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viernes, 26 de diciembre de 2008

El campanario


La foto del campanario con ese fondo del Cejoz, el Cortijo de la Mecila, la bruma....., me transporta con el recuerdo a ese lugar donde vivimos, en el que los sonidos parece que eran más naturales y el tiempo discurría de otra manera.

El campanario de la iglesia de Benínar era un referente de nuestras vidas en el pueblo: nos levantábamos al primer toque de misa, cuando la había a diario por la mañana; después, a las doce, tocaban para el ángelus; anocheciendo, sonaba la campana para llamar al rezo del rosario, y por último había un toque de ánimas (algunas de estas cosas se perdieron con el tiempo).

En los días de fiesta, nos gustaba subir al campanario para repicar las campanas. Siempre se encontraba dispuesto un grupo de jóvenes para este menester. Nos situábamos a ambos lados de la campana, le quitábamos el freno que era un clavo largo y, sobre la parte de madera, uno le daba con la mano izquierda y otro con la derecha. Se competía en darle fuerte para que en un momento determinado la campana girara tan rápido que enmudecía y, pese a que daba vueltas, no emitía el sonido. Solamente los más fuertes o habilidosos conseguían esto, que le llamábamos que perdía el sonido.

El repique de campanas que recuerdo de manera especial es el que se realizaba todos los años para anunciar que llegaban las fiestas de San Roque, a medio día del día anterior. Era como algo inesperado y al mismo tiempo querido. Un largo repique, acompañado de los chupinazos de los primeros cohetes, que nos sonaba a gloria; comenzaba a olerse a pólvora y a fiesta. Nos dábamos cuenta de que por fin habían llegado las fechas tanto esperadas. Los perros comenzaban a ladrar desesperadamente por el susto y nosotros mirábamos hacia arriba a contemplar los círculos de humo que se formaban con las explosiones.

Era emocionante ir a la sacristía y subir al campanario. El primer tramo de escaleras estaba hecho de yeso, con escalones más bien altos. Llegábamos al primer piso donde se guardaban las andas, objetos de culto en desuso y algunos elementos antiguos como lámparas. El último tramo de subida eran unas escaleras, creo de madera, apoyadas en la pared. El suelo del campanario era plano y de launa.

Para hacer algunos toques no era necesario subir al campanario, sino que había un sistema formado por una cuerda y una polea para realizarlo desde la planta baja.

Los toques de campana que yo recuerdo son:

1) El repique de campanas solemne, en que se echaba la campana al vuelo desde el campanario los días festivos para anunciar la misa.

2) Los toques de misa, que eran tres y que sonaban tan,tan,tan.... y al final se daba uno, dos o tres, según fuera el primero, segundo o tercero. Se hacían desde abajo del todo, tirando de la cuerda. Servían para vestirse y prepararse para la misa, por lo que en las familias se producían las voces típicas, dirigidas a los más rezagados, de ¡... que van a dar el último!

3) El de muerto consistía, primeramente, en anunciar que una persona había fallecido en Benínar. El mismo se hacía dando un toque que sonaba más o menos de esta manera: tan, espacio, tan, y luego tan-tan; al final se daba un solo toque si el fallecido era varón, o dos si era una mujer (creo que era así). Durante todo el rato del entierro doblaba la campana, con un toque que sonab. a como el anterior, consistente en empujarle sin dejar que la campana diera la vuelta completa

4) A fuego se tocaba tan, tan, tan,tan... pero muy rápido, o se repicaban las campanas. Entonces todos los benineros dejaban sus labores del campo y acudían al pueblo corriendo, preguntando y a voces unos a otros se decían donde estaba el fuego.

Originariamente el campanario tenía dos campanas, pero la más grande se la llevaron en la Guerra y solamente se conservaba el contrapeso de madera. Dicen que la lanzaron desde arriba al suelo, para no tener que bajarla por las escaleras, y que se rajó; pero seguro que no les importó, porque la querían para fundirla y hacer maquinaria bélica.

Todo lo dicho son recuerdos que perviven en nosotros, a pesar de que con el pantano desapareció el campanario y se llevaron la única campana que nos quedaba.

¡¡Feliz Navidad!!

Manuel Maldonado

1 comentario:

  1. ¡Que historia mas bonita! Mas aun si la has vivido. Recuerdo que en las procesiones tambien se repicaban las campanas y la mayor satifacción era perderle el zóm. ¡Que recuerdos mas bonitos! Pazzzzzzzzzzzz

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