban Brazales. “El brazar de las Majadillas” “El brazar de las luisas” “La Carihuela” “Los Majalones”  “El Chorreón””La Molineta” etc.

 
Hay que diferenciar varias circunstancias en el contorno de los términos de Darrícal y Benínar, ya que la mayor parte de las propiedades de benineros estaban en el término catastral de Darrical, por lo que el pago de la contribución se hacía en allí.

Por el lado oeste, el límite con Darrical llega hasta el Molino de las Tres Piedras  los Meloncillos y  el Río Verde llamado vega de Darrical.
-Por el lado este, Benínar, limita con Darrical, hasta la desembocadura del Barranco Baena.
-Por su lado norte, con el Barranco Baena, El Campillo de Darrical y Cerro de Canta mudos con el límite de Berja. Al sur con Berja.

Benínar, al emanciparse de Darrícal en 1836 le tocó la peor parte de las tierras, su vega era muy pequeña y deficiente de agua como ya hemos escrito; en periodos de sequia. La mejor tierra se la quedó Darrícal, poco a poco la gente de Benínar, fue comprando muchas propiedades que sus dueños vivían en Darrical, llegando hacerse con casi toda la vega.
Una vez que sabemos que la mayor parte de la vega de Benínar estaba en término municipal de Darrical, puedo decir que eran siete presas las que recogían el agua en este término y tan solo tres regaban en su término, mientras  una lo hacía en ambos términos y una totalmente en termino de Benínar. Las cinco restantes cogían el agua en término de Benínar.
1  Acequia del Rincón Alto
La primera correspondía a la del Rincón Alto. Acequia con poca capacidad y  poca extensión de terreno regable cuya presa se encontraba al lado contrario del Molino de la Torrecilla. (En frente)
La limpieza, vigilancia y mantenimiento la hacían los mismos propietarios de la tierra que regaba.
2  La acequia Real o de la Vega
 
A la conducción de agua durante un recorrido largo, que recorría muchos parajes, zonas se les llamaba Acequia Real, además de tener un gran número de regantes  vecinos del pueblo con alguna propiedad.
A los trayectos medianos que conducían el agua a un lugar definido, Paraje o Molino, se les denominaban con el sobrenombre del mismo. Ejemplo: “El caz,” (que quería decir cauce del Molino.)
La más importante:
 La presa recogía el agua en el río a la altura del Molino de La Torrecilla, con un canal de tierra, faldeando todo el cerro hasta llegar a un lugar llamado Callejón de la Vega donde ya empezaba el regadío en dentro de la vega de Benínar. En este recorrido tenía muy poca zona regable unas cuantas paratas.
El Callejón de la vega era un camino en pendiente y servía de unión con el Pago del Colon Bajo y Alto cuando el río traía demasiada agua y no podían andar las bestias río arriba.
Aquí se podía decir que empezaba el riego en la vega tras recorrer más de dos kilometro sin dejar ningún brazal excepto alguna parata debajo de los cortijos de Pilar. Mientras la acequia va dando curvas y salvando meandros, regando la zona de La Vegueta, dejando un brazal para el Pago de las Majadillas, introduciéndose entre yesos mediante una puntana en la carretera de Benínar a Darrical, y a la salida había otro ramal para el Pago de la Cari huela. Seguía por el Pago del Jornillo, se introduce en el  Molino Campoy de Andrés o de la Cari huela donde partía un ramal para regar el Pago de las Luisas, con poca extensión de terreno, puesto de olivos, granados y naranjos.
A su paso por el molino va regando Los Blanquizales, los Majalones, donde deja varios brazales, uno de ellos que por lo abrupto del terreno saltaba el agua unos dos metros de altura a lo que llamábamos el Chorreón, y que era aprovechado para recoger cargas de agua para la limpieza de las casas y para dar de beber a los animales que en el pueblo, carecían de ella. También los jóvenes aprovechábamos este chorreón para darnos unas buenas duchas, al mismo tiempo que el agua hacia su recorrido hacia el pilarillo y los sifones del puente. La acequia sigue su curso hasta La Almazara, donde existía otro Chorreón, que también los jóvenes utilizaban para el aseo personal.
Llega a la Joya, al Badén donde riega gran cantidad de bancales hasta llegar a la misma Ermita de las ánimas..
Continua cruzando la Ramblilla donde recogía antiguamente en tiempos lluviosos las aguas sobrantes de la fuente de Hirmes, Cortijuelo, Pirondo y de las Moraillas, que circulaba ramblilla abajo, siguiendo otra vez hacia el Badén con dirección a la Molineta, primitivo molino de Benínar, donde se encuentra el pilarillo, donde siempre se dejaba un chorro que cayera para dar de beber a las bestias. Sigue su recorrido, avanzando a la vera de la carretera, pasaba por debajo de la casa de Facundo, cruzaba a la calle Real en su parte alta y la casa de Antonio Fernández Campoy hasta el barranquillo del Barrio Alto y la antigua panadería de Antonio Fernández Campoy, (A. Cuerdas) y Clemencia.
 Cruza de nuevo la carretera, para regar a las Cebadillas y al barranco Peneque, donde finalizaba la vega  de la acequia más larga de Benínar, con cinco kilómetros de longitud.
3 La presa de Colón.
 
