Al pie del Pantano |
Un día de excursión al pie del Cerrajon. Un trayecto de largo recorrido, hubo que acortarlo para
hacerlo menos duro.
Quedamos en las Viñuelas a las 10 horas del día 19 de Mayo,
donde acordamos acortar la distancia del recorrido, para ello cogimos los
coches y nos dirigimos hasta “Rubite”
Rambla de Turón.
Después de coger cado cual su macuto a las espaldas con las existencias necesarias para afrontar el
apetito y satisfacer la sed, cogimos Rambla
de Turón arriba hasta lo imposible, “La Cueva Alfez”
Por la Rambla de Turón |
Perdimos el camino y había dos manera de cumplir el objetivo
una seguir campo através o volver hacia atrás para buscar otra alternativa. Optamos
por la primera campo através quizás la más difícil por lo duro del terreno pero
la más bonita, todo un vergel, la rambla con su chorrito de agua las puestas de
las ranas junto a las piedras, bosque de todo tipo con su floración resplandeciente,
el eco rodeado de montañas llenas de grandes obras de arte que la naturaleza
nos brinda.
Anduvimos cien metros barranco arriba con dificultad media,
con algún que otro arañazo en la piel pero con alegría y gozo de estar en uno
de los lugares más bellos de nuestro
entorno.
Dejando el barranco,
empezamos lo más duro de la montaña que entre la cantidad de matas
floridas, peñascos, árboles de todo clase, recorrimos otros cien metros con
mucha dificultad. Aquello nos causo gran desgaste de energía, hasta el punto de
tomar albaricoques endulzados para subir el azúcar, algún que otro plátano,
descansando cada cien pasos, hasta llegar de nuevo al camino que perdimos
anteriormente. Las fuerzas mermaron menos en los más jóvenes, quedaba bastante
trecho, una pendiente muy dura con algunos repechos muy pendientes.
Paisajes verdes |
Anduvimos cien metros barranco arriba con dificultad media,
con algún que otro arañazo en la piel pero con alegría y gozo de estar en uno
de los lugares más bellos de nuestro
entorno.
Entre el cielo y la tierra |
Dejando el barranco,
empezamos lo más duro de la montaña que entre la cantidad de matas
floridas, peñascos, árboles de todo clase, recorrimos otros cien metros con
mucha dificultad. Aquello nos causo gran desgaste de energía, hasta el punto de
tomar albaricoques endulzados para subir el azúcar, algún que otro plátano,
descansando cada cien pasos, hasta llegar de nuevo al camino que perdimos
anteriormente. Las fuerzas mermaron menos en los más jóvenes, quedaba bastante
trecho, una pendiente muy dura con algunos repechos muy pendientes.
Con dificultad |
El objetivo era la “Cueva
Alfez” Pasando antes por el cortijo
del “Almez” cortijo de renombre,
allí nacieron la familia Juan Maldonado
(Ebanista) importante en tiempos de las
siembras y recolecciones de almendra y otros cereales, cuando se usaban bestias
para la labranza, se criaban cerdos para subsistencias de una temporada de la
familia, gallinas para tener huevos etc.
Algo dificil |
A trancas y barrancas, después de disfrutar de un paisaje
fabuloso de un colorido esplendido y sinfín de plantas en su máximo esplendor,
llegamos al cortijo del “Almez”.
A penas nos acercamos lo primero que nos encontramos fue una
balsa de unos quinientos mil litros, que
aunque había dos fuentes cayendo a un pilar, esta estaba vacía el agua no se
aprovechaba, andaba suelta por los alrededores. Allí nos lavamos las manos para
la estimulación.
En un rellano |
Nos adentramos hacia el cortijo y nuestro guía Manuel Medina
nos indico el “Almez” centenario el
cual da nombre al cortijo. Es impresionante, grande y viejo, su tronco de un
metro de diámetro ya lo demuestra. En su interior una cueva de 1,70cm, de
altura que es donde más se nota su avanzada edad.
Mucha maleza prosigue hacia la portada del cortijo, donde
nada más llegar nos adentramos al reconocimiento visual, la casa con sus
habitaciones, escaleras para pasar a la cocina, el fuego antiguo con su horno
de piedra, a un lado el “lagar” al otro la “Bodega” sus cañerías de obra para
que el caldo pasara a los depósitos de fermentación.
Un cortijo antiguo que demuestra como se vivía hace un
centenar de años.
Nos dispusimos a reponer fuerza sentados en el borde de la
balsa, para proseguir hacia arriba.
Contemplando |
Las fuerzas estaban agotadas, el cansancio
hacia mella entre los participantes pero había que seguir terminar el objetivo
la “Cueva Alfez”
Camino arriba, pendiente tras pendiente, faltaban fuerzas
para llegar al punto donde se encuentra la cueva. Algunos nos quedamos en el
camino, un rato de descanso aunque fuera entre hierbas no venia mal.
Tras la llegada y vista y fotografiada, regreso al punto de
partida, “para abajo las piedras ruedan,”
pero es más fácil el decirlo, para los más pesados, para los que nos fallan
las rodillas es mejor la subida que las bajadas.
Hasta llegar a la rambla fue
difícil.
Dentro del Almez |
Una vez en la rambla todo fue mejor, aunque el cansancio ya
hacia mella.
Al final el cúmulo de circunstancias las vistas y el
objetivo conseguido fue satisfactorio.
Cueva Alfez |
Saliendo del Almez |
Por el ventanal donde estoy escribiendo me llegan los trinos de los jilgueros, el canto de los ruiseñores, el alboroto de los gorriones y yo leyendo y esperando que llegasen las frases: “Saltó una perdiz”; “nos asustamos al estar sumergidos en el silencio al saltar un conejo que salía de su madriguera; “sobre nuestras cabezas volaban, …,”, “las arañas…; “las madrigueras, …; “escuchamos a lo lejos el cu-cu-fá de un zorro”; “un ejército de hormigas, …;” ¿no visteis ni siquiera un caracol?. Qué pena penita pena que desapareciese la vida que todos los nacidos en dicha tierra tenemos grabada del pulular de los seres vivos que deberían estar, deben vivir en la tierra que visitasteis. ¿Al no mencionar ninguno de ellos quiere decir que todos (como hicimos los humanos) también se han marchado?. ¿El bullicio de las ciudades nos han atrofiado los sentidos y ya somos incapaces de detectar su existencia?.
ResponderEliminarUna compañera de mi hija presentó en la universidad un doctorado, impresionante trabajo sobre la repoblación natural por medio de los bichos y de los pájaros en la Universidad de Granada. Pobre almez que no tiene colaboradores para ir colocando sus semillas más cerca o más lejos de donde él se encuentra para que nazcan almecinillos. Saco esta anécdota al querer pensar que algún benenerillo o alpujarreñillo, más tarde o más temprano tiene que llegar preguntando sobre este tema. ¿Qué le podremos contestar?.
Espero que no se entienda lo que escribo como un reproche o algo parecido.
Plaza de Benínar debería lanzar un proyecto sobre la repoblación, hacer que vuelvan de nuevo los bichos y los pájaros.
Da gusto veros a todos!!
ResponderEliminarUnas fotos estupendas de parajes que nunca pisé, pero que "reconozco como nuestros".
La crónica del presidente está tan bien hecha, que he gozado, sufrido y cansado con vosotros subiendo por caminos, barrancos y campo a través.
Estais hechos unas-os valientes, aunque os recomiendo para otra ocasión utilizar el coche hasta donde sea posible. "Palizas" semejantes no son buenas. Ya se que algunos están bien entrenados, pero me imagino que otros no lo estarán tanto.
Un abrazo para todos.