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domingo, 18 de noviembre de 2012

¿PIJOS en BENINAR?

¿Pipis?
Los seres humanos, principalmente los más jóvenes, siempre han tratado de diferenciarse los unos de los otros según su clase social, o su grado de inconformismo y rebeldía ante la vida. Por eso, formaban y siguen formando grupos donde todos sus miembros se expresan con el mismo lenguaje; misma manera de vestir y divertirse, e incluso, mismas ideas políticas o creencias religiosas. Es por eso que se llegan a crear movimientos, que al final y dependiendo del número de seguidores, se convierten en modas imitadas en todo el mundo. 

La sociedad ha asistido y asiste frecuentemente al nacimiento de estos grupos o tribus urbanas, como se les ha dado en llamar, por haber nacido casi todas ellas en las grandes urbes del mundo civilizado. 
Creo que el primer movimiento de esta índole realmente importante, fueron los HIPPIES allá por los sesenta, que se caracterizaron por poner patas arriba a la sociedad con sus costumbres rompedoras y conductas escandalosas para la época. Actualmente, el tal movimiento ha quedado relegado a “tribu” o moda. 

Los PUNKIES, más violentos que los anteriores, nacieron en la década de los setenta. A partir de ahí, e influenciados por estas dos primeras “tribus”, han nacido infinidad de ellas que son mas o menos conocidas, seguidas e imitadas por la juventud de muchos países. 

Los PIJOS, también son considerados como tribu urbana, y a mi entender han existido desde que el mundo es mundo. Casi siempre han sido sinónimo de pertenecer a “buenas familias”; adineradas; conservadoras y de vida ordenada. Es por eso que la “especie” se consolidó y está arraigada en nuestra sociedad, principalmente porque la economía de sus progenitores les proporcionó unos estudios que fueron determinantes a la hora de conseguir profesiones bien remuneradas, que les permiten a su vez, dar a sus hijos la misma educación que ellos recibieron. De esta manera la cadena no se rompe, exceptuando alguna que otra “oveja negra”, pues en todas partes cuecen habas. 

La manera de vivir de los pijos, rodeados de lujos y caprichos como buenas viviendas; joyas y ropa cara; motos y coches fabulosos… han sido y son un referente para una gran parte de la sociedad, que aun sin disponer de grandes fortunas, se sienten atraídos por ese modelo de vida y tienden a imitarlo. 

Nos guste o no, siempre ha habido ricos y pobres. En la coyuntura actual, cuando había emergido una clase media asalariada, que disfrutaba de la vida y podía dar estudios a sus hijos; tener propiedades y segundas residencias; costearse caprichos y viajar como los ricos…por desgracia, con este retroceso y si Dios no lo remedia, volveremos a lo mismo de siempre: los ricos serán cada vez más ricos, y los pobres, cada vez más pobres. 

En Benínar, a pesar de la solidaridad, hermandad y cariño que nos teníamos todos, siempre hubo las lógicas diferencias entre unos y otros, como pasa en todas partes. 

El calificativo más común con el que se define a los pijos: ESTE ES UN NIÑO DE PAPÁ, tenía en nuestro pueblo, como no podía ser de otra manera, unas palabras específicas que describían al sujeto de manera individual, tales como: es un NIÑO LITRI; el POLLO PERA este; va siempre como una PERA EN TABAQUE, o lleva LA BRAGUETA BIEN ABROCHÁ. 

Para describir a los grupos familiares, había varias opciones que hoy día se siguen utilizando: son gente con POSIBLES; tienen el RIÑÓN CUBIERTO, o son de BUENA FAMILIA, en el caso de los pudientes, y por el contrario: NO TIENEN DONDE CAERSE MUERTOS; SON UNOS ESMAYAOS; MAS POBRES QUE EL HAMBRE etc. al referirse a los pobres. 

Pero lo genuino y gracioso era como se denominaban mutuamente la juventud de una y otra clase, allá por los años cuarenta en nuestro pueblo: LOS PIPIS y los CAGATRANCOS. 

¿Cagatrancos?
Como es evidente, queda bastante claro quienes eran los pipis y quienes los otros; así también, como el ingenio y el gracejo se mezclaban con una pizca de “mala uva” muy propia de los benineros, la cual, hemos seguido conservando hasta nuestros días. Vaya como ejemplo la palabra REBAÑAORZAS, con la que todavía somos denominados por algunos pocos “especimenes” a los que tuvimos que emigrar a Barcelona.

Sin acritud, como decía aquel… 

Juan Gutiérrez, noviembre 2012.