Estaba por encima de la Fuente Loro, en la siguiente curva  que la de la Vega y en el mismo margen del río.
El pago comprendía desde La Juana hasta el Callejón de la Vega, un pago en el que antiguamente se criaban mucho cereal, maíz. Al tener agua suficiente se criaban muchos huertos de hortalizas para vender en las plazas y pueblos limítrofes, fue una acequia, con agua suficiente todo el año, al igual que la acequia de la vega. No era necesario ir a regar de noche. La limpieza y administración, se hacía entre los vecinos, y hacían turnos de uno o dos años cada propietario, para compartid la responsabilidad y gestión.
Después en los años sesenta se transformo el pago, y se cambio las plantaciones de maíz, algodón etc. por parral, y naranjos aunque los huertos de verano no se dejaron de poner en bancales pequeños.
“Cuando en Abril ver la lana de las ovejas relucir va ser buen año o poco le falta”

4        La presa del Barranco los yesos.
  
En los tiempos de escasez, y para paliar la sequia, en el paraje de la Fuente Loro, que manaba un chorro de agua de debajo de un peñón, se hacía una zanja, a sabiendas de que allí había agua a la profundidad de un metro podía sacarse un buena parada de agua (Caudal) para las presas del Rincón Alto y el Caz del Molino Altero que eran las más próximas.
Pequeña presa situada en la desembocadura del Barranco de Las Yeseras, debajo de la Fuente Loro y a unos treinta metros de la mina por donde transcurriría el agua para riego del pequeño pago. Fue un lugar polémico y conflictivo para pasar el agua de un lado a otro de la quiebra. El peligro que suponía meterse en la mina para taponar alguna perdida que se hacía en cualquier sitio del recorrido.
Después de la construcción del pantano se ha comprobado que sabíamos más los benineros sobre perdidas de agua que los mismos que hicieron los estudios y  pruebas. Las quiebras de las yeseras, es uno de los sitios, donde hay gran cantidad de pérdidas por filtración del pantano. El lugar es conocido como la Peña de la Jaca, aunque se refiere a una zona de más de setecientos metros de longitud. En Benínar, todo su contorno es propio  de grandes quiebras y yesos.
Esta presa, en  las inmediaciones de la Presa del Molino de las Tres Piedras, faldeando el cerro, va regando unos cincuenta celemines de tierra, en una distancia de setecientos metros hasta llegar al cortijo, conocido como el cortijo, del “Es mallado.”
Era una acequia polémica porque tras su recorrido, se hacían agujeros durante el recorrido, perdiéndose el agua.
(Yo siempre acompañaba a mi padre, y me ponía de acequiero, recorriendo el brazal de una punta hacia la otra vigilando donde se hacia un agujero perdiéndose el agua. La solución era arrancar dos o tres matas del cerro, las ponía de relleno, taponando el agujero y encima una espuerta de launa y así volvía a pasar el agua hasta que se hacia otro por cualquier otro sitio.)
Cada vecino se encargaba del mantenimiento a la hora de efectuar el riego en su bancal.
Pero no solamente se hacían agujeros en el brazal de riego, también se hacían cuando estaba el agua en alguna merga del bancal.
Cuando llegaron a Benínar, los motores de gas o petróleo; consecuentes del riesgo que suponía la mina por el paso del agua y el mantenimiento, mi padre y los vecinos emplazaron un motor de pequeña aspiración y unos cuatro metros de  elevación, en una plataforma de madera encima del Caz, librando así el trayecto peligroso de la mina.
Para emplazar el motor, no hubo ningún problema aunque sí muchas aclaraciones ya que el pago del cortijo del esmayado no tenía derecho a utilizar el agua del Caz, pero al estar la presa de este pago más arriba podían  utilizar el agua del río antes que los del Caz, con lo que a los del Molino y los pagos regantes tampoco les convenía que el agua se desperdiciara. Así todos quedaron conformes y dieron su autorización para emplazar el motor, solucionado el problema.

