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domingo, 27 de mayo de 2018

La antigua escuelas de Benínar.


 
Ya hemos hablado muchas veces de las antiguas escuelas, cuando España estaba considerada, entre los países menos desarrollados, cuando la alfabetización era muy baja, cuando las escuelas tenían que estar separadas la de las niñas con las de los niños.
 En los años cincuenta todavía los maestros les daban clase a los niños y las maestras a las niñas. Las clases mixtas todavía eran un tabú, además de no disponer medios suficientes para una buena enseñanza.
La escuela de antaño es digna de recordar, no como nostalgia sino como algo que formo parte de nuestra vida.
En un art. Escrito, por Rafael Bailón, Benínar fue el pueblo más analfabeto de España.
“Mirando hacia el pasado”
En aquella época la edad de entrar en la escuela, era cuando cumplías los seis años, edad que se suponía que un niño o una niña, ya eran conscientes, de saber cuándo y cómo tenía que hacer, ciertas necesidades valiéndose por sí solas.
El periodo de escolarización duraba hasta los 12 o 13 años aunque muchos niños abandonaban la escuela antes de tiempo por ciertas necesidades en la familia.
“Cuando un niño sabe decir piedra, se le cierra la mollera”

Aquellas escuelas de Benínar, carecían de los servicios básicos necesarios para poder hacer los niños y niñas sus necesidades. Un niño o una niña cuando tenían que hacer alguna necesidad, solo cabía la posibilidad de, primero pedir permiso al maestro o maestra y segundo salir corriendo y hacerlo en la primera esquina de la calle, o ir a las afueras del pueblo donde muchas personas del pueblo tenían costumbre de hacerlo. También cabía la posibilidad que lo pidieras dos veces y una fuera des negada, con lo que solo podías llorar y que el maestro tuviera compasión y te dejara salir.
Las niñas lo tenían todavía más complicado, o iban a sus casas o en cualquier corral más cercano.
“Yendo a la escuela, la educación será mejor, que sin ir a ella”
Mi antigua escuela, era una nave de unos sesenta metros cuadrados, con una puerta y dos ventanas que daban a la Plaza del Doctor Sánchez Quero,  otra ventana que daba a la calle que bajaba de la plaza, al barrio Hondillo.
Su construcción como casi todas las casas del pueblo era de piedra y cal, materiales autóctonos de Benínar. Los techos eran de palos de madera de álamo y cañaveras; materiales autóctonos, que se criaban en la rivera del Río Verde o Cuencas del Adra.
Los materiales de construcción tanto yeso y cal, se le compraban a personas del pueblo, que cuando no tenían trabajo en otras ocupaciones del campo se dedicaba  hacer yeso y cal. La arena y las piedras eran del río o de alguna cantera del mismo pueblo componiendo entre estos materiales las paredes o muros.

 
Su interior  contaba con una Tarima de unos 20cm de alta, construida de cal piedras y arena, el mismo material que el suelo de toda la nave, de uso exclusivo del maestro y de los niños reclamados por el maestro para tomarle la lección o dale algún castigo.
En la tarima, se encontraba la mesa del maestro, una silla de baqueta, la pizarra, el mapa de España; en el centro de la pared, un crucifijo, en el lado derecho el retrato de Francisco Franco Bahamonde, y en el izquierdo el de José Antonio Primo de Rivera.
“Educar la mente, sin educar el corazón, es lo mismo, que beber vino sin razón.”
Los maestros eran muy duros tenían, una vara encima de la mesa de unos cincuenta cm, que repicoteaba cuando nosotros los críos nos poníamos alterados y alborotados que parecía un avispero.