7 comentarios:

  1. Los Pijos han existido en todas partes, yo no recuerdo muchos en Benínar, aunque alguno si lo hubo.
    En cuanto a los pipis y Cagatrancos si recuerdo a dos cuadrillas de gitanos venidos de las zonas húmedas de la costa, de donde poseían cañas, mimbres y aneas para cestas y asientos.
    Los pipis se oía decir que portaban piojos y liendres, donde se asentaban dejaban infestado hasta la tierra, solo el fuego remataba su rastro.
    La cueva de “La Fuentecilla de la Virgen” al otro lado del Puente era su posada y taller de construcción.
    Los Cagatrancos eran primos retirados de los Pipis, pero tenían una rivalidad por la competencia que existía en la construcción artesanal de sus manualidades, eran un poco más curiosos, algunos de sus miembros ya aprendieron a lañar, hacer candiles.

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  2. Me quedo con la palabra “rebañaorzas” ya que tiene mucho trasfondo, por no decir otra cosa.
    La envidia siempre ha sido el pecado capital de esta tierra. Imaginaos los años 70 a fulanico, que se fue del pueblo con una mano delante y la otra detrás, regresa por vacaciones en un coche y con regalos (nunca vistos en Benínar) para los familiares, la respuesta de algunos fue la de inventar vocabulario nuevo.
    Ninguno de esos pensó que para comprar el coche esa persona se había deslomado trabajando y de los sacrificios que tuvieron que hacer porque nadie llegaba a Cataluña y “besaba el santo”.
    Recuerdo ver en Benínar a esos padres locos de alegría porque su niño o niña regresaba a pasar con ellos el mes de agosto, y es bien sabido que en la mesa del beninero no había miseria y se sacaba lo mejor que se tenía en casa.
    Hace unos años un paisano, al que tengo gran aprecio, me envió fotos de su familia para la exposición “Benínar en el alma”. La que más me impresionó fue una en la que sale su padre trabajando en una mina. Es el ejemplo del sacrificio que tuvieron que hacer nuestros padres y abuelos para que nosotros tengamos esta vida que es mucho más cómoda que la que ellos tuvieron.
    Saludos Benínar.

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  3. No sé donde encasillarme de acuerdo en lo que escribes. Yo fui emigrante en Bercelona y recuerdo ser recibido a las tres de la mañana por la familia de los Fernández en la C/ Puyadas de la misma manera y forma que cuando volvía años después a la misma calle y fui recibido por nuestra querida Encarna Rubillo.
    Lo de rebañaorzas para mí no encaja dentro de nuestra generación, me refiero a los que nos fuimos a la escuela de formación y los que se fueron al seminario. Después, una vez ya talluitos, unos decidieron ponerse a trabajar (vale, encaja “SUS CIRCUNSTANCIAS”) y otros marcharse a la universidad, es decir que todos partíamos, estábamos en la misma línea de salida. Ya todos en el vestir, en el comer, en el viajar que yo recuerde nunca fuimos diferentes o que apareciese algún argumento que nos obligase a distanciarnos. Es más, en una foto en una excursión en Cintas allí estaba entre nosotros la hija de Pilar y Miguel. Nuestra generación rompe con todos aquellos distanciamientos, perjuicios, que nuestros mayores guardan en su faltriquera.
    Una cosa es lo que tu escuchas y otra la que tú sientes. Yo sé que para ti es mucho más fuerte lo que tú sientes de lo que puede que escucharías alguna vez. El que se reúnan cien personas en Cataluña, tan solo por escuchar la palabra Benínar, benineros, es argumento más que suficiente que el sentimiento de cada uno de los reunidos es más fuerte que todo lo demás. La tierra, el cielo, los montes donde nacimos y donde se encuentran enterrados parte de nuestros antepasados nos dice, hace que nos sentimos acogidos por igual, no existe diferencias ni privilegios entre los que pronuncian la palabra rebañaorzas y a los que va dirigida dicha palabra. Cada vez que llegamos al Cerro de las Viñas, Benínar su Historia el aire que se respira, ES NUESTRA. Aquel Espacio, hace que nos sintamos igual de protagonistas que si nos vestimos (nos adjudican el pape) de rey, que si nos vestimos de demonio.

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  4. Mi intención ha sido, la de hilvanar de la mejor manera que he podido, unas cuantas palabras con raigambre, que desde siempre escuché decir a nuestros mayores en el pueblo. La última de ellas la conocí hace muy poco, (todavía la siguen utilizando unos pocos especímenes) y como el que oye llover... Pero, me vino muy bien para rematar mi escrito.

    Saludos.

    Amigo José Añez, ya tienes otra palabra-o para el diccionario beninero.