5 La presa del Molino de Las Tres Piedras o de Constanza.
Junto a la Quiebra de las Yeseras, a unos cincuenta metros de la presa anterior.
Una presa de mucha más envergadura a la hora de construirla con mucho más riesgo de que se rompiera en cualquier aumento de agua en el río bien por el deshielo o de alguna tormenta en la Sierra, o que el Río hace una pequeña curva y pegaba de lleno en el muro de peñones, construido en forma de V para la recogida del agua del río y canalizarla hacia el cauce. Esta presa fue la que menos ángulo de abertura tuvo.
El caz, con una caja suficientemente grande  de tierra, como para conducir el agua de riego del Rincón Bajo, de unos cien celemines, el Haza del Limón con unos veinte celemines y para mover las piedras del Molino de las Tres Piedras, llamado también de Constanza, o Altero que se encuentra en la desembocadura de la Rambla de Turón, encaramado en lo alto de un gran peñón  que le servía de su propia defensa del Río.
Preferentemente los propietarios de las fincas en el paraje del Rincón tenían derecho de riego. Después el Haza del Limón que fue metida en riego en los años cincuenta y el Molino de Las Tres Piedra o de Constanza.

El agua, después de ser utilizada por el molino en vez de tirarla al río, la recogía una acequia denominada Acequia de la Rambla, que cruzaba la misma llegando a las hiciras, regando todo el pago de la Rambla siguiendo hasta el cortijo de Faustino, el Barranco de la Cañada de Roda hasta los Olivos nuevos y la balsa de los Casarones.
En años lluviosos nacía un manantial, justo debajo de los Márchales y del Cabrahigó, de donde le viene este nombre “Cabrahigó.”
 Manaba gran cantidad de agua, a veces tres o cuatro paradas de agua.
Al llegar al cruce de la acequia, que atravesaba la Rambla Murtas el agua del Cabrahigó la recogía la acequia y por la misma se podía regar hasta la vega de la Mecila.
Cuando se daba esta circunstancia el molino de las tres piedras arrojaba el agua al río con lo que se beneficiaba las demás presas de por debajo.
Esta acequia era la primera que regaba en dos términos. En el término de Darrical, hasta el Molino las Tres Piedras y desde este, hasta los Olivos Nuevos.
Muchas de las acequias en Benínar, sobre todo las que rodeaban el terreno regable, hechas por la falda del cerro, podían ceder agua a otras de los pagos más bajos, como es el caso de la Acequia Real a la Acequia del Lugar, o a la de Arenales, como  la del Molino de las Tres Piedras a la Rambla o la Mecila.