Los pupitres eran de madera colocados en dos filas unilaterales desde la tarima hasta llegar a la ventana del final que estaba el banquillo de los que entraban por primer año a la escuela, los más pequeños. Cuando el maestro se enfadaba con algún crio le decía ¡vete al último banco y que no te vea! (También le llamábamos el banquillo de los acusados)

En los primeros bancos se colocaban los más adelantados o sea los más listillos de la escuela, según criterio del Maestro. Los cursos no existían, era en base a los conocimientos que tenías adquiridos. Cada Maestro tenía su forma de enseñar siempre basada en la disciplina y la racionalización.
“Cada maestrillo tenía su librillo”

Antiguamente por los años 1950 y 60 en la escuela solo enseñaban aquello que se decía, las cuatro reglas, que se definían en sumar, multiplicar, restar y dividir, unas pequeñas nociones de geografía historia, lengua española. Toda esa materia estaba contenida en solo tres libros que podía ser heredado de otros hermanos, primos o amigos que en años anteriores habían pasado por la escuela y que se titulaba enciclopedia 1º, 2º Y 3º grado de Álvarez
“Con un lápiz y un papel, aprendes a escribir y a leer”
El material era escaso, simplemente un mapa de España, una pizarra, lápiz y plumín, libretas de rayas lineales y algunas con las tablas de multiplicar  en su última página, un tintero introducido en el pupitre con tinta, que solo usaban los mayores.

 
Los niños y niñas, estaban obligados a ir a la escuela pero, dadas las circunstancias, sus padres, los precisaban para ayudar en algunas tareas agrícolas,  como son: coger aceituna, recorre la acequia para requerir el agua, que su padre pudiera regar, coger almendra, ir con su madre a lavar al rio, “de vigilancia”, coger algodón o guardar la cabra. Esto ocasionaba un retraso y una desigualdad entre alumnos de la misma edad.

Las carteras para llevar los libros, libreta, lápiz goma, eran de algún recorte de tela sobrante de hacerse ellas algún vestido o de algún pantalón de pana, nos la hacían nuestras propias madres o abuelas.

Al entrar a la escuela, recuerdo que todos estábamos, en pie, esperando que entrara el Maestro como signo de educación. Una vez sentado el Maestro todos nos sentábamos a la vez.
“Si en tu vida has sido cortes, tu recompensa tendrás después”
El Maestro tenía una lista, en la que guardaba un orden de lectura o de preguntar la lección que el día anterior había encargado. Una equivocación podía costar un tirón de orejas o escribir cien veces el error cometido.  El miedo era patente hasta ver si se libraba de que el Maestro lo llamara.



Las travesuras en la escuela, se sucedían, cuando menos te lo esperabas, casi siempre venían de los bancos de atrás, nunca sucedían en los primeros pupitre que estaban, mucho más vigilados, por el maestro, siempre provenían de la parte de atrás, donde estaban los menos atentos y por supuesto los menos aplicados.
Los castigos, en la escuela, recaían mas en niños, que perdían días de clase por estar más expuestos a la dejadez no solamente de ellos mismos sino de sus propios padres. Siempre se notaba, hasta en el comportamiento habitual.

“Los castigos que son duros, nunca se olvidaran, los blandos siempre se agradecerán!
En el tiempo de las almecinas, cuando salíamos de las escuela y nos mandaban aguardar las cabras, siempre recorríamos los parajes que más nos convenía y por supuesto donde hubiera un almecino, ideando no en cosa buena sino hacer alguna travesura. Nos las comíamos,  guardando los huesos para llevarlos el día siguiente  en el bolsillo a la escuela, los poníamos entre la tapa del asiento y el tope, con lo que al sentarse  cualquiera de los alumnos, pegaba un crujido, que parecía una escopetilla de perdigones; y para eso si se había puesto en varios pupitres a la vez; ya estaba, el follón liado, la juerga garantizada, mientras el Maestro ponía orden y intentaba averiguar quién había sido el del invento. Los más pequeños no chistaban aunque los mataran pues si se chivaban luego en la calle podían pillar algún repelón y como siempre la idea venia de los mayores allí no se aclaraba nada, hasta que el Maestro se daba por vencido y todo quedaba en cardos y cerrajas.

