Subiendo la cuesta de la carretera que va hacia Benínar
nuestros cuerpos se van meciendo de un lado a otro según la curvatura que toma.
Al divisar la caseta de los pinillos y pasar bajo su umbral, nuestra mente (que
no nuestro cuerpo) comienza a enderezarse al presentir que la meta está próxima.
Este domingo nuestros ojos pudieron contemplar una vez más
la belleza de nuestra tierra, el aroma y colores de la primavera. Desde la
altura de las Viñuelas pude contemplar por un lado el Valle de Benínar y el majestuoso
Cejor, símbolos del poder que un día tuvo nuestro río. Del otro el Llano, con
sus heridas debidas a la minería y todavía visibles.
Este domingo nos hemos reunido benineros y amigos. Nos hemos
dado mil apretones de mano y abrazos, saludado y despedido.
Este año la espera ha sido larga, el tiempo no acompañaba y
de febrero se ha pasado a abril. Ha merecido la pena.
El camino
Yo creía que se llamaba camping.
Buena gente
Amistad
Contando batallitas
Los maestros cocineros
Juan Román
María "La Sebastiana"
La presidencia en un bis a bis
El antes...
El después
El baile
Si quieres ver más fotos pincha AQUÍ.
Saludos Benínar.
Magníficas fotos Paco.
ResponderEliminarEspero poder publicar el viernes las fotos que hizo María, mi esposa, a todas cuantas florecillas encontró por Benínar (muchas especies eran desconocidas por ella; aunque en Cataluña tambien hay flores...)
Saludos. Juan Gutiérrez.