6 La Acequia del Lugar y del Molino del Puente.
Esta era un Caz, construida para el Molino del Puente, cuya presa fue construida al pie de las Majadillas introduciéndose en las faldas del  cerro hasta las terreras de los Majalones mediante una mina de apenas un metro de alta por setenta y cinco de ancha, que por consecuencia de las aguas turbias iba dejando tarquín y cada vez se estrechaba más hasta darse la circunstancia, que para limpiarla, solamente podía hacerlo una persona de rodillas,  con un riesgo altísimo de peligro. “así ocurrió”
Cabe señalar el accidente mortal acaecido el día siete de Julio, viernes, del año 1936, Antonio Sánchez Sánchez “de Rosalía”, propietario del molino del Puente, tras meterse a limpiar la mina.
Para sacar el tarquín acumulado se hacia un artilugio casero con espuerta de pleita con dos hazas, donde se ataba una soga en cada haza que era utilizada por el que limpiaba el tarquín y el que estaba fuera arrastrando la espuerta hasta la boca de la mina. La herramienta de pequeñas dimensiones para poder usarla en tan estrecho recinto.
En la mina se daba la circunstancia que nacía un manantial, que haciendo una arqueta de piedra y cal, se coloco una tubería de plomo para conducirla hasta  la construcción de una fuente, que se le llamó del Murallón, por su cercanía al Murallón mismo, con caño de hierro y un pilar donde bebían las  bestias que iban y venían a las vegas y secanos de ambos términos.
El agua de la fuente no era apta para el consumo humano por su salobridad, ya que decían que procedía de las filtraciones de la Acequia de la Vega, a su paso por la Zanja, el Jornillo o la Cari huela, esto era verdad, ya que cuando la acequia no llevaba agua disminuía el caudal de la mina.
El Caz llegaba al Molino del Puente por el punto más alto, donde tenía un cubo de unos ocho metros de profundidad, con un orificio de salida redondo, que con la presión hacia mover las aspas de una turbina, con un eje hacia arriba que movía la piedra de moler.
El agua era arrojada al río, con el inconveniente de que el Pago del Lugar se quedaba sin agua y era recogida por la presa de la vega de la Mecila, justo debajo de los Olivos Nuevos. Pero en invierno no era ningún problema.
Por estas circunstancias el dueño del molino tenía que moler en tiempo de invierno cuando la vega necesitaba menos agua o cuando era un año bueno de lluvias.
Para poder cubrir la demanda de molienda el hijo mayor Frasquito, pensó en poner una línea eléctrica para dar luz al molino y al mismo tiempo un motor eléctrico que podía cambiar de moler con agua o corriente eléctrica y así poder cubrir todas las necesidades. De esta forma el agua, cuando la necesitaba la vega en verano la podía utilizar. Sin embargo por las noches en el Pago lugar no se regaba, era una vega que no tenía mucha extensión.
La acequia seguía su recorrido cruzando los muros del puente, señal de que en mil novecientos diecinueve que hicieron el puente, ya existía dicha acequia, dirigiéndose hacia el comienzo de la calle  Real, cruzando la Ramblilla de Hirmes, siguiendo por bajo del barrio Hondillo,  llegando al barranquillo y después a las Cebadillas donde finalizaba su recorrido.
Esta presa fue la última del término de Darrical.

7 La acequia de la baja Rambla y de  fuente de la Virgen
Una presa si importancia frente al Murallón y de muy poco riego, casi nada, regaba hacia dentro y las mayores de las veces los regantes lo hacían con la acequia de la Rambla.

8 La Acequia de la Mecila.
 
Un pago nuevo que a raíz de no tener asegurado el riego se planto de naranjos para  en caso de no haber agua para el riego, aguantar regando aunque fuera solo una vez en verano, para ello hicieron una balsa de grandes dimensiones (“Los casarones”).
Recoge el agua al pie de los Olivos Nuevos, por el Barranco del Capitán, penetrando unos metros hacia el interior hasta la falda del cerro, siguiendo hasta el molino de Oliveros, siendo el molinero José López (Tomillo). Molía sólo en invierno como consecuencia de la escasez de agua en verano.
Cuando el verano era seco y no traía agua el río, los propietarios de los bancales hacían un cerco alrededor de las plantas y mediantes bestias cargadas con cuatro cantaros llenos de agua en unas aguaderas de esparto que traían sobre animales de la fuente del Murallón, salvando la cosecha de naranjas.
Anteriormente la vega de la Mecila fue más pequeña hasta que hicieron una gran muralla que defendió el pago de las fuerte riadas y se le gano al río una porción de terreno que hizo el pago mas grande.
Se regaba una o dos veces durante el verano con el método del cántaro y las bestias (Cargas de agua) hasta que llegaban las tormentas que todos los años caían por el día de Santa Rosa.

9 La presa De Los Arenales o de la Habana.
Era un pago de poca extensión, muy problemático ya que cada vez que el río crecía se podía inundar ya que la altura de los bancales al río era escasa, y carecía de murallas. Solo producía cosecha de invierno ya que nunca llegaba el agua suficiente para regar. “El maíz cada año no terminaba de granar bien.”
Para evitarlo los propietarios construyeron una muralla para su defensa en la cabecera y desembocadura del barranquillo que recorría desde la cuesta de Berja, hasta el mismo rio, cruzando parte del barrio alto. Gracias a la construcción de la muralla, dejó de inundarse para siempre el pago de la Habana.
Este pago se podía regar en años de lluvias con la acequia del Molino del Puente o del Lugar y también, con la de la vega, siempre por el barranquillo.