“En boca cerrada no entran moscas”
Con los jopos de las cañaveras había quien metía en la faltiquera un trozo de jopo y con los huesos de las almecinas y con mas puntería que un cazador, le pegabas a otro, que estaba tres o cuatro bancos mas retirado un chinazo con el hueso de la almecina, que se les escapaba un chillido que toda la escuela se ponía en revolución.
“Lo que el niño oyó en el hogar, eso dice en el portal”
 “El que calla otorga”
Cuando algún crio le dolía la barriga, y se le escapaba una pecto ración los demás compañeros no tardaban en vocear ¡ha comido ajos! Decía el primero que le llegaba el olor; levantándose del asiento y poniendo cara de asco; con lo que ya se liaba el jaleo, que más que nada era de lo que se trataba de reír y meter follón. Pero había una trampa para no ser descubierto: que el sujeto, también se levantaba y ya no se sabía quien había sido.
El maestro en la clase, cuando se armaba el alboroto, repicaba con la vara de almendro sobre la mesa, mientras vigilaba quien era el cabecilla del alboroto, que era llamado y según las explicaciones y razonamientos podía ser un tirón de orejas, un palmetazo con la vara sobre la palma de la mano o ponerse con los brazos en cruz mirando, para los compañeros con lo que la vergüenza era mayor por el cachondeo y risicas en el aula, aunque algunos podían pillar algún repelón tan solo por reírse. En cambio si el arresto era de cara a la pared, se consideraba, menor el castigo.

“La letra con sangre entra, pero puede salir con más fuerza”
En la escuela de las niñas, era muy distinto que en la de los niños. Las niñas por razones naturales son más sencillas y menos atrevidas que los niños, eran  el ojo derecho de las madres su educación  demostraba la nobleza de ellas, por lo que las maestras sobre llevaban mejor la enseñanza.
Diferentemente que a los niños la maestra les enseñaba por las tardes todo lo concerniente a ser una ama de casa, para lo cual la costura era principalmente una obligación.

Según tengo entendido los maestros anteriores a D. Salvador Callejón Miguel, fueron D. Ricardo… D. Antonio Gonzales, , D. Faustino Gonzales.
La escuela de las niñas las recuerdo en el reduto, haciendo esquina con la calle de la Iglesia y después en las nuevas escuelas. Sus maestras fueron Doña Rosa Martin Donaire, de Alcolea, La Srta. María Salud Zabala, beninera. Dª Maria Maldonado Sánchez, mujer de Pepe Perez, Srtª María Gonzales,Perez, nieta de Andres el regalado, de Berja. Dñª  Isabel María de Murtas, Srta. Genoveva,   .

“Pasas más hambre que un maestro de escuela y ganas menos que el pica  piedras”
Los maestros de escuela, hora llamados profesores, estaban muy mal pagados, su sueldo no superaba las doscientas cincuenta pesetas al mes.
Sin embargo, el maestro era una autoridad de respeto en la escuela y en el pueblo para padres y alumnos.

El final de la escuela de la plaza, y la de las niñas en el Reducto, vinieron con la aprobación del proyecto de la construcción de las nuevas escuelas.

¡La vieja escuela, después de escuela fue un centro juvenil!
La escuela redujo su actividad escolar en la plaza, pero siguió siendo utilizada en las fiestas patronales para montar en su portada un kiosco de palos de álamo y cañaveral para resguardo del sol en los tres días de fiesta, mientras en su interior se guardaba la nieve traída de la fábrica de Dalias para enfriar las bebidas y congelar el aguanieve.

El agua nieve se preparaba en una especie de tubo cónico, metálico donde se ponían todos los componentes, metido dentro de un corcho rodeado de trozos de nieve y dando vueltas al tubo este se congelaba quedando trabado el líquido del interior, que podía ser, agua nieve de Avellana, fresa y limón.

El deterioro de la escuela, después de tantos años, de ser utilizada para la enseñanza, fue patente, por lo que se obstó, por echarle unas cargas de launa, encima del techo, que era acarreada en serones con bestias, de la Zanja, conservando así, varios años de mas, y pudiendo utilizarla en otras actividades.

No optante, en el 1960, el gobierno de Franco, empezó a querer demostrar, ciertas libertades por las presiones que ejercían internacionalmente otros países y al mismo tiempo el partido  que apoyaba a la dictadura, la Falange Española tradicionalista de las JONS, llamada también Organización Juvenil Española, dependiente del Frente de Juventudes el único partido legalizado, Abolido por Adolfo Suarez en 1977.

En España, empezó un movimiento de captación juvenil, para lo cual en todos los pueblos de España, hubo de una campaña  llamativa con juegos y entretenimientos que no dio el resultado previsto.