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  5. (Parte I)

    Las clases sociales han existido siempre. Según cada época, había unas marcadas diferencias que se distinguían más a medida que nos alejamos en el tiempo.

    Actualmente están más diluidas y se diferencian menos a simple vista. Sin embargo no han desaparecido del todo. En la actualidad yo distinguiría tres grandes grupos: la clase alta, la burguesía media o pequeña y la clase obrera basadas en su poder adquisitivo. Aunque dice Mario Conde que a los nuevos ricos les costaba introducirse en la "rancia" clase aristocrática (aunque ésta no tuviera un duro), por eso siempre había quien compraba un título nobiliario para intentarlo (sin embargo, ya sabéis que "aunque la mona se vista de seda,…").
    Un amigo me decía que es la primera generación la que hace el dinero, la segunda lo explota y es la tercera a quien se le empieza a notar, aunque viva de las rentas de la primera.

    Si repasamos la historia, de las peores etapas, según mi opinión, era la clasificación que hacían los romanos de la esclavitud como herramienta de trabajo: a los esclavos, los consideraban como herramientas que emiten palabras ("instrumentum vocale"); los animales los que hacían sonidos ("instrumetum semivocale"); y a los utensilios, éstos, naturalmente, eran mudos ("instrumentum mutum"). Aunque el Derecho romano difundió la idea de que si bien la esclavitud era un instrumento social legal, se trataba, sin embargo, de algo "contra natura". Ulpiano dice: "Desde el punto de vista del derecho civil los esclavos no cuentan para nada sin embargo no es lo mismo para el derecho natural, según el cual todos los hombres son iguales". Ulpiano daba un pequeño respiro a tanta iniquidad, aunque fuese sólo en la teoría.

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  6. (Parte II)

    La clase media en el primer tercio del s. XIX estaba constituida por los funcionarios o empleados acomodados frente al mundo de la plebe. La alta sociedad, la del estadio más elevado, era considerada la buena sociedad; la de buen tono; en resumen, la sociedad de los elegantes.

    En nuestros días, el sociólogo francés Pierre Bordieu, hace una clasificación basándose en tres activos personales: capital económico (la riqueza que poseemos), el capital social (nuestra posición dentro de la sociedad, a quién conocemos) y el capital cultural (nuestra formación y cultura).

    Sin embargo, otros dividen a los hombres en categorías profesionales y no en naciones o razas. El hombre es quien crea su propio linaje mediante el comportamiento individual. Somos hijos de nuestras propias obras; las que han creado los demás les corresponden sólo a ellos.

    Personalmente no estoy de acuerdo en utilizar la palabra raza (y por consiguiente, racismo), para clasificar a personas de diferentes naciones, estados o continentes. Desde el punto de vista de la Antropología, sólo hay una raza: la raza humana. Los demás son etnias, pueblos o culturas diferentes. Quedaría mejor clasismo, que es el que aplicamos todos cuando clasificamos a los demás por edad, sexo, cultura, inteligencia, sociabilidad o simple empatía.

    Muchas de esas personas de la que a menudo nos podemos avergonzar, constituyen el soporte de una sociedad próspera, si nos fijáramos más en lo que hacen que en lo que son o dicen tener.


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  7. Amigo José: leyendo tu magnífica y didáctica contestación, me atrevo a añadir este breve apunte, a modo de epílogo.

    BENINAR, de los años 30 a los 60. (de oidas)

    Serían la CLASE ALTA del pueblo: familias donde algún-os de sus miembros tenían carrera; con propiedades y gente a su servicio (en casa y en el campo).
    Se distinguian del resto, incluso en el modo de hablar. Guardaban y daban ejemplo de las "buenas costumbres", y no dudaban "en aconsejar" (con respeto, eso sí) a quienes siendo más pobres que ellos, no actuaban de la manera que ellos creían que era la correcta.
    La honra y el honor pesaban en sus vidas, más que los duros de plata, que sin duda tendrían guardados en arcas y baules.

    La CLASE MEDIA: los propietarios menores; los medianeros que llevaban las fincas de los más ricos, pues tenían unos ingresos fijos dependiendo de las cosechas.

    Los OBREROS: dependían de los primeros y de los segundos para subsistir; jornaleros y trabajadores por su cuenta (esparto, chirrines) ninguna o casi ninguna propiedad. exceptuando la vivienda heredada.

    Cada cual ocupaba su puesto procurando vivir dignamente.

    Muchos miembros de las tres "clases sociales" abandonaron el pueblo por razones de trabajo, incluso antes de la guerra.

    Saludos.

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