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sábado, 9 de enero de 2010

ARQUITECTURA TRADICIONAL ALPUJARREÑA

LAS CALLES

Por entre el abigarrado conjunto de casas discurren las calles, que son estrechas, ocupando el menor espacio posible, muchas con la anchura imprescindible para permitir el paso de las caballerías y su carga, algunas ni siquiera eso. Con esta proximidad entre viviendas, se mantiene el calor en invierno y el fresco en verano. En­tre las calles aparecen plazas, anchurones y placetas; éstas son unas entradas en la alineación de las fachadas de las casas, for­man­do un espacio llano adicional que los niños aprovechan pa­ra jugar y los mayores para charlar tranquilamente bajo el sol del invierno y al fresco del verano. Son, por tanto, espacios adaptados, no sólo al terreno, sino a la vida y necesidades de sus habitantes, propiciando, a su vez, una manera de existir plácida y relajada.

El piso de las calles estaba antes empedrado, un pavimento económico, fácil de obtener, y útil para evitar que resbalasen las caballerías o se atascasen en el barro en los días de lluvia, aunque no faltaban calles secundarias con piso de tierra, verdaderos barrizales cuando llovía. Hoy, las calles se cubren de cemento con beneficio para transeúntes y automóviles, en las que pueden circular, pero con perjuicio para las caballerías, lo que se ha tratado de pa­liar estriando el pavimento. Últimamente esto se soluciona en algunas localidades cubriendo el suelo con losas de pizarra, con lo que se consigue el efecto rústico, las ventajas de la piedra y facilidad para la circulación de vehículos; el pavimento está inclinado hacia el centro donde hay piedras menores, con lo que se facilita la circulación del agua de lluvia y el paso de las caballerías.
Los espa­cios públicos se presentan apenas sin decoración, sólo macetas colocadas en las placetas y anchurones y alguna que otra fuente con fines utilitarios.
Las calles principales suelen extenderse en sentido horizontal, recorriendo toda la longitud del pueblo; son más anchas que el resto, permitiendo la circulación de vehículos. En determinados puntos se intercalan las plazas, continuando luego la calle en la misma dirección. En­tre calles y plazas se encuentra la mayoría de los co­mer­­cios, bares y otros establecimientos de cierta importancia.

Las calles transversales, o de arriba abajo, son mucho más es­tre­chas, algunas, verdaderos callejones. Tiene bastante pendiente, pues son las que salvan los desniveles del pueblo y están sobre un terreno más inclinado, se trazaron en zigzag para ahorrar esfuerzo en subir y evitar resbalar al bajar.

3 comentarios:

  1. Juan Manuel tu artículo me ha evocado las calles de Benínar.

    ¿Recordais que estaban empedradas y luego en la Transición, se hormigonaron?

    Todas las calles de todos los pueblos de España se llenaron de hormigón por la misma época. Era una forma de "modernizar" los pueblos.

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  2. De alguna manera intento evocar esos sentimientos ya que Benínar era un pueblo tan ampujarreño como los demás y aunque mis estudios se han hecho observando gran parte de los pueblos alpujarreños, está claro que las diferencias puntuales on muy pocas. En todo caso agradezco cualquier puntualización que sirva para aumentar el conocimiento de todos sobre nuestra comarca.

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  3. Juan Manuel, me encantan tus articulos sobre las alpujarras ya q yo soy una enamorada de ellas y esas casas hechas con esa sencillez y como dices " esa construcción aparejada con la pobreza" es preciosa y no me gustaria q cambiara y si cambian los materiales, por lo menos q respeten el estilo de lo q es la casa alpujarreña, porque son pueblos unicos y de singular belleza.

    Charo recuerdo perfectamente las calles llenas de piedras y lo difil q era andar por ellas, pero te he de confesar, q cuando las vi con hormigon no me gustaron nada, se caminaba mejor, pero habian perdido parte de su encanto.

    Buenas noches.

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