En Benínar, el local idóneo en buen sitio y más controlado era la escuela vieja que el ayuntamiento lo puso a disposición.
En principio todos los jóvenes empezaron estas actividades jugando al dómino, al ajedrez, la oca, el parchís, las Damas etc., y así un total de cuarenta  juegos de cartón con fichas.

Pronto,  la monotonía causo dejadez, e interés por los juegos dentro del hogar juvenil, los jóvenes preferían más estar correteando las calles del pueblo, haciendo alguna que otra gamberrada, con la posibilidad de dar un vistazo a alguna pretendiente,  que no estar todas las noches  encerrados en el salón; con lo que poco a poco se termino aquel proyecto.
Un bar en la antigua escuela
Después de todas estas actividades, en las antiguas escuelas y para que el deterioro no fuera en aumento, el ayuntamiento opto, por alquilarlas para la apertura de una Taberna.
Fue un gran acierto porque el deterioro hubiera sido mayor si se hubieran dejado cerradas.
Con la apertura de la taberna, no solamente se dio vida al pueblo sino que fue lugar de entretenimiento de juegos tradicionales, donde los días festivos  y los días de lluvias durante el Otoño- invierno, todos los mayores y jóvenes acudían a la taberna como lugar de reunión al mismo tiempo que se jugaba la partida al Paulo, el tute, la brisca o al secalló.
 A partir de esta apertura gente de otros pueblos venían a visitarnos y convivir un rato con los benineros.
Anetodas:
1ª Muchos de los benineros no tenían más diversión, que si jugaban un día de fiesta al Paulo, con los amigos y vecinos del pueblo.
Aquel día amaneció lloviendo ya no se podía hacer durante el día, las labores de la vega. Juan le dijo a la mujer, María voy a jugar un rato al Paulo, María contesto: te vienes para la hora de almorzar, vale dijo Juan. Juan estaba el primero en la puerta de la Taberna, para que no le quitaran el sitio. Se ponían a jugar y en cada final de juego, se bebían una ronda,(si era por la mañana era una copa de anís o de coñac con un mantecado y si era por el medio día o por la noche era ½ litro de vino) que pagaban los que habían perdido el juego.
Juan y sus otros dos compañeros estaban en racha e iban ganando por seis juegos a cero. Ya eran las dos de la tarde y María tenia las migas echas y le mando dos o tres razones con los críos que tenían, pero Juan, iba ganando y quería aprovechar la racha no quería dejar el sitio a otro.
Ya estaba harto de que le mandara su mujer tantas razones y vino el niño ¡Papa, si no vas a comer Mama le echa las migas a las gallinas! ¡Juan contesto!: mira hijo dile a tu madre que me traiga las migas aquí. Juan no necesitaba comer, nada más que con las tapas que había comido tenía bastante. ¡Allí siguió jugando! Juan se fue, cuando los contrarios se aburrieron de tanto perder, ¡pero las migas no se la llevaron a la Taberna! Pero el tampoco se fue a comer.

2ª A Manuel, le gustaba jugar al Paulo, y amaneció lloviendo y  el día que llovía, aprovechaban para hacer soguilla para atar los haces de trigo o cebada que llegaba la hora de la ciega y hacían falta, pero a Manuel le gustaba tanto el Paulo que se conformaba nada más que con verlo y aquel día se sentó al lado de quien estaban jugando mientras hacía soguilla,  pero estaba en las jugadas,  viendo las malas jugadas que hacia uno de los él estaba al lado, ya enrabietado, dijo: quita de ahí coño, que no sabes jugar, soltó la soguilla y se puso a jugar.
Anica se fue su marido a jugar al Paulo a la Taberna, y la mujer cuando vio que no venia se dijo entre si, a este le hago yo que se venga. Mando al niño: ves y dile a tu padre  que la burra se ha salido del corral y la han visto el vecino por la ramblilla. el niño fue y se lo dujo a su padre que le contesto: vete, vete, ya verás como vuelve ya sabe el camino.