10 La Presa del Molino de Carpo.
 
Era la penúltima presa que recogía el agua del río, sólo regaba unos bancales al lado del molino, por la escasez de agua en veranos secos el Molino de Carpo, sólo podía moler en invierno.
Sin embargo en el contorno de este Molino, se recogieron los testigos o muestras del lodo o tarquín que en las crecidas del Río, arrastraba de los secanos labrados en toda la Alpujarra, y que antiguamente esas aguas dejaban ese lodo para aumentar de extensión creando bancales.
El dueño del molino era el encargado de tomar estas muestras cada vez que crecía el río. Estos datos no sirvieron para nada ya que hicieron caso omiso a ellos, porque si fueran hechos el Pantano no estaría hecho.
Cada vez que llovía en Sierra Nevada y el rio crecía se arrastraba una gran cantidad de tarquín que era medido por Juan Sánchez “de Carpo” anotando los datos y pasándoselos a la Confederación.
“Cuando en las fiestas el agua corría, los bolsillos pesetas tenían”

11 La Presa del Cejor.
 
Acequia de mezcla
Situada aguas abajo del Molino de los Carpo.
Al lado derecho y contrario al Molino se encontraba la fuentecilla del Cejor, con muy poco manantial pero buena calidad de agua.
Siguiendo las hoces horadadas por Río Verde, nos encontramos con una pequeña  presa cuya acequia va de colgada de las rocas de la ladera siguiendo dirección de la zona regable, no sin antes llegar a la balsa incrustada en una peña de grandes dimensiones en el centro, utilizada para paliar un riego durante la sequia, principalmente Almendros, Naranjos algún Granado en una orilla, sufriendo la climatología, como si del desierto se tratara.
“Buen año hemos tenido cuando en San Roque el agua va por el río”

Anécdotas:
 
Cuando se construyo la muralla de la habana coincidió con el tiempo de mayor temporada de trabajo en Benínar. No se conseguía hacer la muralla, la gente estaba ocupada con la siega y las parvas.
Para encontrar gente para trabajar, tomaron una medida ideal, que no sentaron nada bien a los vecinos del pueblo, claro a los que tenían que meter jornales.
La medida consistió en subir el jornal de siete a diez pesetas, con lo que todos los demás vecinos tuvieron que subir los jornales. 
Anécdotas:
En los veranos secos siempre se producían alguna confrontación entre los vecinos de un mismo pago.
Anécdotas:
Se da la paradoja de haber padecido veranos con grandes sequias y ocasionando disgustos entre vecinos y familiares, teniendo un río excedentario los años de lluvias y árido los años de sequía.
 Con la construcción del pantano; cuando empezaron hacer los sondeos para sacar testigos del terreno donde se situaría el embalse; cada testigo daba señales de que por debajo había gran cantidad de agua, (El gran lago de Benínar) los muros de rocas del Cejor hacían de muro para que en el subsuelo de Benínar hubiera gran cantidad de agua.
Se dio la circunstancia que en el Pago de los Arenales o de la Habana, donde en los año secos se secaban el maíz y las plantas, una pala excavó unos tres metros de profundidad y estuvieron sacando dos motores de agua donde y durante muchos años se habían producido las fuertes sequias.
“Las hermandades Sindicales desaparecieron en 1977 y 1980 para transformarse en Cámaras Agrarias.”
Anécdotas:
La escasez de agua en las casas hacia que los vecinos de Benínar, y principalmente los jóvenes fuéramos a ducharnos o lavarnos al Chorreón, a la Almazara, a las balsas, y en los pilares de las acequias y de las fuentes donde bebían agua los animales.
Había balsas que estaban pobladas de culebras y nos bañábamos junto a ellas.
Los jóvenes andábamos un gran trecho y llegábamos sudando a bañarnos para después del baño recorrer otro trecho y llegar sudado a casa.
Anécdotas:
En aquellos años las mujeres mayores, no se bañaban junto a los hombres.
Hasta los años sesenta las chicas no se bañaban junto a los chicos ni los novios junto a las novias
Antiguamente  cuando iban a lavar al río los hombres no se podían acercar donde lavaban, era una vergüenza que los hombres vieran los trapos íntimos de la mujer.
Paco Ramón.


10 comentarios:

  1. Destaco el párrafo que dedicas a la formación del terreno de la vega de Benínar, es interesante y me queda la duda si fue la propia naturaleza con ayuda de Dios la que la formó o fue la ayuda del hombre quien la perfeccionó.

