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sábado, 19 de diciembre de 2009

EL PANTASMA

Parece increíble, pero en Benínar también existía la historia de la aparición de un fantasma; aunque quien me la contó utilizó la palabra “pantasma”, no sé si es que le sonaba a ella de esta manera o porque antiguamente se les llamase así. En internet he encontrado “phantasma”, que sonaría igual, y también que en Galicia se les denomina “pantasmas” a los fantasmas.

La historia es que caminaba un joven hacia su casa ya de madrugada, en un tono vigilante sin dejar de mirar a las sombras y pendiente de las esquinas por si asomaba alguien, cuando sintió una extraña sensación que le hizo volver la mirada hacía detrás.

Lo que vio le dejó petrificado, la sangre se le quedó helada y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. Al fondo de la calle, en la oscuridad, observó una figura blanquecina de unos dos metros de alta que a grandes zancadas caminaba hacia él, aunque más parecía que flotaba sin tocar en el suelo.

El fantasma se detuvo un instante al verse descubierto pero, tan pronto el joven precipitó la marcha, salió tras él a paso ligero. Miraba el joven de reojo sin detenerse y el fantasma se acercaba acortado la distancia considerablemente. Nada más doblar la esquina, arrancó a correr con todas sus fuerzas hacia su casa que estaba próxima. De un empujón abrió la puerta, atrancada con una silla detrás, y solamente le dio tiempo a cerrar cuando oyó un golpetazo como si el fantasma la hubiera atravesado de la misma manera que se ve en las películas, que pasan a través de las paredes y puertas sin dificultad.

Sin mirar subió a su cuarto y de un salto se metió en la cama tapándose hasta la cabeza, donde permaneció inmóvil el resto de la noche con toda la ropa puesta y el calzado, aunque no paraba de temblar y le chirriaban los dientes.

Aunque con las primeras luces del día sintió a su padre levantarse a echar de comer a las bestias, permaneció el joven así en la cama totalmente paralizado por el miedo hasta que (su padre) le llamó para prepararse para ir a trabajar. Fue cuando, con gran asombro de ambos, descubrieron una alfaca (un cuchillo grande) que, clavada en la gruesa puerta de entrada de la casa, había atravesado con su punta hasta el lado de dentro. Al parecer, el fantasma alzó su cuchillo para matarle por la espalda cuando el joven cerró la puerta y eso le salvó.

La persona que me lo contó, que era ya anciana, me dijo quién fue el joven al que le sucedió lo de la aparición, que vivía todavía aunque igualmente estaba muy mayor. También me refirió que se sospechaba que en realidad no fue un fantasma, sino alguien vestido con ropajes y con algo en la cabeza para parecer más alto, que salió con ánimo de darle un susto a aquel joven para que dejara de ir a casa de su novia. Porque prácticamente todas las noches el joven venía a aquella hora de la casa de la novia haciendo el mismo recorrido, después de pasar la velada calentándose en el brasero y charlando con la familia.

Estas historias que parece sobrenaturales suelen impresionar, pero la mayoría tienen una explicación y en esta ocasión era que un joven se había vestido de fantasma para asustar a otro con el fin de que no fuera a ver a la chica que a él también le gustaba. Os voy a contar otra en la que pasa lo mismo, que luego se ve que tiene su explicación, y que he oído que pasó hace muy poco tiempo y por supuesto no fue en Benínar.

Resulta que un anciano no paraba de referir a su mujer que él no le temía a la muerte pero no podía soportar que lo llevasen al cementerio y lo dejaran allí con otros difuntos. Aunque le hablaron de la incineración para solucionar el problema, pasado un tiempo pensó que no era buena idea porque le asustaba que le pudieran quemar cuando todavía se encontrase vivo; que había sentido en la radio que a veces te daban por muerto cuando aún no lo estabas y que se han dado casos de gente que la han enterrado vivas creyéndolas muertas y que, pasado un tiempo, han descubierto arañazos en la tapa del ataúd tratando de salir. Por este motivo tomó una firme decisión: no incinerarse y sí que le enterrasen, aunque con su escopeta de caza (que ya no le iba servir para nada a su mujer) y con su móvil, todo por si a caso.

Sin embargo, llegado el momento, a la viuda le pareció una barbaridad lo de la escopeta, a parte de que podría traerle problemas con la Guardia Civil porque el arma estaba declarada y anotada en los registros. Aunque si quiso respetar la voluntad de su esposo y le metió el móvil en la caja bien cargado de batería para que pudiera llamarla si resultaba necesario.

Me cuentan que el sepelio transcurrió con normalidad y al día siguiente, cuando el sepulturero se reclinó en un escalón cercano para echar una cabezadita después de tomarse el bocadillo, oyó un estruendo musical muy grande procedente del nicho, como si hubieran llegado trece mensajes a la vez al móvil del difunto.

El sepulturero, que no sabía nada, se llevó tal susto que salió corriendo y no paró hasta que llegó al pueblo, que estaba a más de un kilómetro. Un labrador que lo vio comentó que iba como si lo persiguiera el mismo diablo.

Su estado era como el de que corrió la maratón. No podía articular palabra y a duras penas sujetarse el corazón que a grandes saltos trataba de salírsele del pecho. Pero reflexionó: “Él que continuamente decía a sus convecinos que los muertos no podían hacerle nada y que únicamente temía a los vivos, ¿ de dónde entonces la carrerita que acababa de darse ?. ¿ No sería su propio móvil el que había sonado ?”.

Volvió al cementerio y buscó su móvil en los bolsillos de la chaqueta, que no lo encontró porque lo había dejado olvidado aquel día en su casa, pero se serenó pensando que le pudo parecer oír aquel sonido o incluso soñarlo al echar la pequeña cabezadita.

Aquí también esta historia tiene su explicación y cuando el sepulturero se enteró de estos hechos pasado un tiempo, pudo asociar que realmente había sentido el sonido del móvil aquel día proveniente del nicho del difunto.

Manuel Maldonado

3 comentarios:

  1. Manuel, ya echábamos en falta tus escritos, siempre tan interesantes y con "base", como el de la laguna de Vacares, la vieja del peñón y este del "pantasma".Si hay más antiguos, no los he leído pues empecé tarde con lo de Plaza de Benínar. Te animo a que sigas escribiendo, lo haces muy bien.
    Aprovecho para mandaros un fuerte abrazo a tu hermana y a ti, a tu madre un beso muy grande y saludos para tu esposa e hijos(si los hubiere).
    Juan Gutiérrez.

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  2. Muchas gracias Juan, yo también sigo todas tus intervenciones y sé que eres abuelo ya. ¡En hora buena!.
    Efectivamente estoy casado y tengo un hijo (25 años) y una hija (21).
    Recuerdos de mi madre y mi hermana para tí y tu familia.
    Mi hermana le manda especialmente un beso a tu hermana Mª Teresa.
    Esto de Plaza de Benínar y también el foro nos está uniendo a todos los benineros.
    Un abrazo.

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  3. Curioso lo de "pantasma". No había oído nunca esa palabra.

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