7 comentarios:

  1. Al hablar sobre la antigua escuela: en el parrafo donde describo los maestros y maestras que partieron su enseñanza en las antiguas escuelas,puede que haya alguna alteración en el orde correlativo.
    Tampoco he querido mencionar a las maestras y maestros que tubieron su plaza en las nuevas escuelas que se hicierón en la era de Frasquito maldonado y su hermana Anica.
    Cuando la titularidad de la plaza, le correspondio a Dª Maria Gonzales Perez, nombre que deduzco por ser nieta de Andres Perez mas conocido por Andres el Regalado, que por los motivos que fuere dejo la plaza en manos de las alumnas mas formadas de su clase.
    Segun me han informado, estas alunnas fueron: Encarna Baños, Encarna Sanchez, y Rosario Baños.
    Por otra parte hay una cuantas maestras y maestros, que no las meciono porque pertenecieron ya a la nuevas escuelas.
    Si alguien tiene información sobre este articulo que lo exponga en comentarios para tener constancia ya que hay muchas contradiciones en las informacion.
    Aqui cada vez quedamos menos y lo escrito escrito esta.
    Mucha de la información octenida ha sido facilitada de otras fuentes que para mi son creibles y fiables y sin animo de perjudicar a nadie.

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  2. ¡Qué tiempos tan fel... recordados, pues no todos los recuerdos son felices. Sobre todo los que tiene mi padre del nefasto maestro que ejerció un tiempo anterior a la guerra incivil y después de finalizar ésta, creo que se llamaba Antonio González, si no recuerdo mal.
    Una frase habitual suya era que "los hijos de los rojos no debían aprender nada", los que pasan de los 90 años lo sabrán mejor. Era su costumbre castigar con la bardasca, bardaguera o férula de taraje (quizá más dura y menos poética que la del almendro)... algo había evolucionado. Además de pasear por la plaza en horas lectivas y dejar encargado algún alumno en clase. Los castigos eran muchos y la enseñanza mínima de tal manera que preferían hacer novillos y cuando sonaban las campanas de fin de clase regresaban al cortijo. Lo poco que aprendió fue durante los tres años de guerra con un maestro republicano de Cádiar, que fue depurado al terminar la contienda, como tantos otros.

    Pero me parece una evolución mejor la del profesor al maestro: Profesor es quien profesa un oficio o trabajo, maestro es alguien a quien se debe seguir o imitar por ser de noble condición y amplios conocimientos a emular, que no creo que tuviera Don Antonio González, si no yerro en el nombre.

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  3. Cuantos datos sobre la "antigua" escuela nos ofrece Paco Ramón!! Junto a las fotos del local y de los kioscos que se instalaban en su puerta nos ilustran y refrescan la memoria, a varios de los protagonistas y a sus descendientes.

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  4. "Los hijos de los rojos no deben aprender a leer y escribir, así el día de mañana no podrán gobernar", esa era literalmente la frase que gustaba decir Antonio González Romero a su gran amigo Facundo cuando se reunían en la plaza a tomar el sol. Como en la clase estaban los niños sin distinción de edad o curso, los mayores enseñaban a los pequeños. Y de las palizas que daba... mejor no hablar.

    Saludos Benínar.

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  5. Gracias Paco por la transcripción literal, fue una de esas frases lapidarias que dejan huella.
    No se deberían negar ninguno de los tres alimentos que necesita todo ser humano: el físico, espiritual y muy importante, el intelectual pues junto al del espíritu, no mata pero destruye el alma de la persona que arrastra un vacío existencial
    toda su vida.

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  6. “Llamemos le suerte.” “En todos tiempos se cuecen habas” ¡Yo quizás haya tenido suerte! No puedo quejarme de mi único maestro aunque muchos no pueden hablar igual que yo.
    Hace tres días hablando con una de las ultimas alumnas de las nuevas escuela me comento: “De todo tiene la viña del señor” el ultimo maestro de la escuela de niñas y niños fue muy duro con nosotros e incluso se pasaba.

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  7. Yo recuerdo de niño, la antigua escuela de la plaza, que fué después Hogar Juvenil, donde se podía jugar a juegos de mesa, leer comics, etc. Recuerdo el frío que hacía en las mañanas de invierno, a pesar de que el sol calentaba en la plaza del pueblo.
    Pues sí D. Antonio Romero famoso por dar auténticas palizas a los niños, por cosas tan nimias como de memorizar la tabla de multiplicar. O expulsaba a un crio de la escuela por un año, sin motivo alguno, solamente por los ideales políticos de su padre.
    Lo peor que se puede ser en Beninar y en Hirmes es ser rojo.

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