    El refrán de pensar con la cabeza… (…), se lo han aplicado muchos benineros. Gracias al bien pensar y un mejor hacer, fueron adquiriendo parte de la vega de Darrícal, de mayor extensión que la de Benínar. Todo ese conocimiento adquirido, que pasó de padres a hijos ha servido para aplicarlo en El Ejido y crear la riqueza que le estaba vedada en el pueblo por las difíciles condiciones de vida que había y la orografía del terreno.

    Seguramente que los ingenieros que idearon el embalse, más que pensar con la cabeza, pensaron en el bolsillo, y no hicieron caso a lo que el pueblo ya suponía. Podía haberse evitado el embalse o hacerse más abajo para aprovechar el supuesto lago.

    Tanta información como das, espero que pueda ser útil a personas de otros países que están trabajando en las mismas o peores condiciones que se trabajaba en Benínar en los cincuenta.

    Supongo que la fotografía, para quien no lo sepa, es de tu padre a quien recuerdo como un hombre muy vital y sociable que seguramente fue un adicto al refrán que escribes y yo apunto unas líneas más arriba. Dichoso la rama que al tronco sale.

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  2. A través de los años se le ha ido ganando terreno a las vertientes de los ríos. La única forma para recortar el máximo era enderezar las curvas que había. El río la arena estaba embuelta con la tierra No servía para labrar la por lo que la única forma era meter el lodo del agua.

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  3. Por mis años, he vivido esta experiencia, he visto como se ha ganado terreno al río. Recuerdo concretamente, los pantanos de Faustino, junto a la fuente del Murallon. También he visto agrandar bancales en el pago del Colon.

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  4. El 19 de Octubre de 1973, más conocido como "La riada del 73" se cumplió el refran: "lo que el río te da, el río te lo quita"

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    1. Esa noche "el rio vino con las escrituras debajo del brazo".
      El pago de la rambla sufrio las consecuencias de un rio y una rambla crecida, como la rambla no tenía salida, relleno con sus arrastres desde las hixiras hasta el puente.

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  5. Como dije en el grupo de wasapp, pagos,acequias, cazes, brazales...que los mayores volveremos a recordar en su totalidad, y los más jóvenes podrán hacerse una idea del arduo trabajo que suponía mantener el riego, incluso en las épocas en que abundaba el agua.
    No digamos en los años secos...

    Felicidades por este complejo y completísimo trabajo Paco.

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  6. Una acequias, y brazales obsoletas, de tiempos de los arabes que se perdia la mitad del agua antes de llegar al bancal.
    Si por el contrario hubieran sido de mezcla o manposteria el aprovechamiento hubiera sido diferente y no aseguro que no hubiera habido escasez pero si hubiera paliado la sequia.

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  7. He disfrutado de la lectura, y de la geografía del lugar, donde tantos nombre me suenan, pero muchos no se donde estan.
    Había escuchado la técnica de relleno por alubión del río, pero nunca tan bien descrita.
    Es cierto que antes de la ridada, nuestro río era un vergel, las mejores brevas que jamás se han comido, se criaban en el rio. Pero la riada acabó con todo.
    Pude conocer, el famoso murallón de Beninar, una obra de ingeniería antigua colosal,de gran fama en toda la Alpujarra, aún hoy en día.
    Pero estaba prácticamente enterrado y el picacho que formaba su punta, desapareció.
    Yo creo, que si Beninar no hubiera desaparecido, hoy en día, el plástico del invernadero hubiera recubierto la antigua vega y los márgenes del río.
    Incluso en los años de abundancia de agua, hubiera sido bombeada a nuevas cotas.

    En la actualidad, el pantano ha traido abundancia, riqueza y agua, a zonas de Berja donde no las había. Basta con sentarse bajo los pinos de la caseta, antes de llegar a Barros, se puede divisar donde han pinchado y sacado agua, donde antes era cerro, hoy es invernadero.

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    2. Por cierto, con tanta pista que hay en la actualidad, cogí la moto y me puse en un rato en Darrical, y bajé con la moto al mismo río.
      Lleva este año un chorro de agua caudaloso, sofocado por la calor, me planté con botas y todo como estaba, me tumbé en medio del cauce, una delicia. Las alamedas a ambos lados del cauce.
      Daba pereza subir a Hirmes de nuevo, aunque me secara por el camino.

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